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La agrupación ofreció su último concierto el domingo pasado en el Auditorio Nacional

El Buena Vista Social Club, emblema de Cuba, dijo adiós a los escenarios mexicanos

Creado en los años 90 por el músico cubano Juan de Marcos e inmortalizado en el documental homónimo, de Win Wenders, el combo emocionó e hizo bailar y cantar a sus seguidores

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El conjunto cubano en uno de los momentos del concierto.Foto Auditorio Nacional/ Chino Lemus
 
Periódico La Jornada
Martes 17 de noviembre de 2015, p. a11

El Buena Vista Social Club es una agrupación que abrió un campo grande para que mucha gente disfrutara de parte de la cultura y tradición cubanas, contó alguna vez en estas páginas la cantante Omara Portuondo, voz principal de este combo, creado en los años 90 por el músico cubano Juan de Marcos, asistido por el guitarrista estadunidense Ry Cooder. La agrupación fue inmortalizada en el documental de nombre homónimo realizado por el cineasta alemán Win Wenders.

La agrupación se despidió de los escenarios de México la noche del domingo pasado.

Hay artistas que parecen disco rayado: ofreciendo lo mismo durante años.

El caso de los veteranos del grupo Buena Vista Social Club es fuera de género: son artistas que cantan, bailan, pero, sobre todo, animan gustosos a su público, como el congregado la noche del pasado domingo en el Auditorio Nacional en un concierto parte del Adiós Tour.

A las siete en punto de la noche entró la orquesta, encabezada por Guajiro Miraval y Barbarito Torres, para culminar 17 años de historia y más de mil conciertos en vivo. Son leyenda.

El cariño se volvió aplausos

El cariño por ellos se convirtió en aplausos y personas de todas las clases sociales se unieron por el ritmo, la rumba, el cha cha chá, el son, la guajira, el danzón, con un repertorio que no dio pausa e hizo del Auditorio un bohío.

Con sus instrumentos, maletas y medicamentos, los músicos arribaron tras una gira que ha recorrido la República y varias ciudades de Estados Unidos. El pasado 15 de octubre llevaron su filin y cultura sonora a la Casa Blanca, en Estados Unidos: se convirtieron en el primer grupo cubano que se presenta ahí en medio siglo.

Jesús Aguaje, director musical y líder actual de la agrupación, agradeció la presencia del respetable y soltó la metralla. Como siento yo, pieza que rompió el silencio y cuyas ondas sonoras recuerdan al cuerpo que es hora de moverse, de desanquilosarse.

Como impulsados por un resorte, cientos movieron la cintura y alzaron la mano. El Guajiro tocó su trompeta y Barbarito su laúd. Otros veteranos se han unido: Papi Oviedo en el tres cubano, Rolando Luna en el piano, Pedro Pablo en el contrabajo, Andrés Coayo en las congas, Filiberto Sánchez en los timbales, y Alberto La Noche en los bongós. Para darle potencia: Luis Allemany, trompeta, y Carlos Calunga e Idania Valdez, en los coros. Por el Buenavista han desfilado unos 40 artistas y en las pantallas del Auditorio se proyectaron imágenes de ellos, que están en el panteón de la música chévere.

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Omara Portuondo, la diva de la orquesta, quien mostró que aún hay voz y alargó el fraseoFoto Auditorio Nacional/ Chino Lemus

Aplausos y emociones, recuerdos: fotografías de Manuel Puntillita Licea, Compay Segundo, Rubén González, Ibrahim Ferrer y Pío Leyva.

Bodas de oro, Rincón caliente, Tumbao, Broca manigua, Blach chicken, Marieta...

En El trombón la orquesta mezcló melodías y la vieja Habana llegó a la mente. El ser humano tiene otra perspectiva del mundo y de la vida cuando está rodeado de agua.

Aguaje anunció a la diva, la mujer símbolo del Buena Vista: Omara Portuondo, quien apareció ataviada con un vestido rojo que resaltaba su negritud. Lágrimas negras, que conecta con Diego El Cigala; 20 años, el deseo de que el amor reviva, de que sea intenso como el de hace dos décadas; No me llores, y la eterna postergación de Quizás, quizás, quizás... Portuondo bailó con su esposo Papi e increíblemente doblaron las rodillas manteniendo el equilibrio cual muchachos.

Omara mostró que aún hay voz y alargó el fraseo.

Se fue.

La orquesta tocó Chan Chan, y las fotos de Compay Segundo aparecieron para recordar al extinto tresero.

El Auditorio casi se cayó con El cuarto de Tula, sobre la mulata que se quedó dormida y no apagó la vela.

Hicieron la finta de que se iban. El encore, de lujo: Dos gardenias y un final agitado con Candela. ¡Aé, aé, aé!..., cantó Omara y un coro de miles la siguió y repitió aún más allá del Auditorio, lejos, en el Metro, en el coche, en el camión. Fue el Adiós Tour del Buena Vista Social Club.