El catálogo Toledo Monsiváis, que acompaña la exposición del mismo nombre montada en el Museo del Estanquillo Colecciones Carlos Monsiváis –de noviembre de 2012 a febrero de 2013–, contiene todos los textos (seis) que el periodista y ensayista escribió para Armando Colina y Víctor Acuña, directores de la Galería Arvil, así como de Elena Poniatowska, Rafael Barajas El Fisgón, Sergio Pitol, Francisco Vidargas y el binomio Colina/Acuña.

Ese libro, además, está profusamente ilustrado con imágenes de obra de Francisco Toledo, una carta del pintor a Monsiváis y un par de fotografías de Rafael Doniz de sus protagonistas en una marcha de la Coalición Obrero Campesino Estudiantil del Istmo (Cocei). También se reproduce la conocida foto de María García, de Monsiváis vestido de franciscano. La portada tiene un autorretrato de Toledo y un retrato que éste hizo a Monsiváis.

Apoyo de Monsi en Juchitán

De reciente aparición, el catálogo (Era/Galería Arvil/Museo del Estaquillo/Ciudad de México) reúne de Monsiváis los escritos: Nuevo catecismo para indios remisos, Qué le corten la cabeza a Toledo, dijo la iguana rajada, Lo que el viento a Juárez, Toledo y Borges: las zoologías complementarias, Francisco Toledo: Ni igual, ni semejante, ni distinto, y Toledo y su libreta de apuntes.

Los restantes son Poniatowska, Los pecados de Carlos Monsiváis: entrevista y Francisco Toledo: entrevista; Barajas, Dos tipos de cuidado; Pitol, Monsiváis catequista; Vidargas, Para fijar la atención del lector, y Colina/Acuña, Monsi/Arvil: 50 años de amistad.

Una de las ilustraciones de Toledo del Cuento del Conejo y el Coyote

Francisco Vidargas empieza su texto introductorio con la siguiente cita: ¿Desde cuándo conoces a Francisco Toledo?, preguntó alguna vez Rafael Barajas El Fisgón a Carlos Monsiváis, a lo que el escritor respondió: Ni me acuerdo de cuando no lo conocía.

Continúa: Monsiváis escribió en 2008 que conoció a Toledo en 1962 o 1963, cuando él vino alguna vez de Francia, donde estudiaba y, también, donde recorría París y distintas ciudades italianas, visitando museos y paisajes. Desde entonces sostengo una amistad que tiene mucho que ver con las empresas culturales de Toledo.

Toledo, por su parte, “no comenta sobre este encuentro, tal vez no lo tiene presente, pero sí ha hablado –a cuentagotas– de la común amistad: ‘Recuerdo que conocí a Carlos a partir de su apoyo a la Casa de la Cultura de Juchitán y al movimiento que encabezó junto con Fernando Benítez y Elena Poniatowska, en protesta por la represión en contra de la Cocei’”.

Vidargas anota que “a partir de la visita de Carlos a Juchitán –cuando en 1980 la Cocei llegó a la presidencia municipal– se consolidó el vínculo Toledo-Monsiváis: ‘Con Monsiváis tuve una amistad porque en un momento él participó mucho en Juchitán, nos revisaba los textos que publicábamos e incluso nos acompañó en marchas’”.

Frente a la labor del infatigable promotor cultural oaxaqueño, Monsiváis siempre fue contundente: Toledo le pone sitio a esa forma de impunidad que es la promesa lanzada sin deseo alguno de cumplirla (...) Lo relevante en el caso de Oaxaca es la presencia de Toledo, no el comportamiento de la burocracia.