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Nuevo líder republicano
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Los republicanos designaron ayer a Paul Ryan presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, con lo que apelan al joven legislador de Wisconsin para tratar de restañar las heridas en el seno del partido y atraer votantes para las elecciones del año próximo. La cámara está quebrantada, afirmó Ryan. No estamos solucionando problemas, sino agravándolos, y no estoy interesado en señalar culpables. Vamos a empezar de cero, señalóFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Viernes 30 de octubre de 2015, p. 31

Washington.

Los divididos republicanos proclamaron este jueves a Paul Ryan como presidente de la Cámara de Representantes al apelar al joven legislador de Wisconsin para tratar de restañar las heridas en el seno del partido y atraer votantes para las elecciones del año próximo.

La cámara está quebrantada, afirmó Ryan en sus primeras declaraciones, refiriéndose al parecer tanto a la fragmentación entre los republicanos como a las tradicionales divisiones partidistas. No estamos solucionando problemas sino agravándolos, y no estoy interesado en señalar culpables. No estamos ajustando cuentas. Estamos empezando en limpio.

En una votación nominal, 236 republicanos pronunciaron el nombre de Ryan como su elegido. El cargo es el tercero en la sucesión detrás del presidente y el vicepresidente, y preside una cámara que ha estado agitada por tumultos desde que los conservadores desafiantes acosaron de tal modo a John Boehner que este anunció su renuncia.

Solo nueve conservadores votaron contra Ryan y respaldaron en cambio al poco conocido representante Daniel Webster, de Florida. Fue una cifra muy inferior a los 25 votos emitidos contra Boehner en enero. En cambio los republicanos más rebeldes respaldaron esta vez a Ryan.

Aun así, estaba en claro que las tensiones futuras entre ese grupo y el nuevo líder de la cámara no deben dejar de tenerse en cuenta. Los conservadores han exigido cambios en el modo de operación de la cámara, incluso una voz mayor para los legisladores de las bases para conformar leyes y decidir los presidentes de los comités. Ryan se ha manifestado flexible a esa reclamación.

Ahora Paul Ryan tiene 14 meses para demostrar que puede ser presidente de la cámara para el futuro y no del pasado, afirmó un miembro del grupo conservador Freedom Caucus, Tim Huelskamp.

Ryan se manifestó dispuesto a ayudar a la gente de trabajo, pero su discurso de 13 minutos careció de detalles específicos. Cuando terminó sus declaraciones se dirigió a un asistente y le preguntó: ¿Y ahora qué sigue?

Muchos demócratas consideran a Ryan como alguien con quien se puede trabajar, como lo hicieron hace dos años al elaborar un presupuesto de compromiso. Pero no vacilan en considerarlo un símbolo de las políticas republicanas que consideran negativas. Espero que se oponga a las voces extremas en su grupo, comentó el demócrata Harry Reid, líder de la bancada minoritaria en el Senado.

En la galería de visitantes se encontraba Mitt Romney, candidato presidencial derrotado por Obama en las elecciones de 2012, que catapultó a Ryan a la prominencia nacional al escogerlo como su candidato a vicepresidente. También se encontraban presentes la esposa de Ryan, Janna, y sus tres hijos pequeños, que concitaron cierta atención cuando Ryan insistió en que solo aceptaría presidir la cámara si pudiera pasar tiempo con su familia.

Inmediatamente después de escoger a Ryan para que trace un nuevo curso para su fracturado partido, los republicanos fueron juntos al recinto de la cámara baja para emitir su voto sobre un acuerdo de presupuesto por dos años convenido en días recientes entre el presidente Obama y líderes del Congreso de ambos partidos.

El acuerdo, que fue aprobado por votación de 266-167, incrementaría el límite de endeudamiento del gobierno hasta marzo de 2017, evitando un incumplimiento de pagos sin precedente que estaba a pocos días de distancia. También establecería el presupuesto del gobierno federal para los próximos dos años, removiendo límites de gasto onerosos y alejándose de políticas arriesgadas y amenazas de paralización de actividades gubernamentales no prioritarias que han perseguido al Congreso durante años.

La mayoría de los votos en contra fueron de republicanos, pero 79 legisladores del Partido Republicano votaron a favor.