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Sorpresiva visita de Hollande a una mezquita en la capital francesa

Concluyen en París homenajes a víctimas de extremistas islámicos
 
Periódico La Jornada
Lunes 11 de enero de 2016, p. 19

París.

Con un minuto de silencio en la Plaza de la República, el presidente francés, François Hollande, y la alcaldesa de esta ciudad, Anne Hidalgo, culminaron los homenajes a las 149 víctimas mortales de los atentados perpetrados por yihadistas islámicos en enero y noviembre del año pasado en la capital francesa.

París tiene cicatrices, pero estamos de pie, declaró el presidente a la televisión local tras la ceremonia, y luego se reunió con las familias de las víctimas en la plaza.

Posteriormente, Hollande hizo una sorpresiva visita a la gran mezquita de París, que este fin de semana realizó un acto de puertas abiertas para defender la concordia del islam y compartir un té de la fraternidad con quien lo solicitara.

En enero de 2015 un grupo yihadista atacó la redacción de la revista Charlie Hebdo y un supermercado judío. Los islamitas mataron en total a 17 personas. En noviembre, otro grupo mató a 130 personas en una oleada de ataques perpetrados en París y Saint-Denis.

En una ceremonia poco concurrida, el mandatario y la alcaldesa develaron una placa que fue colocada junto a uno de los robles plantados en memoria de todas las víctimas, y depositaron un arreglo floral.

El cantante Johnny Hallyday interpretó Un dimanche de janvier (Un domingo de enero), canción en memoria de la inmensa movilización que siguió a los atentados.

El coro del ejército francés cantó Les prénoms de Paris (Los nombres de París), del fallecido Jacques Brel, así como el himno nacional La Marsellesa.

Además, se leyó un texto que Víctor Hugo escribió a su regreso del exilio el 5 de septiembre de 1870, con el trasfondo de la guerra franco alemana.

Salvar París, es más que salvar a Francia, es salvar al mundo. París es el centro de la humanidad. París es la ciudad sagrada. Quien ataca París ataca a todo el género humano, declaró entonces el autor.

Una inmensa pancarta con el lema de París: Fluctuat nec mergitur (Batida por las olas pero jamás hundida), se extendió por la plaza que estuvo fuertemente vigilada por francotiradores.

Por la tarde, decenas de personas asistieron, velas en mano, a la iluminación de la estatua de Marianne, símbolo de la república francesa, en el centro de la Plaza de la República.