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Expertos lo comparan con leones africanos cautivos y dos especies de leopardos, entre otros

El gato doméstico, malcriado y controlador, pero no quiere acabar con uno, según estudio
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En Springe, AlemaniaFoto Ap
The Independent
Periódico La Jornada
Miércoles 4 de noviembre de 2015, p. 3

El lindo gato que ronronea en nuestro regazo en realidad podría ser un malcriado neurótico y controlador, según investigadores universitarios. Pero, contra lo que aseveran algunos informes, no es probable que quiera matarnos.

Académicos de la Universidad de Edimburgo afirman que el gato doméstico comparte rasgos de personalidad neurótica con los leones y otros felinos salvajes de gran tamaño.

Los investigadores observaron rasgos de carácter en gatos mantenidos en albergues. En colaboración con el Zoológico de Nueva York, en el Bronx, compararon los mininos con leones africanos cautivos, dos especies de leopardos y gatos salvajes escoceses.

Descubrieron características sorprendentemente similares. Los gatos domésticos y los leones mostraron rasgos de neurosis: eran temerosos de las personas, desconfiados e inseguros. También presentaron características de dominio e impulsividad.

Temperamento ansioso

Al comentar el estudio para una emisión de la BBC, el sicólogo forense Max Watchel, quien no participó en la investigación, declaró que los gatos son pequeños depredadores agresivos de temperamento ansioso y no muy seguros de sí mismos. Quieren estar a cargo de la casa. Y son capaces de volverse en contra nuestra en cualquier momento.

Pero la investigadora principal del estudio de Edimburgo, la doctora Marieke Gartner, señaló que hay límites a la agresividad de los felinos. Sugerir que el gato en realidad quiere matar a alguien es ir demasiado lejos.

Los gatos no quieren acabar con uno, explicó a la cadena CNET. Pero con frecuencia las personas no saben tratarlos y por eso las sorprende su conducta.

Gartner aclara que sus resultados tal vez habrían sido diferentes si hubiera estudiado animales en estado salvaje y no en el zoológico, y gatos que vivieran en casas y no en albergues.

Los rasgos conductuales neuróticos detectados por su equipo podrían ser resultado del ambiente de cautiverio artificial de los animales.

Los animales más grandes están en desventaja en cautiverio debido a la cantidad menor de espacio de que disponen, apuntó el informe de Edimburgo. Mientras más amplio sea su alcance en estado natural, una mayor cautividad los inhibe de mostrar su conducta natural.

El documento sugiere que la personalidad de los animales en cautiverio o en programas de conservación se puede evaluar para ayudar a mejorar su bienestar físico y mental.

Animal Madness (Locura animal), libro publicado el año pasado por la escritora científica estadunidense Laurel Braitman, contiene ejemplos de conducta sicótica exhibida por animales cautivos como Gus, un oso polar que vivía en el zoológico del Parque Central de Nueva York.

Gus, que murió en 2013, nadaba compulsivamente hasta 12 horas al día describiendo una figura de ocho y perseguía a los niños a través del cristal en su piscina sumergida, hasta que el personal colocó barreras. Expertos concluyeron que estaba aburrido y deprimido; en un esfuerzo por animarlo le dieron antidepresivos y pusieron un jacuzzi en su piscina.

El libro también presentaba gorilas sollozantes, leones nerviosos, morsas que se masturbaban compulsivamente y una gorila en el zoológico del Bronx que se arrancaba los cabellos hasta que quedó como una humana vieja y enjuta y se le consideró demasiado perturbadora para ser mostrada en público.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya