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Ética y política, título de la mesa en la segunda jornada del encuentro en la UNAM

Los empeños del homenajeado hallaron en el marxismo una tierra firme e inquebrantable
 
Periódico La Jornada
Jueves 3 de septiembre de 2015, p. 4

En la segunda jornada del encuentro auspiciado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) por el centenario natal de Adolfo Sánchez Vázquez, durante la mesa Ética y política se reflexionó sobre el pensamiento del filósofo y académico.

Al respecto, Juliana González refirió citó al homenajeado: Sigo convencido de que el marxismo, no obstante lo que haya que criticarse o abandonarse, sigue siendo la teoría más fecunda para quienes están convencidos de la necesidad de transformar el mundo, aunque hay en el camino retrocesos, obstáculos y mucho sufrimiento.

En el aula magna de la Facultad de Filosofía y Letras se escuchó: Muchas verdades se han venido por tierra, esperanzas desvanecidas, deseos frustrados, ideales traicionados, muchos derrumbes, se aludió al filósofo trasterrado de España a México.

No obstante, hoy estoy más convencido que nunca de que el socialismo sigue siendo una alternativa necesaria, deseable y posible.

Un mensaje de esperanza y un acercamiento a los partidos políticos a partir de los planteamientos filosóficos de Sánchez Vázquez fueron los ejes de la mesa Ética y política, en la que participaron Juliana González, Víctor Flores Olea, José Woldenberg y Frigga Haug.

Irrupción de la juventud del 68

Juliana González destacó la preocupación filosófica por la ética y el ámbito de la moral de Adolfo Sánchez Vázquez, que ocupó artículos y pasajes de su obra, en especial la redacción de su libro de texto para la enseñanza de la ética, que surgió por inspiración del movimiento de 1968, de esa juventud que irrumpía en la historia demandando otros valores y que buscaba transformar el mundo existente.

La ex directora de la Facultad de Filosofía y Letras señaló que la ética del homenajeado no sólo está en sus escritos sobre moral, sino en su actitud ante la vida. Por su modo de ser, de actuar, de filosofar, de enseñar, de luchar por sus propios valores y sus convicciones.

Para Sánchez Vázquez el destierro no fue un simple trastierro, agregó González. Sin embargo, este siempre estar sin tocar tierra, contrasta radicalmente con la tierra firme, segura, inquebrantable y siempre prometedora que le significó el marxismo. En éste rencontró la seguridad de todos los empeños.

El académico y diplomático Víctor Flores Olea planteó una pregunta que ronda con frecuencia también en estos dos días del encuentro: ¿por qué después del fracaso, tiene sentido el socialismo? La respuesta, afirmó, es que mientras tengamos un capitalismo salvaje, expoliador, que no se toca el corazón para exprimir, entonces tenemos presente la necesidad del socialismo.

Un principio de esperanza afloró desde la voz del ex director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, porque este socialismo distinto es la necesidad de un mundo mejor, más justo, más equilibrado y más proporcional.

José Woldenberg, especialista en temas electorales, retomó los planteamientos de Sánchez Vázquez plasmados en el libro Ética y política, publicado en 2007, durante la relectura del filósofo para ofrecer una luz a la tensión que hoy cruza a la mayoría de partidos políticos, generada por la identidad por un lado y el pragmatismo por otro.

Lo primero que se debe agradecer al maestro Sánchez Vázquez es la pulcritud de su razonamiento, la claridad expositiva y su capacidad pedagógica. Y junto a ello, el tratamiento iluminador de una dimensión despreciada por cínicos, pragmáticos y fanáticos. Los lazos y tensiones entre la ética y la política, dijo el ex consejero presidente del extinto Instituto Federal Electoral.