Política
Ver día anteriorDomingo 20 de septiembre de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
A 30 años de la tragedia

Relatos de socorristas de la Cruz Roja durante la ceremonia de conmemoración

Siempre se requerirá el auxilio de la ciudadanía, como hace tres décadas
Foto
Grupos de oficinistas y transeúntes participaron en el magno simulacro en la ciudad de MéxicoFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Domingo 20 de septiembre de 2015, p. 4

Aun cuando la Cruz Roja Mexicana está preparada, pues cuenta con diversos protocolos para atender emergencias, un sismo de la magnitud del ocurrido en 1985, o superior, rebasará la capacidad institucional y, por tanto, se requerirá de la cooperación, apoyo y respaldo de la población, tal como sucedió hace 30 años, señalaron socorristas que participaron en labores de salvamento.

Entrevistados en la ceremonia que ayer realizó la institución en sus instalaciones de Polanco, la cual comenzó con un minuto de silencio a las 7:18, y en la que rindió honores a los fallecidos en la catástrofe, los comandantes Marcos Hernández González y Carlos Ceja Zamora, jefes de guardia, y Javier Heredia, radioperador, coincidieron en que la mancuerna con la sociedad civil es indisoluble ante acontecimientos como los sismos de hace tres décadas.

Añadieron que la población debe prepararse, no tomar a juego los simulacros, conocer los planes de protección civil, elaborar un plan familiar de emergencia y, si es posible, tomar cursos de primeros auxilios, como los que imparte la Cruz Roja.

Recordaron que en esos días sus jornadas de trabajo no tenían límite, porque la necesidad era enorme y pese a la ayuda ciudadana faltaban manos para escarbar. Algunos rescatistas llegaron a estar hasta cinco días seguidos rescatando sobrevivientes, trasladando cuerpos al lugar que se había acondicionado de morgue y coordinando las urgencias.

Nos hacían falta manos para tratar de sacar las piedras, con palos lo intentábamos; ya no habían picos ni palas; tratábamos de rescatar a la gente como se podía; arrastrándonos dentro de las estructura, no nos importaba que se nos vinieran encima. Había que tratar de sacar a las enfermeras, médicos y bebés que estaban atrapados en las ruinas del Hospital Juárez.

Hernández González, quien tenía 24 años, narró a La Jornada cómo una mujer desesperada pedía al paso de los socorristas que fueran a un edificio de la calle Orizaba porque ahí estaban su esposo y sus dos hijos.