Opinión
Ver día anteriorSábado 23 de enero de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Adiós, Ziggy Stardust
L

a reciente muerte de David Robert Jones (1947-2016), alias David Bowie, alias Ziggy Stardust, y varias otras encarnaciones, deja sin duda un hueco importante en el quehacer de la música popular contemporánea. Músico completo, productor, actor, artista visual, hombre polifacético y polisémico, Bowie se caracterizó por crear un flujo continuo de personalidades a través de las cuales, con el paso del tiempo, iba dando la cara (o mejor dicho, las caras) no sólo al público sino también a sí mismo. Ecléctico, revolucionario, propositivo, influyente, Bowie marcó enfáticamente a su generación y también a un par de generaciones subsecuentes. Más allá de los millones de discos vendidos, queda de él una herencia musical rica y variada con la que Bowie transitó por una buena cantidad de géneros y estilos, a todos los cuales se adaptó con particular eficacia. Sí, escuchar la música de Bowie es una experiencia enriquecedora, pero a Bowie había que verlo para comprenderlo cabalmente. Y no me refiero solamente a verlo en sus presentaciones en vivo y en sus videos, sino también en sus películas, de las cuales hay algunas realmente interesantes.

Probablemente conocí más a Bowie como actor que como músico, y por ello rescato (y recomiendo) tres de sus principales apariciones en el cine.

1.- The man who fell to earth (El hombre que cayó a la tierra, Nicolas Roeg, 1976). Bowie interpreta al extraterrestre del título, quien finge ser un magnate mientras realiza con subterfugios su verdadera misión: buscar agua para su planeta.

2.- Su papel como el mayor Jack Celliers en Merry Christmas, Mr. Lawrence (Feliz Navidad, Mr. Lawrence, también conocida como Furyo, Nagisa Oshima, 1983), filme en el que Bowie interpreta a un estoico oficial británico en un campo de concentración japonés. Feliz coincidencia: su antagonista, el capitán Yonoi, es interpretado por otro roquero, Ryuichi Sakamoto, camaleónico músico japonés quien también compuso el soundtrack del filme.

3.- The Hunger (El ansia, Tony Scott, 1983). Aquí, Bowie hace suyo el sabroso papel de un vampiro milenario que, en pleno siglo XX, se encuentra con el pequeño problema de que de pronto comienza a envejecer y se enfrenta a una muy improbable y poco elegante muerte. Para este papel el director Scott regaló al actor Bowie un poco de música: el vampiro John Blaylock toca el violoncello, a veces solo, a veces acompañado al piano por su igualmente vampira esposa Myriam (Catherine Deneuve).

Si bien es cierto que la influencia de Bowie se percibe sobre todo en el rock contemporáneo en sus múltiples variantes, su huella ha quedado impresa también en la música de concierto. Los dos ejemplos más relevantes de ello se encuentran en el catálogo del gran compositor estadunidense Philip Glass. Su primera sinfonía (1992), titulada Low, está basada en el disco homónimo de 1977 realizado por Bowie y Brian Eno. Cuatro años más tarde, en 1996, Glass compuso su cuarta sinfonía, titulada Heroes y, de nuevo, inspirada en el trabajo de Bowie y Eno. Como el propio Bowie, la sinfonía Heroes tuvo otra rencarnación y se convirtió en el sólido sustento sonoro de una coreografía de la gran Twyla Tharp.

Concluyo este breve in memoriam citando estas líneas que publicó la revista Rolling Stone:

Como fue el caso de Miles Davis en el jazz, Bowie ha llegado no sólo a representar sus innovaciones, sino a simbolizar el rock moderno como un lenguaje en el que la erudición, el arte, la moda, el estilo, la exploración sexual y el comentario social pueden sintetizarse en una sola cosa.

Además de buen músico, David Bowie fue un músico inteligente, y de esos no hay muchos.