Joshua siempre está triste. Por cualquier motivo llora. Ha estado internado varias veces en hospitales por una fiebre que no se le quita, pero no manifiesta más síntomas. Los médicos han concluido que el niño vive con estrés y tiene depresión. Su mamá, Alejandra Huerta, lo explica: Joshua Emiliano Garduño Huerta fue víctima de hostilidades y agresiones por parte de una maestra y alumnos de la primaria Guillermo Sherwell, en la delegación Coyoacán, de la Ciudad de México, donde él inició el actual ciclo escolar.

La profesora Aída Reyes Hernández no entendió ni supo cómo manejar al niño, calificado de sobredotado por tener un coeficiente intelectual de 142, determinado por el Centro de Atención al Talento (Cedat).

Los problemas empezaron porque el pequeño, de siete años, le hacía preguntas sobre los temas que explicaba y en ocasiones él tenía más información que la docente.

No le gustó, dijo Alejandra, quien desde octubre de 2015 presentó una queja ante la Unidad de Atención al Maltrato y Abuso Sexual Infantil de la Secretaría de Educación Pública. Sin embargo, no ha habido ningún avance en la investigación y menos en la aplicación de alguna sanción para la maestra y la escuela, cuyos directivos tampoco atendieron el problema. Lo más fácil fue cambiar a Joshua de escuela.

Alejandra también presentó una queja ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), pero ahí tampoco ha podido avanzar por la tardanza de la escuela en entregar los informes que se le han solicitado.

Joshua pasó del primer año de primaria a tercero, el cual cursa actualmente. Debido a su coeficiente intelectual, la SEP autorizó el salto de un grado a otro, pero los problemas con la maestra Aída se fueron acumulando al grado de que Joshua ya no quería ir y luego empezó a presentar síntomas físicos.

Con el cambio de plantel su situación mejoró. Ha tenido mejor convivencia con su profesor y compañeros de clase. Joshua aprendió a tocar el violín cuando tenía tres años y juega ajedrez desde los cuatro. En marzo pasado quedó en segundo lugar, junto con otros cuatro niños, en el sexagésimo segundo Campeonato Nacional e Internacional Abierto Mexicano de Ajedrez, que se realizó en Morelos.

Desde el año pasado está en terapia sicológica, pero hace unas semanas su situación se complicó porque empezó a tener alucinaciones visuales y auditivas. Dice que lo quieren matar, asevera Alejandra.

En esas condiciones no puede ir a la escuela. Con frecuencia deja de asistir e incluso el profesor le ha pedido a la mamá que no lo lleve porque se ve enfermo. No le duele nada y cuando le preguntan qué tiene la respuesta es la misma: estoy triste.