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Cuando fui campeón con el Barça no me felicitaban, me agradecían

El holandés fue símbolo de la causa catalanista; apoyó el referendo
 
Periódico La Jornada
Sábado 26 de marzo de 2016, p. 9

Barcelona.

Johan Cruyff, primero jugador del Barcelona (1973-1978) y después entrenador del mismo equipo (1988-1996), era holandés por nacimiento pero catalán por adopción, hasta el punto de convertirse en un símbolo para la causa catalanista.

No se puede evitar la política, por eso tengo que entrar un poco, contó la leyenda del futbol en el documental El último partido, transmitido en 2013 y dedicado a su huella en Cataluña, región que subraya su singularidad respecto del resto de España.

A su llegada al conjunto azulgrana, el Flaco contó que se dio cuenta muy rápido de lo que ocurría en su nueva casa.

Por eso decidió con Danny (su esposa) que su hijo se llamara Jordi (Jorge en catalán), afirmó al diario Sport Artur Mas, ex presidente de Cataluña y dirigente independentista.

Jordi, hoy director deportivo del Maccabi de Tel Aviv y quien llegó a jugar en el primer equipo del Barça a las órdenes de su padre, nació en Ámsterdam, donde su inscripción no presentó problemas, pero en 1974, con la dictadura de Franco, no se permitía poner nombres catalanes.

Johan Cruyff se enfrentó a funcionarios españoles que insistían en inscribir a su hijo con el nombre de Jorge. Para lograr su objetivo, dijo Joan Laporta, ex presidente del Barcelona, recomendó al Flaco: Pues ponle Johan Jordi.

Esa resistencia a las normas de la dictadura es repetida a menudo como ejemplo de su compromiso catalanista.

Cuando Cruyff supo que la policía franquista había detenido a 113 miembros de la oposición catalana a la dictadura, entre ellos al editor Xavier Folch, uno de sus amigos, el entonces futbolista de 26 años envió una fotografía a prisión con un mensaje de apoyo: Para Xavier, esperando que pronto pueda ver al Barça.

Cruyff admitió en el documenta que tuvo ese gesto consciente de que era holandés y muy conocido, nadie me podía tocar.

Llegó a Cataluña siendo una estrella por su paso por el Ajax de Ámsterdam y la selección Oranje.

Cruyff empezó a ver que en Barcelona hay una lengua y forma de ser distintas y eso fue impregnando su personalidad, explicó Ramón Miravitllas, autor del libro La función política del Barça.

Cuando el holandés fichó por el conjunto culé, éste era penúltimo de la liga española, pero sirvió de revulsivo perfecto: con 17 victorias –entre ellas un 5-0 en el campo del Real Madrid– y cinco empates, el equipo catalán fue monarca de España.

En el momento en que éramos campeones, todo mundo en lugar de felicitarme me daba las gracias. No lo entendí, pero al cabo de uno o dos años empecé a comprender que no era sólo conquistar una liga, era muchísimo más, afirmó el tres veces ganador del Balón de Oro.

Su amigo y periodista Jordi Finestres subrayó ese catalanismo de Cruyff: Decía que era holandés, pero que su mentalidad le hacía sentirse identificado con la gente, la cultura y las costumbres de Cataluña.

Además, el holandés estaba en favor de que los catalanes pudieran pronunciarse en un referendo sobre su futuro y una eventual independencia, posibilidad que Madrid rechaza.

Como entrenador dirigió al Ajax antes de fichar por el Barcelona, repitiendo el camino que realizó como jugador.

Entrenó a los culés de 1988 a 1996, construyendo el legendario Dream Team que dio al club la ansiada primera Copa de Europa –actual Liga de Campeones– en el viejo Wembley de Londres.

De 2009 a 2013 fue seleccionador de Cataluña, equipo que no está reconocido ni por la FIFA ni por la UEFA, por lo que sólo puede disputar partidos amistosos.

Es un orgullo, dijo sobre ese puesto. Tú no juegas un partido, éste es lo de menos. La gente viene con ilusión, con banderas. No los puedes defraudar.

Este viernes las banderas catalanas y del Barça estaban a media asta en señal de luto en el Camp Nou, donde en una gran pancarta se leía Gracias, Johan.