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Abren de manera parcial Oculus, edificio diseñado por el polémico arquitecto español

Un fénix ascendente de Santiago Calatrava muestra el renacer de NY

Enclavado en el sur de Manhattan, alberga una estación de transporte público y será paso de peatones

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El edificio Oculus, diseñado por el arquitecto Santiago Calatrava en las cercanías del World Trade Center, en la Gran Manzana, se abrió ayer al público, aunque de manera parcial, con casi 10 años de retraso y abultados sobrecostos, pues la cifra definitiva, 4 mil millones de dólares, duplicó el presupuesto inicial. En la imagen, un aspecto del avance en la construcción de esa monumental obra captado en julio de 2015Foto Ap
 
Periódico La Jornada
Viernes 4 de marzo de 2016, p. 4

Nueva York.

De las cenizas del terror nace en el corazón de Manhattan un pájaro de acero. Lleva por nombre Oculus y la firma del arquitecto español Santiago Calatrava, pero llega empañado por años de retrasos y abultados sobrecostos. Pese a todo, hoy se abre parcialmente al público.

Algunos en Nueva York creen que parece el esqueleto de un reptil ya extinguido o de un enorme pájaro, pero la característica y monumental construcción de Calatrava, enclavada en el centro del distrito financiero, en el sur de Manhattan, alberga una estación de transporte público, un centro comercial y un pasadizo para peatones.

Con la inauguración parcial del lugar se pone fin a una larga disputa por los costos, que ascienden a miles de millones de dólares.

En los aldedores se encuentra el One World Trade Center, el edificio que se levantó tras la destrucción de las Torres Gemelas en los atentados del 11 de septiembre de 2001. No lejos se ubica también el museo subterráneo dedicado al 11-S y la famosa Wall Street. Desde este rincón, la ciudad quiere mostrar al mundo que ha resurgido de sus cenizas.

En la panza del dinosaurio

El New York Times bautizó la creación de Calatrava como un fénix ascendente, mientras Lois Stevens, quien vende billetes para visitar la estatua de la Libertad, apunta: Creo que es un águila.

Sin embargo, Oculus no vuela. A la estación bajo tierra llegan las personas que trabajan en la ciudad y viven en Nueva Jersey, pero también los que se trasladan en metro.

Por el momento lo hacen evitando las obras, pero cuando acaben y se retiren las grúas y demás aparatos, el espectacular vestíbulo se convertirá en el lugar donde todo mundo querrá tomarse una selfie.

En la panza del dinosaurio, comentó un visitante que se encontraba bajo la gran cúpula con vigas de acero blanco y mirando hacia el cielo.

Al igual que el museo de arte en Milwaukee, la estación en la ciudad belga de Lieja o la Ciudad de las Artes y las Ciencias en Valencia, Calatrava combina monumentales formas onduladas. Sin embargo, al estar enclavada entre tantos rascacielos, su construcción de acero parece incluso pequeña.

Que los costos totales de la obra ascendieran a 4 mil millones de dólares, duplicando el presupuesto inicial, y que la estación abriese sus puertas casi con 10 años de retraso, y además sólo parcialmente, ha sido sólo una gota más en el mar de polémica que salpica a ese arquitecto estrella.

La razón de todas estas incidencias, según estima el New York Times, ha sido la visión de Calatrava, quien insistió en espacios internos sin ningún tipo de pilares, en que los operarios trabajasen de forma intensiva y en que se empleasen elementos de acero que sólo se fabricaban en el extranjero.