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El recorrido se realizará por el puente liga Guatemala-Argentina, adelanta López Luján

Inaugurarán el nuevo vestíbulo de acceso al Templo Mayor

En excavaciones recientes el equipo multidisciplinario que encabeza el arqueólogo y titular de ese proyecto, que cumple 38 años, ha exhumado objetos prehispánicos de calidad excepcional

Del predio de Las Ajaracas se han rescatado unos 70 mil vestigios mexicas en casi una década

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Desde hace casi una década, más de una veintena de especialistas del Proyecto Templo Mayor, que dirige el arqueólogo Leonardo López Luján, realizan investigaciones al pie del recinto ceremonial, donde han exhumado y registrado objetos prehispánicos de calidad excepcional de más de 500 años. De las 208 ofrendas exhumadas hasta ahora en el área, nunca habíamos visto estas bellísimas representaciones de oro de las orejeras de Coyolxauhqui ni de corazones humanos. Por extraño que resulte, detalló López Luján, es muy raro que aparezcan objetos de ese metal en las ofrendas de la antigua Tenochtitlán; abajo, aspectos del delicado trabajo de restauración de vestigiosFoto Ana Mónica Rodríguez y Guillermo Sologuren
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María Barajas (de negro) y Adriana San Román Peyron en pleno quehacer de restauración, sobre vestigios de madera hallados al pie del Templo Mayor, en el Centro HistóricoFoto Guillermo Sologuren
 
Periódico La Jornada
Miércoles 18 de mayo de 2016, p. 3

La noche del 26 de mayo será inaugurado el nuevo vestíbulo de acceso a la zona arqueológica del Templo Mayor.

Así, el recorrido por el sitio se realizará luego de la edificación del puente liga Guatemala-Argentina que restablecerá el flujo peatonal entre el Zócalo y Tepito por la calle Argentina.

Ese proyecto fue fundado por el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, hace 38 años.

Durante las excavaciones más recientes efectuadas en el máximo centro ceremonial mexica en Tenochtitlán, el equipo multidisciplinario que encabeza el arqueólogo Leonardo López Luján, director del Proyecto Templo Mayor, exhumó objetos prehispánicos de calidad excepcional, de más de 500 años.

Los hallazgos consisten, por un lado, en piezas de reluciente oro laminado que representan corazones e insignias de Coyolxauhqui y, por otro, en diminutas máscaras y cetros de madera que lograron conservarse hasta nuestros días.

Desde hace casi una década, un grupo de 25 especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) labora de manera ininterrumpida al pie del Templo Mayor, pirámide de 45 metros de altura, dedicada Tláloc, dios de la lluvia y al de la guerra. Huitzilopochtli.

En el Mayorazgo de Nava Chávez, también conocido como predio de Las Ajaracas, ubicado en el corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México, se han recuperado en torno al monolito de la diosa de la tierra Tlaltecuhtli unos 70 mil vestigios, entre los que están objetos culturales de obsidiana, pedernal, piedra verde, travertino, cobre, cerámica y otros materiales, además de restos de plantas, animales y seres humanos.

Así lo expresa a La Jornada López Luján, quien asegura que en los 500 metros cuadrados que ocupa ese predio –de los que 15 mil que abarca la Zona del Templo Mayor– subyace uno de los yacimientos más ricos de la historia de la arqueología en México.

Según afirma el especialista, lo anterior se debe a que ese era el escenario ritual por excelencia de la capital insular y, sin duda alguna, el principal centro de propiciación divina del imperio mesoamericano más poderoso a la llegada de los españoles.

Premio de Shanghai

Tal concentración de objetos arqueológicos en un área tan exigua no tiene parangón con otros sitios mesoamericanos tan importantes como Palenque, El Tajín o Monte Albán. La densidad de dones sepultados por los mexicas al pie del Templo Mayor es realmente espectacular, señala López Luján, quien con esos estudios se hizo acreedor al Premio de Investigación del Segundo Foro de Arqueología de Shanghai, otorgado por la Academia China de Ciencias Sociales a los 10 mejores proyectos a escala mundial.

