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Microorganismos, bacterias y hongos, benéficos para la producción: Morales Ibarra

Los agroquímicos merman los suelos; la alternativa, biofertilizantes: especialista
 
Periódico La Jornada
Jueves 31 de diciembre de 2015, p. 31

El uso excesivo de agroquímicos, con el argumento del incremento de la producción, deterioró las tierras; su nivel de eficiencia es de apenas 20 por ciento y el costo de la degradación ambiental de 30 por ciento del PIB agropecuario. Frente a ello es urgente transformar la visión productiva, pues ya estamos en niveles de agotamiento de los suelos, alertó Manuel Morales Ibarra, director de Biofábrica Siglo XXI.

Desarrollador de productos alternativos en coordinación con investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) y del Laboratorio Nacional de Genómica y Biodiversidad (Langebio), Morales Ibarra apuntó que durante la revolución verde los fertilizantes tuvieron eficacia de 80 por ciento y actualmente son un producto altamente contaminante. Se calcula que cerca de 500 mil kilómetros en zonas costeras en el mundo se encuentran sin vida por el arrastre de los fertilizantes.

Por tratarse de derivados del petróleo, los agroquímicos (urea y fosfatos de amonio, principalmente) requieren de 60 a 70 por ciento del energético, y aunque los precios internacionales del hidrocarburo están a la baja, no sucede lo mismo con los agroquímicos. La urea tiene un precio de 12 mil pesos por tonelada y representa 45 por ciento del costo de producción para los campesinos, en promedio, agregó.

La tecnología de los agroquímicos ya mató los suelos y nadie evalúa los costos ecológicos; la alternativa es el uso de biofertilizantes, productos más económicos y eficaces para la recuperación de los suelos y de la productividad, dijo. El costo de una hectárea de maíz medianamente fertilizada con agroquímicos es de 6 mil pesos; con bioquímicos es de 370 pesos. Se ha comprobado que se puede disminuir en 50 por ciento el uso de los fertilizantes químicos con el uso de los biofertilizantes, sin que se altere la productividad.

En parcelas demostrativas sembradas con sorgo en Morelos se comprobó que el costo de producción con biofertilizantes fue de 4 mil 800 pesos con rendimientos de ocho toneladas por hectárea, mientras con agroquímicos fue de 5 mil 400 pesos, y se obtuvieron siete toneladas por hectárea. Los experimentos en parcelas con caña de azúcar, trigo, arroz, algodón, maíz, papaya, cacahuate y jitomate de invernadero en esa entidad, así como en Chihuahua y Baja California, fueron exitosas.

El especialista expuso que la aplicación en parcelas de cafetos afectadas por la roya naranja en Oaxaca, Veracruz, Puebla y Chiapas ha sido exitosa. Los microorganismos utilizados en los biofertilizantes tienen un efecto de vacunación en la planta. Nos estamos acercando a amortiguar el efecto nocivo del mal causante de la baja en 50 por ciento de la producción nacional de café.

Explicó que el uso de biofertilizantes –elaborados con microorganismos, bacterias y hongos– ayudan a las plantas a aprovechar el nitrógeno atmosférico como nutriente, promueven la estimulación del crecimiento, protegen el sistema radicular contra patógenos y ayudan a la regeneración de suelos. Se está comprobando su eficacia para solucionar problemas específicos a bajos costos; para avanzar en su uso hay que hacer alianzas estratégicas por regiones con los productores, aseveró.