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Daniel Viglietti y Los Folkloristas, entre otros, ofrecieron milonga de más de 5 horas en el Zócalo

Músicos sudamericanos hacen emotivo agradecimiento a México, su refugio
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Daniel Viglietti, Delfor Sombra y Los Folkloristas se unieron a Eugenia León para interpretar La paloma, un canto a la libertadFoto Roberto García Ortiz
 
Periódico La Jornada
Lunes 21 de marzo de 2016, p. a14

El concierto México, ciudad refugio, las canciones del exilio sudamericano, realizado el pasado sábado en el Zócalo capitalino, fue un recuerdo, una conmemoración que se transformó en una milonga de cinco horas y media, en la que participaron cantores de varias generaciones que han difundido su obra desde el lado de la resistencia cultural.

A las cinco de la tarde comenzó la primera de las tres partes en que se dividió el recuerdo musical. Anthar, Margarita, Jorge Buenfil, Delfor Sombra y Nahuel abrieron con las melodías que dicen gracias a un pueblo, el mexicano, cuando tuvieron que salir huyendo de sus países por la persecución de las botas militares, de las dictaduras y las democraduras.

Daniel Viglietti, uruguayo y urumex por elección, cantó algunas de sus composiciones, como A desalambrar, que en una carta Víctor Jara le pidió permiso para cantar. Víctor, autor de Te recuerdo Amanda y El derecho de vivir en paz, fue torturado y sus manos quebradas a culatazos de milicos, antes de ser asesinado. Si molesto con mi canto a alguno que andan por ahí ¡aseguro que es un gringo o un dueño del Uruguay!... Si molesto con mi canto a alguno que anduvo aquí, aseguro que es un gringo o un dueño de este país!

Viejas y nuevas proclamas de lcuha

Las viejas proclamas, las frases de lucha revivieron y otras más recientes se escucharon una y otra vez.

¡El pueblo unido jamás será vencido!, “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos! 1, 2, 3, 4, 5… 43”, ¡Justicia! Argemex, urumex, chilemex, sudmex y otros gentilicios creados por la historia. Muchos asistentes, con hilos de plata en las sienes, alzaron el puño izquierdo. El simbolismo de los que exigen que no haya olvido ni indiferencia.

En las pantallas, argenmex dieron testimonio de lo que vivieron, ellos y sus padres. El trauma, el dolor de sus padres, insertos en otro país. Ellos eran niños y fue diferente. Crecieron sin ese trauma, siendo aceptados. Sus papás aportaron a México sus libros, sus clases, su poesía.

Tras Viglietti tocaron Los Folkloristas, grupo emblemático y coherente en sus ideas, sociales y artísticas, sin esquizofrenias políticas. No tenían mucho tiempo y comenzaron con Tierra mestiza, la simbiosis cultural, multicultural, el águila y el cóndor. Sin más, entró al escenario Eugenia León, quien hizo recordar sus tiempos ceceacheros y de Sanampay al cantar La carta. Yo vengo a ofrecer mi corazón y, con sus compañeros y amigos precedentes, Viglietti, Delfor, Sombra, Los Folkloristas, cantaron La paloma, sobre la libertad.

En la segunda parte del concierto intervinieron Guillermo Briseño y Hebe Rosell. Memo recordó cuando Hebe temblaba y se sobresaltaba en la madrugada al oír una sirena de ambulancia o de policía. La milonga abrió paso al blues.

Fernando Santullo y Gabriel Casacuberta, dos argemmex, hijos de exiliados, tocaron su rock potente, con el influjo de Bajofondo, fusión y experimentación. Siguió Art. 133, también de hijos de exiliados, valiosas personas, músicos profesionales. Alejandro Markovich, ex Caifán, aclaró que es mexicano y criticó a quienes lo definen como argentino, pues llegó a México hace 40 años.

Paté de Fuá llevó otros sonidos y la milonga se enriqueció con los metales. De regalo, todos los artistas subieron al escenario para interpretar un arreglo de Briseño a la canción México lindo y querido, que fue rock, blues, ranchero, bolero. Más moderno y emotivo no podía ser ese tema de Chucho Monge.

La tercera parte fue una apoteosis: César Olguín y la Orquesta Mexicana de Tango crearon una milonga bonaerense, en pleno Zócalo. Freddy Potenza llevó a Gardel al escenario. En ese momento eran 30 músicos en la tarima. Olguín anunció que tocarían La cumparsita, que bailaron 15 parejas. La milonga se hizo noche, erotismo, sensualidad.