En las próximas semanas, los expertos esperan reiniciar la octava temporada con la exploración de un largo pasillo que conduce al centro del Cuauhxicalco, plataforma de planta circular que alojaría las sepulturas de al menos tres soberanos mexicas. Por el momento se han detectado en esa área dos ofrendas que aún quedan por excavar y documentar.

La pausa en los trabajos arqueológicos se debió a la construcción del nuevo vestíbulo de acceso a la zona arqueológica del Templo Mayor.

“Una vez que se inauguren el vestíbulo y el puente, nuestro equipo retomará los trabajos de excavación de la mitad norte del Cuauhxicalco, edificio que las fuentes históricas del siglo XVI aseguran es el mausoleo de Axayácatl, Tízoc y Ahuítzotl, tres hermanos que se sucedieron en el trono de Tenochtitlán. Incluso existe la posibilidad, por lo mencionado en algunos documentos, que las cenizas del cihuacóatl Tlacaélel también estén ahí. Todo el equipo está muy entusiasmado, pues se aproxima el momento de corroborar si nuestra hipótesis es correcta.”

Entre tanto, varios integrantes del Proyecto Templo Mayor trabajan en el estudio e interpretación de las piezas de oro descubiertas en la ofrenda 167, detectada por los arqueólogos Gerardo Pedraza y Nicolás Fuentes cuando se construía el puente liga.

Es una ofrenda de consagración, enterrada por los mexicas al pie del templo de Huitzilopochtli y que, al contener las insignias de Coyolxauhqui, seguramente rememora el mito en el que el dios solar y de la guerra derrotó a su hermana, la diosa de la Luna, explica Pedraza.

De las 208 ofrendas exhumadas hasta ahora en el área, jamás habíamos visto estas bellísimas representaciones de oro de las orejeras de Coyolxauhqui ni de corazones humanos. Por extraño que resulte, detalla el arqueólogo, es muy raro que aparezcan objetos de ese metal en las ofrendas de la antigua Tenochtitlán.

Artefactos de oro en dos manos

Todos los artefactos de oro que hemos encontrado a lo largo de los 38 años del proyecto caben en dos manos y pesan apenas medio kilogramo, lo que contrasta con los miles y miles de objetos de piedras metamórficas verdes que hallamos en las ofrendas, agrega López Luján.

Respecto de las labores encaminadas a la conservación de los miles de objetos arqueológicos recuperados, la estabilización de los manufacturados en madera es un gran reto para los restauradores, debido a que por su naturaleza susceptible esos materiales son muy delicados.

La restauradora María Barajas comenta: Durante su deposición dentro de las ofrendas, estos objetos sufren un proceso de hidrólisis generado por la constante presencia de humedad.

La especialista muestra una inigualable máscara policromada que representa al dios de la lluvia, que fue hallada en la ofrenda 141. La jefa de restauración del proyecto explica que el proceso para estabilizar los objetos de madera consiste en sustituir el agua dentro de las estructuras vegetales por una mezcla de azúcares sintéticos.

Con ese proceso, indica, logramos resultados satisfactorios ya que, además de devolver estabilidad a los objetos de madera, permite conservar en muchos casos la capa de policromía original sobre la superficie sin que ésta sufra modificaciones.

Hasta esta octava temporada de investigaciones arqueológicas, puntualiza Barajas, se han recuperado más de 2 mil objetos de madera, los cuales ya fueron estabilizados y son sometidos a proceso de análisis.

Este 2016, el Proyecto Templo Mayor cumple 38 años de haber sido fundado por el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, luego del descubrimiento del monolito de la diosa lunar Coyolxauhqui, el cual propició la creación del museo de sitio, así como el cúmulo de investigaciones que se desarrollan en torno al máximo recinto sagrado de la civilización mexica.