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La ejecutante será solista de la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata

Imitar la música digital nos convierte en robots, afirma la pianista Wonmi Kim

Por esa vía el intérprete no puede encontrar su voz, pues ésta viene del alma, dice a La Jornada

Intento ser un dinosaurio, uso la computadora al mínimo y no tengo teléfono móvil

No parar ni rendirse, pide la artista sudcoreana a los noveles creadores en el ámbito sonoro

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La tecnología ha hecho que las personas se olviden de cómo hablar los unos con los otros, incluso ya se considera que los correos electrónicos son muy largos y los individuos ya no saben cómo escribir correctamente, expresa Wonmi Kim a La JornadaFoto Jesús Villaseca
 
Periódico La Jornada
Viernes 29 de enero de 2016, p. 5

Los músicos, afirma la pianista sudcoreana Wonmi Kim, nos estamos convirtiendo en robots; los artistas intentan imitar la música digital, ya que ésta jamás se equivoca. De esa forma el músico no puede encontrar su voz... esa voz que no se puede imitar pues viene del alma.

La intérprete se presentará el domingo 31 de enero a las 18 horas en la Sala Nezahualcóyotl con la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata (Ojuem) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con la dirección artística de Gustavo Rivero Weber.

El repertorio estará compuesto por Obertura de La Clemenza di Tito, Concierto para piano no. 21 de Mozart, Suite no. 2 de La arlesiana de Bizet y Los preludios de Liszt.

En entrevista para La Jornada, la intérprete comparte la historia de su iniciación al piano y su visión respecto de las repercusiones de la tecnología en la cultura.

Wonmi Kim tuvo su primer acercamiento a la música como resultado de la irreverencia infantil y su gran bocota.

–Mi padre, periodista de profesión, era gran apasionado de la música. Cuando cumplí cuatro años compró un piano para que mis hermanas mayores aprendieran a tocar; yo era tan pequeña que apenas y alcanzaba a ver las teclas.

“Esa tarde, mientras mis hermanas practicaban, sólo con escucharlas me di cuenta de que cometían muchos errores, pues la nota que tocaban no era la que correspondía. Así, corrí hacia ellas y les dije: ‘¡esa no, tonta, la que sigue es ésta!”’

Wonmi Kim tenía razón y en ese momento su destino quedó sellado.

–Desde el principio, mi carrera no fue decidida por mí, supongo que sí disfrutaba tocar el piano, pero nunca fue mi elección… quería ser médico investigador.

Una lucha que es de todos

–¿Y qué ha sido de esa Wonmi, no la pianista de renombre mundial, sino la niña que soñaba con estudiar medicina, algo con lo que hasta hace tres o cuatro años aún fantaseaba?

La mirada de Kim se pierde en el butacas vacías de la Sala Nezahualcóyotl.

–Supongo que dejé de hacerlo, porque por fin crecí.

Tres años después de ese primer encuentro con la música, el cual para bien o para mal marcó su destino, la pianista compartió el escenario con la Orquesta de Cámara de Seúl en un concierto televisado. Para su cumpleaños 12 y junto con dos de sus hermanas, las cuales tocaban el cello y el violín, Wonmi se involucró en una gira mundial de más de 50 conciertos.

–Me cansé muy rápido de ser un trío de monos tocando música; jamás me interesó la fama, pues para mí la música siempre ha sido cuestión de calidad, algo que espero la audiencia vea en mí.

No obstante su repulsión hacia el reconocimiento, éste la ha perseguido a través de más escenarios de los que recuerda y la ha hecho acreedora de prestigiosos premios, como el Rachmaninov (1976), el Internacional Busoni y el del tercer Concurso Internacional de Parma (1986).

A los 14 años de edad, Wonmi se mudó a Filadelfia con la intención de continuar su formación en el Instituto de Música Curtis, donde estudió con Jorge Bolet y fue expuesta a la cultura y lenguajes occidentales.

–Mis maestros eran refugiados de la Segunda Guerra Mundial, provenientes de varios países de Europa, y de Rusia; así fue como me acerque aún más a la tradición musical, la cual hoy se está perdiendo.

“Nos estamos convirtiendo en robots, algo contra lo que todos necesitamos luchar. Los artistas intentan imitar la música digital, pues ésta jamás se equivoca; no comete errores, sin embargo para hacer música de esa forma se requiere una mentalidad particular.

“Por ejemplo, hay muchos músicos asiáticos que tienen una técnica impecable, producto de la práctica, y aparentan tener una musicalidad increíble, pero sólo están imitando los movimientos, siguiendo el procedimiento estándar. De esa forma el músico no puede encontrar su voz… esa voz que no se puede imitar pues viene del alma.”

–¿Y cómo pelea usted contra esa transformación?

–Intento ser un dinosaurio; uso la computadora en la menor medida posible y no tengo celular. La tecnología ha hecho que las personas se olviden de cómo hablar los unos con los otros, incluso ya se considera que los correos electrónicos son muy largos y los individuos ya no saben cómo escribir correctamente.

“Por eso es tan importante que los músicos jóvenes no se rindan; se dice que es muy difícil vivir de la música y no sólo es cierto, sino que cada vez se va a volver más y más complicado. Sin embargo, es importante que no paren si tienen gusto por la música sin importar qué tan diminuto sea éste: no paren, por favor.

El mundo necesita personas que busquen crear y hacer escuchar su voz; eso es quizás lo más importante para el equilibrio de la humanidad, afirma Wonmi Kim.

Los boletos para el concierto están a la venta en las taquillas de la Sala Nezahualcóyotl (Insurgentes Sur 3000), cuestan 50 pesos y 50 por ciento de descuento para maestros, estudiantes, comunidad UNAM y jubilados de los institutos de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, Mexicano del Seguro Social y de las Personas Adultas Mayores.