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En los 80 años de Terry Riley
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Periódico La Jornada
Sábado 23 de enero de 2016, p. a12

Cosmos. Suena a cosmos. El nuevo disco de Terry Riley flota en el espacio sideral.

Suena desde su mismo título: Sunrise of the planetary dream collector (Nonesuch records), nacido de la noción caprichosa del compositor, quien habla de un recolector que viene todos los días a nuestro planeta para recolectar todos los sueños para que puedan ser redistribuidos en su integridad al día siguiente.

Se trata de un cuarteto de cuerdas fascinante que escribió el maestro Riley para el conjunto que se ha convertido en su instrumento ideal, el Kronos Quartet, colaboración que data de 35 años, casi la totalidad de la vida de este agrupamiento, fundado hace 42 en San Francisco.

Unas 27 obras del opus completo de Terry Riley han sido creadas para el Kronos. Además, el maestro trajo al equipo a su maestro Pandit Pran Nath (1918-1996), además de otros músicos de primer nivel, como Gil Evans, Jon Hansell, Anna Halprin, Hamza El Din y LaMonte Young.

Por cierto, se insiste en encasillar a Terry Riley con el mote de minimalista, movimiento que ciertamente fundó junto con LaMonte Young, pero la mera escucha del disco que hoy nos ocupa desmiente de nueva cuenta este sanbenito.

La obra de Terry Riley está destinada a perdurar dada su profunda espiritualidad, su construcción recia y su maleabilidad. Por ejemplo, todo el trabajo que ha desarrollado con el Kronos Quartet se basa en la confianza y en la libertad; una prueba consiste en la escritura: Riley compuso la pieza que da título al disco y que está en el track inicial a partir de 14 módulos en modo dórico, pero permite tal libertad de interpretación que los integrantes del Kronos pueden improvisar a placer e incluso elegir y/o desechar sus propios módulos, según ha explicado el propio compositor.

Terrence Mitchell Riley nació en Colfax, California, el 24 de junio de 1935. Justo para la celebración de su cumpleaños 80 la disquera Nonesuch editó una caja con cinco discos titulada One Earth, one people, one love. Kronos plays Terry Riley, tres de los cuales son rediciones: Dances for peace (álbum doble de 1989), Requiem for Adam (2001) y el maravilloso The Cusp of magic.

Dentro de esa caja viene también el nuevo disco, Sunrise of the planetary dream collector, nombre de la pieza que lo abre, y la que suena enseguida, track 2: One Earth, one people, one love, es un hermoso poema musical escrito por encargo de la NASA en 2002 que inicia con la voz de un astronauta platicando su experiencia en el espacio y lo que sigue es un largo soliloquio en violonchelo mientras sentimos que flotamos en gravedad cero mientras los otros tres instrumentos del cuarteto y un juego de sintetizadores forman coro místico.

Eso, misticismo. Las enseñanzas de Pandit Pran Nath y el acercamiento al budismo hacen de la música de Terry Riley un viaje interior muy inspirador, que nos enriquece como personas.

Otra de las piezas incluidas en este disco, del track 6 hasta el final: Cadenza on the night plain, nos otorga, efectivamente, la sensación de estar dentro de una aeronave en vuelo en la profundidad de la noche.

Cry of a lady, el track 3, está incluido en otro hermoso disco, A thousand thoughts, que reseñó el Disquero en su oportunidad y cuenta con la participación de la cantante Dora Hristova, integrante del coro celestial Le Mystere des Voix Bulgares (El misterio de las voces búlgaras).

Este disco es una hermosa celebración de la vida. De los 80 años de uno de los compositores más importantes en la actualidad. De los 42 años que llevan trabajando juntos Terry Riley y el Kronos Quartet. De los misterios de la música que nos llevan a las alturas más elevadas y a los rincones del alma así iluminados.

Luz, eso. La luz fluye como ríos en calma en la música de Terry Riley.

Om mani padme hum.

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