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Los papeles de Panamá
El Kremlin se niega a dar detalles sobre inversiones de la gente cercana a Putin
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 9 de abril de 2016, p. 4

Moscú.

El Kremlin se negó ayer a proporcionar detalles sobre los instrumentos musicales que –según dijo el jueves el presidente Vladimir Putin– habría comprado en el extranjero su compadre, el chelista Serguei Rolduguin, con dinero de su propio bolsillo, mientras, de acuerdo con Los papeles de Panamá, 2 mil millones de dólares pasaron por las empresas de éste en paraísos fiscales.

Es algo que tiene que ver con su vida privada (del chelista), con compras que realizó y no creo que nadie quiera hacerlas del dominio público, y mucho menos él, pues es un asunto completamente privado que se refiere sólo a Rolduguin, mientras no se contradiga con nuestras leyes. Y todo lo que compró es legal, afirmó el vocero de Putin, Dimitri Peskov, en declaraciones a una agencia de noticias oficial.

Casi al mismo tiempo, el diario Vedomosty difundió en su versión en línea los resultados de un rápido análisis de las estadísticas oficiales de importación de instrumentos musicales en 2015: poco más de 48 millones de dólares, más o menos 2.5 por ciento del dinero que llegó a tener Rolduguin en sus firmas offshore es decir, constituidas fuera del país de residencia con el fin de evitar pagar impuestos–, en el supuesto de que el amigo leal de Putin hubiera costeado la totalidad de violonchelos, pianos, violines, arpas, tambores, cornetas y hasta armónicas, por enumerar los más mencionados en cantidad, que entraron a Rusia el año pasado.

Vedomosty y Novaya Gazeta, periódicos que participaron en Rusia en la investigación de los documentos filtrados del despacho panameño Mossack Fonseca, publicaron, por separado, extensas listas de rusos que figuran en Los papeles de Panamá y entran en la categoría de personas políticamente expuestas, como Rolduguin y el propio Peskov, cuya esposa, Tatiana Navka, aparece como propietaria de Carina Global Assets, empresa opaca ya clausurada.

También aparecen Guennadi Timchenko, ex agente de la KGB y compañero de Putin en la estación en Dresde, República Democrática Alemana, multimillonario y empresario con intereses en los más diversos ámbitos, cuya esposa, Yelena, maneja los negocios foráneos del matrimonio a través de un red que confluye en la empresa Lakeview Brook, con sede en Suiza.

Además, Igor Putin, primo hermano del presidente, y su padre, Antón, eran propietarios de Parlomedia Corporation, con sede en las Islas Vírgenes Británicas, entre 2008 y 2010, periodo en que su familiar asumió la vicepresidencia de Master-Bank, que se declaró en quiebra desde 2013 tras estafar a sus clientes.

Aleksei Patrushev, sobrino de Nikolai Patrushev, ex director del FSB (dependencia sucesora de la KGB soviética) y actual secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, quien figura como propietario de la empresa opaca Misam Investments, con sede igualmente en Islas Vírgenes Británicas, entre junio de 2007 y febrero de 2012.

Stanislav Chemezov, hijo de Serguei Chemezov, ex agente del KGB y compañero de Putin en la estación en Dresde, actual director del consorcio del Estado Rostej (dedicado a la industria militar y venta de armas, entre otras actividades), cuya empresa offshore se creó para un proyecto de envergadura y se canceló en agosto de 2015.

Valeri Polomarchuk, ex compañero de Putin en la KGB, vicepresidente de LukOil San Petersburgo, filial de la petrolera en la ciudad del Nevá, desde 2005 figura como propietario de Aventura Service, de Islas Vírgenes Británicas, para variar.

Denis Zubov, hijo del viceministro del Interior, Igor Zubov, propietario de The Monumental Property Company, que se dedicaba a la compraventa de inmuebles, negocio muy exitoso antes de iniciar uno mejor: la venta de petróleo, algo afectado ahora por el desplome de los precios.

Nikolai Kosov, presidente del Banco Internacional de Inversiones (con sede en Moscú y que Rusia fundó en 1970 con ocho países entonces socialistas) y anterior vicepresidente del Banco de Comercio Exterior de Rusia, hasta 2014 era propietario de dos empresas opacas, Kitty Trust y Nabiru Trust, que utilizó para adquirir lujosas residencias en Londres.

Yuri Soloviov, primer vicepresidente del Banco de Comercio Exterior de Rusia, una de las principales instituciones financieras del Estado, en 2014 cedió su empresa Quillas Equities a Natalia Uliutina. El personaje se negó a responder al periódico si la señora Uliutina es la madre de su esposa o una simple coincidencia.

Podría continuar la lista, aunque los casos mencionados resultan más que suficientes. El Kremlin asegura que no es delito tener empresas en paraísos fiscales. Sin embargo, podría serlo si una persona políticamente expuesta usa redes offshore para comprar lujosas residencias en el extranjero, yates, aviones, obras de arte y joyas, pero eso –dicen los rusos que documentan la corrupción en este país, agentes a sueldo del Departamento de Estado y de la CIA estadunidenses les llaman desde los medios subordinados al Kremlin– no se va a investigar en Rusia. Al menos, por ahora.