Los trazos coloridamente brillantes de Henry Matisse pudieron no existir. En su lugar, habría dejado notas musicales. Al menos así revela quien se ha dedicado a hurgar en la biografía del artista francés, Hillary Spurling.

Su camino fue el de la pintura. Pero el deseo musical de Matisse quedó plasmado en diversas obras. La casa de subastas Sotheby’s pondrá a la venta una de ellas, titulada La leçon de piano (La lección de piano), durante la tarde del 3 de febrero, dedicada al impresionismo y arte moderno, en Londres.

A primera vista, es una simple escena doméstica en el estudio, define la autora. Desde otro nivel de análisis podría tratarse de un conjunto más suntuosamente orquestado en tonos rojos y rosas. Pero en el contexto de la vida y obra de Matisse es una poderosa metáfora pictórica del arte.

Altamente musical, amigo de músicos toda su vida, él mismo fue aficionado al violín. Matisse bien pudo haberse convertido en músico profesional, si no hubiera sido mal instruido durante su niñez por un maestro que hizo de las lecciones una miseria, escribe Spurling para Sotheby’s.

Los instrumentos musicales siempre tuvieron especial resonancia en sus pinturas, con frecuencia marcaron tiempos de transición en su pintura, representando tal vez un camino que pudo tomar, describe sobre el vínculo de Matisse con la música.

Un piano de segunda mano fue una de las primeras cosas que Matisse adquirió cuando compró su primer departamento en Niza, en los primeros años 20 del siglo pasado. En el invierno de 1923 hizo una serie de pinturas con elementos constantes: el piano, un jarrón con flores, la alfombra roja, el sillón rosa, el gran armario al fondo y la pantalla marroquí roja con patrones de arcos que cuelga en la pared.

Henriette Darricarrère es el nombre de la joven modelo de la pintura, explica la biógrafa. Matisse pintaba y luego tocaban juntos. Ella fue una consumada violinista, con estudios en el conservatorio local. Cuando las sesiones de pintura iban bien, al terminar hacían duetos de cuerdas. Incluso, el violín puede verse en otro lienzo de la misma serie, recargado junto al armario. Ambos compartían las lecciones de piano con un profesor en Niza. Por siete años fue una figura recurrente en los lienzos, ya sea al piano, con el instrumento de cuerdas o leyendo.

El óleo, realizado en 1923, es un hermoso ejemplo de los interiores que pintó Matisse durante su periodo en Niza, lugar al que regresó varias veces y donde realizó obras icónicas. En La lección de piano despliega la singular habilidad para capturar a sus modelos en una pose natural, absortos en sus actividades.

La pieza está anunciada con un precio de salida de 17.5 millones de dólares. En la subasta vespertina también estarán a la venta 37 obras de otros grandes artistas de los siglos XIX y XX, representantes desde el impresionismo francés hasta el expresionismo alemán. Paul Klee, Henry Moore, Marc Chagall, Pablo Picasso o Edgar Degas son sólo algunos de los creadores que aparecen en el catálogo.