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Luego de 17 años, Escorial regresa a escena; se presenta los miércoles en el Helénico

Quien ejerce el poder debe ser frío; si se vuelve humano pierde fuerza: Patricio Castillo
Foto
Patricio Castillo y Roberto Sosa en una escena de EscorialFoto Wendy Quintanar
 
Periódico La Jornada
Miércoles 23 de septiembre de 2015, p. 9

El reino es un escorial, un sitio donde lo que sobra se acumula, se revuelve, se mezcla y no se distinguen las partes; ya no hay metales preciosos, tan sólo lo que no vale... y un rey quiere ser bufón y éste le sigue el juego, porque ya no lo protege la reina, muerta, inerte, fría, un fantasma que recorre el castillo, en la penumbra, en el juego fatuo de querer ser el otro.

El poder está separado de la razón tan sólo por una línea muy delgada, y la mofa es tan real que no es locura, sino un estado de chifladura.

Protagonizada por Patricio El Pato Castillo y Roberto Sosa, luego de 17 años vuelve la obra de teatro Escorial, basada en un texto de Michel Ghelderode, traducido por César Jaime, bajo la dirección y adaptación de Luly Rede.

La primera vez estuvo en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz del Centro Cultural Universitario. Rede decidió retomarla para que nuevas generaciones conozcan esta interesante obra de Ghelderode.

Castillo y Sosa fueron parte del elenco original. La nueva temporada cuenta con la participación de Roberto Raki Ríos y Paula Comadurán, de sólida trayectoria artística.

En una atmósfera funesta y con un aire enrarecido, se desarrolla esta farsa grotesca, en la que un longevo rey decadente se aflige ante la inminente muerte de su reina. Desesperado por desahogar su dolor e impotencia, instruye a Folial, su bufón, para representar una farsa que lo hará desprenderse de los sentimientos que acongojan su alma y, de este modo, ahuyentar a los espectros; no obstante, este juego sirve para desenmascarar al rey.

En entrevista, Castillo afirmó: “En esta obra soy rey y bufón. Todos somos seres reales en el universo formado de esa manera. De acuerdo con las computadoras somos un uno y un cero. Decía Jung que todos tenemos un carácter introvertido y otro extrovertido. No hay nadie que sea totalmente una cosa u otra. En esta obra no es que el rey no tenga sentimientos, pero quien ejerce el poder debe ser frío. Si se vuelve humano pierde fuerza y, en ese sentido, el poder.

Me atrevería a decir, junto con Salvador Novo, que todo cambia, salvo las ansias y las pasiones humanas. Esas son las mismas desde la época de las cavernas. Así, esta obra tiene una vigencia total, absoluta. El autor hace que choque el sentimiento con la inteligencia, por medio del poder.

Las cosas no han cambiado

Consideró: Respecto de lo que vivimos hoy, repito: hay cosas que no cambian. Para ejercer el poder hay que dejar fuera el sentimiento.

Sosa afirmó: El cambio de rey a bufón, y viceversa, es un gran ejercicio actoral, porque no puedes dejar nada al azar, ningún texto, ninguna reacción, sin haberla ensayado, analizado; no se puede dejar nada a la improvisación. Me gusta mucho este montaje, porque es como una partitura actoral, en la que sí hay todo un diseño gestual, dramatúrgico. La música, incluso, está compuesta en función de la propuesta actoral. Los movimientos del bufón son precisos, actoralmente es un deleite. El autor obliga al actor y a la directora a no hacer concesiones con los personajes y lo mismo con cada una de las frases.

Escorial cerrará temporada el 25 de noviembre, con funciones los miércoles a las 20:30 horas, en el teatro Helénico, ubicado en avenida Revolución 1500, colonia Guadalupe Inn. Entrada: 200 pesos.