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No se olviden de rezar por mí
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 20 de febrero de 2016, p. 3

Guadalajara, Jal.

Rojo por doquier, el sillón, las cortinas del escenario, las paredes del auditorio y el traje de Fernando del Paso, quien se despidió de los estudiantes de la preparatoria 7 de la Universidad de Guadalajara –una sonrisa mordaz, entre sus barbas blancas– con la frase tan conocida de días recientes: No se olviden de rezar por mí.

Antes de llegar a esa frase, Del Paso escuchó la lectura en voz alta de parte de su brevísima antología poética El cielo es una diáfana mentira, que un grupo de estudiantes realizó en el auditorio del plantel escolar, ubicado en Zapopan.

“Que te acaricie yo, tus pechos,

ave,

como rezar las cuentas de un

rosario.

Y que mi amor badajo y

campanario

te lo repique yo, que yo te

clave”

Esa fue una de las estrofas leídas por los alumnos, tomada de la obra impresa el año pasado con motivo de los 80 años de vida del escritor y Premio Cervantes 2015.

Provocador, jovial, irónico, con la pierna cruzada para presumir sus calcetines y sus bostonianos, Del Paso dijo: En cuanto me enteré que el sillón donde me iban a sentar era rojo y rojos los cojines de los sillones, y rojas las cortinas y rojas las paredes, me dije: me voy vestido de rojo.

Recordó que hace tres años una serie de infartos al cerebro lo dejaron sin voz.

He aprendido nuevamente a hablar, pero me cuesta mucho trabajo hacerlo. Sin embargo, a pesar de esta voz de muy viejito que tengo, yo quería agradecer a todos los estudiantes de esta preparatoria su asistencia y participación.

Agradeció además a las organizadoras, Arcelia López y Luz Elena Martínez, y al poeta Ángel Ortuño, quien se tomó el trabajo de hacer esa antología con mucho cuidado y buena disposición.

Ortuño, quien también formó el grupo de lectura para la visita de Del Paso a la prepa 7, dijo a los estudiantes que la poesía en voz alta recupera el gozo y placer de la percepción sensorial del idioma.

No como un discurso solemne sino como algo que puede emocionar y apelar a todos nuestros sentidos. Es una formidable ocasión hacerlo con la poesía de Del Paso, agregó.

Tras la ironía pontificia del escritor que dio fin a la presentación, el auditorio repleto comenzó a despejarse, la mayoría salieron sonrientes, comentando sonetos de toros en celo y la certera frase de despedida del escritor de traje rojo.