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Desplome de 79.89 durante el gobierno de Enrique Peña Nieto

El precio del crudo hila su sexta caída consecutiva; se cotiza en 22.07 dólares
 
Periódico La Jornada
Martes 12 de enero de 2016, p. 23

Los precios de la mezcla mexicana de petróleo de exportación continuaron por sexta sesión consecutiva en picada, en congruencia con el comportamiento internacional. La canasta de crudos mexicanos retrocedió ayer 6.6 por ciento, equivalente a 1.58 dólares por barril respecto del cierre de la semana pasada, para ubicarse en 22.07 dólares, su nivel más bajo en los últimos 12 años.

En lo que va del presente gobierno federal el barril de crudo acumula un desplome de 79.89 dólares, equivalente a una baja de 78.35 por ciento, al descender de un promedio de 101.96 dólares por tonel cotizados en 2012 a 22.07 registrados al inicio de esta semana.

Así, el precio del crudo mexicano para exportación se ubica en 4.12 dólares, o 15.73 por ciento por abajo del costo de descubrimientos, desarrollo y producción de Petróleos Mexicanos, que es de alrededor de 26.19 dólares.

Acompañada de la caída de la cotización del crudo, también se reporta una baja en la plataforma de extracción de 273 mil barriles, lo que representa una contracción de 10.71 por ciento, al descender de un promedio de producción de 2 millones 548 mil barriles en 2012 a 2 millones 275 mil obtenidos en diciembre de 2015.

El Centro de Investigación Económica y Presupuestaria señaló que desde 2002 el sector público no había obtenido ingresos petroleros tan bajos, como los que se esperan para este año.

Únicamente comparando los ingresos petroleros recaudados en 2014 con los estimados para 2016, la pérdida sería de 2.6 por ciento del producto interno bruto, pero equiparados con lo recaudado en 2013 la baja sería de 3.8.

De acuerdo con analistas del Grupo Financiero Scotiabank, en las semanas próximas los mercados globales se mantendrán atentos a la evolución de la situación en China, pues sigue vigente la posibilidad de una volatilidad alta.

Explicaron que esa volatilidad global parece que será una característica repetitiva todo el año, ya que a la gran cantidad de factores que resultarán determinantes del desempeño de la economía mundial se suman fuertes desequilibrios y distorsiones que implican una elevada incertidumbre, lo que mantendrá la tensión a flor de piel entre los inversionistas, generando hipersensibilidad en los mercados a los eventos e indicadores relevantes, así como a posibles sorpresas.

En un recuento de los factores que resultarán más importantes en el año destaca: 1) la política monetaria de Estados Unidos, en camino a su normalización; 2) la política monetaria de otros bancos centrales poderosos, como el Central Europeo, el de Japón y el de Inglaterra; 3) la evolución de la economía china, en franca desaceleración y con muchos problemas financieros y de política económica; 4) el desarrollo del mercado petrolero; 5) el deterioro de las perspectivas de los mercados emergentes; 6) diversos conflictos geopolíticos que podrían crecer de forma imprevisible; 7) procesos electorales en varios países, destacando las elecciones presidenciales estadunidenses.

Adicionalmente, un conflicto político y religioso retomó fuerza el pasado 2 de enero, cuando el gobierno de Arabia Saudita decidió ejecutar a 47 prisioneros acusados de terrorismo, incluido el clérigo Nimr al Nimr, arrestado en 2012 por organizar levantamientos contra el gobierno saudita; eso provocó una reacción popular en Irán que terminó con el incendio de la embajada de Arabia Saudita en esa nación.

En términos económicos, Arabia Saudita e Irán están entre los mayores productores y cuentan con unas de las reservas más altas de petróleo en todo el mundo.

Riad es el segundo mayor productor de crudo, con 11 millones 624 mil barriles por día (2014), y tiene la segunda mayor reserva de petróleo: 268 billones de barriles (2015).

Teherán ocupa el séptimo lugar como productor, con 3 millones 377 mil barriles por día (2014), y tiene la cuarta mayor reserva de petróleo: 158 billones de barriles (2015).

Sin mencionar a los demás países árabes que pudieran entrar en el conflicto, si la tensión siguiera aumentando, generaría aún mayor incertidumbre sobre los cambios en el precio del petróleo y las posibles repercusiones financieras y económicas adicionales.