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Toros

Ayer en la México, fallido repunte de una fiesta brava sin bravura

Joselito Adame, 2 apéndices; José Tomás, oreja protestada

Con el coso lleno, el ganado de De la Mora y Los Encinos deja insatisfacción

 
Periódico La Jornada
Lunes 1º de febrero de 2016, p. a35

Dos horas y media antes de dar comienzo la decimosexta corrida de la temporada como grande 2015-16, más de la mitad de las localidades de general ya estaban ocupadas. Conforme se acercaban las 16:30 horas el embudo de Insurgentes se fue colmando de aficionados y público a los que la desalmada reventa no logró disuadir de presenciar el mano a mano entre el madrileño José Tomás y el aguascalentense Joselito Adame, con tres reses de Fernando de la Mora, una devuelta por su escaso trapío, tres de Los Encinos, decorosamente presentadas, y un reserva de Xajay, anovillado y con pitones.

Ahora, ¿qué sucederá con una fiesta de toros que los directamente interesados no logran posicionar? Antitaurinos, animalistas y politicastros, ¿sabrán hacerlo mejor? A saber. El hecho es que la sede vitalicia del Cecetla o Centro de Capacitación para Empresarios Taurinos de Lento Aprendizaje, antes Plaza México, no fue capaz de ofrecer a un público internacional y esperanzado una corrida de toros impecablemente presentada y medianamente rescatable, nos obstante los afanes de los diestros y las intenciones de los criadores.

Con el abreplaza Bellotero, de Los Encinos, paliabierto, bonito de estampa pero que acabó tardo y soseando, primero de José Tomás –40 años de edad, 20 de alternativa y la friolera de una sola corrida el año pasado, precisamente en su reaparición en la monumental de Aguascalientes–, intentó hacer una de sus clásicas faenas a base de quietismo, más que de aguante, pero fue prendido hasta en dos ocasiones sin consecuencias, obteniendo algunas tandas por ambos lados rogando las embestidas. Dejó una entera ligeramente desprendida y el juez soltó una oreja que le fue protestada, por lo que la entregó a su peón y saludo ceremonioso en el tercio.

Su segundo, de De la Mora, le permitió tandas de derechazos martinistas, es decir, girando sólo con la pierna de la salida y naturales con limpieza más que temple pues el toro, por su condición de manso, volteaba contrario y salía suelto. Lo despenó de pinchazo, una media y un descabello, escuchó un aviso y saludó en el tercio.

El enésimo petardo del juez Morales vino cuando se vio obligado a devolver el tercero de Tomás que previamente había aprobado junto con el veterinario de la empresa, Javier García de la Peña. Realizó unas chicuelinas bien intencionadas, volvió a fallar con la espada y escuchó sonora silbatina. Poca tauromaquia, escasa bravura y pobres emociones para tanta expectación, tantos honorarios y tanta carestía.

Por su esforzada parte, Joselito Adame –25 años de edad, ocho de matador y, ojo, 55 corridas toreadas el año pasado– logró lucirse con un quite por chicuelinas y tafalleras en su primero. Estuvo fatal con la espada. Con su segundo, de Los Encinos, malogró con el estoque una decorosa faena y lo llamaron al tercio. Con el cierraplaza del mismo hierro, ejecutó unas zapopinas vistosas, salieron al tercio sus banderilleros Campos y Sánchez, brindó a su alternante, estructuró una faena empeñosa sin dejar de ser tediosa. Dejó una delantera desprendida y un descabello para recibir dos apéndices y lograr la apoteosis a nivel del Cecetla.