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Los policías comunitarios de Guerrero están en la cárcel por delitos fabricados

La justicia no ha llegado para tres compañeros de la comandanta Nestora

El gobierno ha demostrado que quiere destruir nuestro proyecto de defensa del pueblo: Gonzalo Molina

Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Domingo 15 de mayo de 2016, p. 5

Gonzalo Molina González, promotor y vocero de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias-Policía Comunitaria (CRAC-PC) de Guerrero, está preso desde hace dos años y medio por delitos fabricados, aunque dice sentirse libre: Pueden encarcelarme físicamente, pero la libertad está dentro de mí. Mi pensamiento, mis ideas y mi corazón están libres.

Dedicado a la recolección de basura en Tixtla, a la edad de 18 años se incorporó a la defensa de su comunidad sin goce de sueldo. “Desde entonces he estado luchando por dar un servicio al pueblo donde vivo. No puedo ver injusticias y estar callado.

“Nuestros pueblos estaban sufriendo secuestros, extorsiones, violaciones a jovencitas y no pude quedarme con los brazos cruzados. Fue entonces que organizamos la policía comunitaria. No podíamos permitir que la gente estuviera haciendo su lucha vendiendo tamales o elotes y que llegaran los delincuentes a exigirle la cuota, dice en entrevista con La Jornada.

Cuando encarcelaron a la comandanta Nestora Salgado, se unió a su defensa en las calles, pero fue detenido en noviembre de 2013 y trasladado al penal de Oaxaca, luego al de máxima seguridad de El Altiplano y finalmente a Chilpancingo.

A dos meses de la libertad de Nestora Salgado, Gonzalo, Arturo Campos y Samuel Ramírez permanecen encarcelados, acusados de los mismos delitos: “cada uno de nosotros que estamos presos debemos salir absueltos, porque no hemos cometido ningún delito; actuamos en cumplimiento a lo que nos confiere la CRAC a través de la asamblea regional, nuestra máxima autoridad.

El gobierno de Guerrero no quiere respetar las leyes que nos amparan; nuestra CRAC está facultada para brindar seguridad y justicia, basadas en los usos y costumbres. Quienes están violando nuestras leyes son ellos.

Con 52 años, Gonzalo estudió hasta la preparatoria, pero ha tenido tiempo de estudiar en la cárcel para asumir su propia defensa: Me ha gustado leer; soy autodidacta. En la cárcel de El Altiplano aprendí el Código Federal de Procedimientos Penales, estudié el debido proceso, incluso cuando vi que mis abogados no estaban haciendo lo correcto, los hice a un lado y empecé a meter documentos escritos a mano para defenderme.

Añade: “Soy un preso político. Tengo nueve causas penales donde me acusan de terrorismo, rebelión, privación ilegal de la libertad, lesiones, robo agravado, portación de arma calibre 22, entre otros. Fui absuelto de delincuencia organizada en su modalidad de secuestro, y del delito de ‘amenazas’ al Ejército”.

A pesar de que sus acusadores se desistieron hace unas semanas, el juez cuarto de primera instancia del ramo penal del distrito judicial de Los Bravo, Abimael Rodríguez Nava, le dictó auto de formal prisión: eso lo apelamos y lo envían a la sala, tirándose la pelotita; nadie lo quiere tomar, nadie quiere resolver mi problema. Quieren tenerme encarcelado, porque pretenden que me rinda, pero no van a poder. Estamos desenmascarando a este sistema de justicia, mejor dicho, de injusticia.

A Gonzalo le imputan los mismos delitos que a Nestora Salgado, pero le acusan de desarmar, junto con los comunitarios, a la policía municipal de Tixtla, el 27 de agosto de 2013.

Me quedan tres acusaciones por los hechos de Tixtla del 26 de agosto de ese año, cuando ocurrió un zafarrancho entre policías comunitarios y agentes municipales, y me señalaron de que yo los iba dirigiendo y que soy el responsable de todo. Fueron decomisadas las armas de todos y se me acusa a mí de portación de arma calibre 22, pero resulta que yo tengo la licencia de portación de nuestra institución.

Añade: Yo soy promotor y vocero de la CRAC, una institución legal y legítima, amparada en el artículo 2 de la Constitución, la Ley 701 y el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, por tanto, toda la labor que realizamos en la cooordinadora es legal, no hay delitos que perseguir.

El pasado 12 de mayo, seis miembros de la CRAC-PC, de la Casa de Justicia de El Paraíso, municipio de Ayutla de los Libres, en la región de la Costa Chica, fueron liberados luego de permanecer en prisión durante casi tres años acusados de las mismas imputaciones que hicieron a su dirigente Nestora Salgado.

Sin embargo, mientras que Nestora salió libre y absuelta, sus compañeros fueron liberados bajo fianza y con una reclasificación el delito de secuestro a privación ilegal de la libertad. “¿Cómo pueden acusarlos de ese delito, si los policías están para hacer detenciones? Además, están libres, pero tienen que ir a firmar cada viernes; es incongruente.

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Nuestros pueblos estaban sufriendo secuestros, extorsiones y violaciones a jovencitas, y no pude quedarme con los brazos cruzados. Fue entonces que organizamos la policía comunitaria, señala Gonzalo Molina González, preso desde hace dos años y medioFoto Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan

Descaradamente, el gobierno ha demostrado que tiene una estrategia para destruir nuestro proyecto en la CRAC. En mi caso, no hay delito que perseguir, no hay terrorismo; la gente está con nosotros.

–¿Por qué a ustedes no los han liberado?

–Porque el gobierno administra su fuerza política, por eso nos va liberando de a poquito, de tal forma que quieren meter miedo a los que siguen organizando a nuestros pueblos y comunidades indígenas, a los pueblos originarios, como advertencia. Es una forma de detener el avance organizativo de nuestro proyecto de vida”.

Paramilitares

Dice que de acuerdo con estadísticas gubernamentales, en 20 años del funcionamiento de las policías comunitarias de la CRAC los delitos han disminuido 90 por ciento.

Los que le entramos a esta lucha sabemos que podía pasar esto o algo peor, por eso estoy consciente de que tengo que estar en la cárcel, pero demostrando que soy inocente. Vamos a salir para que nuestros pueblos puedan seguir trabajando en este gran proyecto, para cuidar el territorio comunitario, su naturaleza, la madera, el suelo, los animales.

Añade: Al gobierno no le conviene, porque dentro de nuestros territorios comunitarios hay yacimientos de oro que las mineras quieren explotar. Como nosotros, preferimos la vida antes que el oro, de eso estamos platicando con los compañeros y eso afecta a los intereses de los grandes empresarios extranjeros, que quieren venir a explotar las minas de la región de la Montaña.

Hace unos meses fueron asesinados cuatro de sus compañeros policías comunitarios. y denuncia que los culpables son paramilitares. El gobierno está utilizando paramilitares: gente que ha estado en el Ejército y hoy hace el trabajo sucio del gobierno para quitar de enmedio a los que les estorban, para causar terror. Sin embargo, nuestra gente sigue trabajando, está apoyando a su policía.

Explica que su trabajo como promotor y vocero de la CRAC se centra en atender las solicitudes de la gente: Nosotros bloqueamos y detenemos el paso del narcotráfico, de los criminales, y afectamos intereses de la delincuencia coludida con gobiernos municipales, estatales y el federal; eso es un hecho, allí está la prueba, como lo ocurrido a los 43 normalistas de Ayotzinapa.

Añade: “Pido la libertad de todos los ‘presos políticos’ del país, como los maestros detenidos por protestar. Este gobierno ya es fascista y autoritario, quiere imponer a toda costa su voluntad. Hay toda una represión por querer imponer sus reformas estructurales para beneficiar a los representantes del pueblo, a los grandes empresarios, perjudicando a la clase trabajadora”.

Reitera: La columna vertebral de nuestra CRAC es la reeducación, y el alma es el servicio a la comunidad que hacemos con gusto y satisfechos de haber hecho algo por nuestro pueblo.

Gonzalo tiene dos hijos con su esposa, Ausencia Honorato Vázquez, y están a punto de ser abuelos: Mi mujer no me ha abandonado, ha estado en la lucha conmigo, resistiendo; nunca me dejó en ningún penal. Está pendiente de lo que me hace falta y luchando a mi lado. Estoy consciente del tiempo que tenga que pasar en la cárcel, porque queremos una sociedad más justa para nuestros hijos, nietos. Si no hacemos nada, ¿qué país les vamos a dejar?

Ausencia Honorato Vázquez, de 42 años, comenta que lo primero que él le pidió al llegar al penal de Chilpancingo fue un mole verde de olla. Hemos sufrido bastante sin él: mis hijos dejaron de estudiar por falta de recursos. Nos ha hecho mucha falta. Después de que caen nuestros esposos, la vida cambia.

Cuenta que trabaja haciendo tortillas en un puesto de comidas, y vendiendo las piezas de artesanía que Gonzalo realiza en la cárcel: “Mi esposo es ‘preso político’, el gobierno sabe que ellos son inocentes y vamos a seguir luchando por la libertad de todos los compañeros”.