Durante los tres años pasados no hubo nuevos pictogramas en las cajetillas y empaques de cigarros, y aunque de mayo de 2016 a septiembre de 2017 se deberán insertar ocho imágenes novedosas, llama la atención de organizaciones civiles que esta vez no se les haya convocado a participar en el diseño de la estrategia, ni se conozcan los resultados de evaluaciones con grupos focales, si es que las hubo, señaló Érick Antonio Ochoa, director de iniciativas para el control del tabaco de la Fundación Interamericana del Corazón.

Esta, que será la ronda ocho de pictogramas desde que se pusieron en marcha en septiembre de 2010, tendrá duración de 18 meses contados a partir del próximo 24 de marzo.

Entre marzo y mayo, la Secretaría de Salud (SSa) plantea la utilización de tres imágenes que ya han circulado en periodos anteriores, lo que para el activista es cuestionable desde el punto de vista de la salud pública, pues ya son conocidas por los fumadores y no tienen el impacto que se requiere para desalentar el tabaquismo.

Persiste adicción

Anticipó que por esta razón y la parálisis en la política nacional contra el tabaco, que no ha tenido mayores avances en cuanto a medidas para inhibir el consumo, es previsible que la prevalencia de la adicción no haya sufrido cambios relevantes.

Por eso es importante que en breve se presenten los resultados de la Encuesta Global de Tabaquismo en Adultos 2014-2015, a fin de contar con datos recientes y que éstos sirvan a los tomadores de decisiones para el diseño y aplicación de estrategias.

Comentó que las tendencias de la última década dan cuenta de que el nivel de consumo de tabaco se ha mantenido o ha bajado muy poco. En cambio se ha observado el incremento en la adicción de mujeres y adolescentes.

También ha pesado en este tiempo el retraso que han tenido las iniciativas de reforma a la Ley General para el Control del Tabaco, principalmente la que todavía se encuentra en la Comisión de Comercio del Senado de la República y plantea que todos los espacios públicos cerrados estén libres de humo de tabaco.

Es decir, sugiere eliminar las áreas para fumadores, pero, a propuesta de legisladores como Héctor Larios, presidente de la citada comisión, se pretende dar un plazo de dos años para que se cumpla esta disposición.

Otros senadores y organizaciones civiles han señalado que seis meses es tiempo suficiente para que los establecimientos acaten la medida. De hecho, han señalado los activistas, en otros países así ha sido y es lo que plantea la Organización Mundial de la Salud como un tiempo aceptable en la ruta para erradicar el tabaquismo.

Además existen otras cuatro iniciativas de modificaciones legales en la Cámara de Diputados, las cuales fueron presentadas entre septiembre y diciembre de 2015 y fueron turnadas a la Comisión de Salud, donde aún se encuentran.

Respecto del acuerdo secretarial, Antonio Ochoa puntualizó que habrá que esperar el documento final que se publique en el Diario Oficial de la Federación y confió en que se mantenga el contenido del proyecto que ya obtuvo el visto bueno de la Comisión Federal de Mejora Regulatoria (La Jornada, 5/1/16)

El activista también comentó que las disposiciones del acuerdo secretarial que se refieren a los productos que no generan humo, los cuales deben incluir en sus empaques advertencias específicas respecto a que contienen nicotina, plomo, amoniaco, sustancias adictivas y tóxicas, no necesariamente se refieren a los cigarros electrónicos, sino al tabaco que se aspira o mastica.