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El estadunidense ofreció el martes el primero de tres conciertos

Marc Anthony, de la balada a la rumba, incitó al baile en el Auditorio Nacional
 
Periódico La Jornada
Jueves 27 de agosto de 2015, p. a10

En el Auditorio Nacional la noche del pasado martes, en las pantallas central y laterales se proyectaron imágenes de relojes en los cuales las manecillas daban la idea fatal de que el tiempo avanza y hay que aprovechar el propio, para vivir la vida a cada instante, con un sentido no vegetativo.

Un cantante admirador de Héctor Lavoe hacía que el público se diera al baile, con una melodía pegajosa, imantada de buena suerte, de la cual él ha dicho se sale de su estilo, pues es totalmente positiva, a nivel del Cándido, de Voltaire.

Corría el primero de tres conciertos consecutivos del estadunidense de origen puertorriqueño Marc Anthony, quien hoy goza de un éxito que labró a base de tenacidad. Lejanos, casi míticos, parecen los días en que pedía una oportunidad y era rechazado, con su música, con su objetivo vital de querer vivir del canto.

En su casa su padre le despertó el gusto por la música mexicana, sobre todo la ranchera; por el bolero. Su ser se estremecía con las dolorosas de Javier Solís, de Pedro Infante y, sobre todo, de Marco Antonio Muñiz. Tanto admiraba a este último su progenitor que le puso de nombre Marco Antonio Muñiz Rivera, hoy Marc Anthony.

En su concierto, el ex de Jennifer López (Jlo) comentó que no fue una melodía del intérprete de Quiero abrazarte tanto lo que le decidió a cantar en español, sino una composición de Juan Gabriel: Hasta que te conocí, que cantó en un largo meddley de baladas y cuya letra dice: No sabía de tristezas ni de lágrimas, ni nada, que me hicieran llorar. Yo sabía de cariño, de ternura, porque a mí desde pequeño eso me enseño mamá, eso me enseñó mamá; eso y muchas cosas más. Yo jamás sufrí, yo jamás llore; yo era muy feliz, yo vivía muy bien (...) Hasta que te conocí...

Marc Anthony hizo una versión de esta canción sentimental y por momentos parecía un recital de bel canto. La influencia de la estructura de las rolas del Divo de Juárez es tal que Marc la sigue: comienza a ritmo de paso de entierro y acaba a ritmo de fiesta, de carnaval.

Varias veces, Marc Anthony dijo al público que sus temas eran así, comenzando como baladitas para luego convertirse en un estuario de rumba, de salsa.

Así fue desde la primera rola: Valió la pena, de su disco dedicado a Jlo en los días de vino y rosas.

Sus fans gritaban como si los siguiera la bruja. Al punto del paroxismo. Una dama se movía sensualmente.

Se reventó Hubo alguien, Hasta ayer, Flor pálida, Contra la corriente.

Vino el meddley baladesco no baladí, que incluyó su versión salsera de ¿Y cómo es él?, de José Luis Perales, quien una vez dijo a La Jornada que en esa historia el hombre es muy civilizado y no agarra a balazos a los traidores. Marc compuso la letra en una frase, la parte que dice: es un ladrón que me ha robado todo, la sustituye por es un ¡cabrón! que me ha robado todo.

La noche avanzó con ¿Qué precio tiene el cielo? y Te conozco. Con Gente de Zona cantó La gozadera. Cerró con Tu amor me hace bien y Vivir mi vida, en la que los relojes avisaron que aún había servicio del Metro.