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Investigación del Departamento de Estado asesta un golpe a la campaña de la demócrata

Clinton violó las regulaciones al usar su correo electrónico privado

Según encuestas, la precandidata ya sufre de una amplia percepción negativa entre el electorado

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Las conclusiones de la investigación del Departamento de Estado sobre el uso de una cuenta privada de correo electrónico para tareas oficiales aumentan la percepción de que la precandidata del Partido Demócrata a la presidencia estadunidense es poco confiable y deshonesta, según encuestasFoto Afp
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Opositores al virtual candidato republicano Donald Trump se enfrentaron la noche del pasado martes con la policía frente al Centro de Convenciones de Albuquerque, Nuevo México. Los inconformes lanzaron camisetas en llamas, botellas y otros objetos a los agentes, que respondieron con gas pimienta y granadas de humo. En su cuenta de Twitter, ayer, Trump dijo que los manifestantes eran matones que ondeaban la bandera mexicanaFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 26 de mayo de 2016, p. 29

Nueva York.

Hillary Clinton violó las regulaciones del Departamento de Estado cuando encabezaba esa secretaría, al usar un sistema de correo electrónico privado para actividades oficiales, según concluyó hoy una investigación interna oficial. Es un golpe más a su campaña presidencial y alimenta la percepción pública de que la precandidata es poco confiable y deshonesta.

Hoy el inspector general del Departamento de Estado entregó un informe al Congreso –filtrado a los medios–, en el cual afirma que Clinton tenía la obligación de consultar con los encargados de seguridad del Departamento si podía usar su cuenta personal de correo electrónico para llevar a cabo tareas oficiales, lo que no hizo, por lo que nadie se lo autorizó, además de que esos funcionarios no hubieran aprobado su dependencia exclusiva de una cuenta de correo electrónico personal para realizar tareas del Departamento de Estado.

El informe también señala que violó regulaciones del Departamento al no entregar todos sus correos electrónicos antes de dejar el gobierno, y que utilizó indebidamente aparatos móviles no seguros para algunos de esos intercambios por correo electrónico.

Mientras tanto, procede por separado la investigación de este asunto por la FBI, la cual está más enfocada en el posible envío de documentación o información oficial clasificada (lo que incluye unos 22 correos que la CIA posteriormente consideró top secret), y que continúa preocupando a la campaña de Clinton ante la posibilidad de que se formulen cargos criminales contra ella (aunque pocos creen que llegará a eso) y/o contra sus más altos asesores.

A lo largo de más de un año desde que estalló esta controversia –cuando la Ap reportó sobre la existencia de su servidor y cuenta de correo privado–, Clinton ha tenido que responder una y otra vez las dudas respecto de si violó la ley y vulneró material clasificado. El asunto ha perseguido y perjudicado a la ahora favorita para obtener la candidatura presidencial del Partido Demócrata casi desde el arranque de su campaña.

Desde el inicio Clinton había prometido que ella y su equipo cooperarían plenamente con las varias investigaciones en curso sobre el asunto, pero hoy se reveló que ni ella ni personas claves de su equipo accedieron a ser entrevistados por el inspector general.

A la vez, se ha visto obligada a cambiar sus respuestas más de una vez en el transcurso de estas investigaciones. Al inicio descartó el asunto como algo insignificante que se había inflado por motivos políticos en su contra, para después conceder que fue un error y que, aunque no violó ninguna ley y nunca transmitió material clasificado, no haría lo mismo hoy día.

Pero después de que fue obligada a entregar aproximadamente 30 mil de sus correos a los investigadores, varios de los cuales se han hecho públicos, con la excepción de varios que posteriormente fueron designados como clasificados, se reveló que tal vez cientos sí contenían información clasificada. Aunque supuestamente no lo eran cuando los envió, y sólo fueron clasificados posteriormente, esto ha aumentado la controversia.

Mientras tanto, señalan algunos críticos políticos y defensores del principio de transparencia oficial, el uso de correo electrónico privado por funcionarios públicos es siempre percibido como un esfuerzo para evadir toda solicitud de documentos públicos, tanto de otras partes del gobierno como del público a través de la ley de libertad de información.

Algunos preguntan dónde están las diferencias entre lo que hizo Clinton y lo que han hecho varios filtradores de información acusados y perseguidos judicialmente por un manejo indebido de información oficial clasificada.

Por ahora, las otras investigaciones proseguirán y con ello este flanco de Clinton se mantendrá vulnerable, ya que parte de la estrategia de Donald Trump y otros republicanos incluye subrayar la falta de confiabilidad de Clinton.

Hoy, voceros de Clinton buscaron minimizar el informe, y señalan que el inspector general indicó que detectó varias fallas en los protocolos y normas de ciberseguridad del Departamento de Estado que necesitan modificarse, y que otros secretarios y altos funcionarios de Estado hicieron cosas parecidas. Pero eso se percibe como un intento más de control de daños por una figura con un índice muy bajo de credibilidad.

Clinton ya de por sí sufre de una amplia percepción negativa entre el electorado, según las encuestas más recientes, y sólo tiene de consolación que Trump es visto un tantito peor que ella. En la encuesta más reciente de CBS News/New York Times, 64 por ciento de votantes empadronados opinan que Clinton no es honesta ni confiable, y sólo 32 por ciento dicen que sí (la cifra es casi idéntica para Trump).

De hecho, en esa misma encuesta Trump y Clinton comparten algo más: muchos más votantes (casi dos por uno) los ven de manera negativa; el rating desfavorable de ambos es el más alto en las encuestas de CBS desde que se incluyó la pregunta, en 1984.