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Atribuye al gobierno de Fernández problemas a resolver; hay que desandar 10 años de populismo

Macri evalúa como positiva su gestión de cien días; justifica ajustes y despidos

Además de la electricidad, subirán gas y transportes en este semestre, dice el presidente argentino

Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 21 de marzo de 2016, p. 21

Buenos Aires.

El presidente argentino, Mauricio Macri, justificó el ajuste y los despidos realizados en lo que va de su gestión; evaluó positivamente los cien días de su gobierno con la frase si mirás el mundo, creen que hemos hecho milagros, y dijo que sentía que hay un primer paso hacia la felicidad y es que bajó la tensión, a pesar de un registro cada vez más alto de demandas y conflictos sociales en el país.

En entrevista con medios locales como los diarios Clarín, La Nación y otros que lo apoyan, atribuyó al gobierno de su antecesora Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015) los problemas que debe resolver, incluso la necesidad de hacer ajustes, y habló de una pesada herencia.

Admitió que además del tarifazo en la luz eléctrica, con incrementos que van de 300 a 700 por ciento –como se observa en estos días, lo que obligará a cerrar comercios, pequeñas empresas y hasta teatros– se incrementarán el gas y los transportes en este semestre.

Insistió en que en el segundo semestre bajaría la alta inflación, provocada por la devaluación y el shock de medidas duras que impuso por decreto.

Hay que desandar 10 años de populismo y fatalismo, dijo; añadió que “en la elección pasada lo visible fue populismo versus institucionalidad, pero lo subyacente y tal vez lo más importante fue siglo XX vs siglo XXI. Ganó una visión de argentinos queriendo ser parte del siglo XXI”.

Sobre sus primeros cien días de gobierno, expresó que los evalúa positivamente.

En otro encuentro con periodistas de medios locales sostuvo que la tarea de reconvertir el Estado tal vez pueda llevar más de los 10 años previstos.

Con respecto de los despedidos señaló que no tenían legitimidad, y se acomodó a último momento del kichnerismo a un poco más de militancia política.

Habló de una gran distorsión en el Estado en una planta de empleados públicos que supera el millón y medio, sin aclarar que en entre éstos se contabilizan maestros, policías, personal de salud y otros.

Algunos de sus funcionarios hablan de despedir unos 200 mil trabajadores más y un economista cercano al mandatario sostiene que deberían ser más de un millón los despedidos.