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El Sistema Nacional de Fototecas del instituto le entregará la medalla al mérito el 27 de agosto

Arturo Fuentes, El Chato, recibirá una presea del INAH por 30 años de fotógrafo

El jurado reconoció en su obra una propuesta vanguardista que retoma los procesos antiguos

 
Periódico La Jornada
Lunes 24 de agosto de 2015, p. a11

Con 30 años de trayectoria, Arturo Fuentes, El Chato, recibirá el jueves 27 de agosto la medalla al mérito fotográfico que otorga el Sistema Nacional de Fototecas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Fuentes recibirá el premio en Pachuca, luego de que el jurado reconoció en su obra una propuesta vanguardista y personal que retoma los procesos antiguos. Compartirá la distinción con Alicia Ahumada y Elsa Medina.

Mi vida es perderme en el espacio, dice Arturo Fuentes para resumir 30 años de vivir para la fotografía.

Este maestro de la lente ha sido un pata de perro, porque recorrió la ciudad de México para ver sus panorámicas sin haber pensado nunca que iba yo a captarlas años más tarde. A lo mejor ya estaban ahí guardaditas para cuando llegara la fotografía.

Cuando El Chato entra a su laboratorio lo primero que hace es quitarse el sombrero de fieltro gris y coronar con él una de las 12 cámaras panorámicas que ha ido coleccionando con el tiempo. Son una belleza, afirma el fotógrafo.

Cada una es una rara avis de la tecnología fotográfica. Inmersos en la vorágine de disparos, propia de la era digital, los tesoros de Arturo Fuentes, cámaras del siglo XIX de un solo tiro, son un recordatorio de que la maestría requiere paciencia.

Esa es la cosa: todos miramos a nuestro alrededor, pero no todos vemos, dijo Josef Koudelka –uno de los gurús de El Chato– en una entrevista a Letras Libres. Ese es otro orgullo de El Chato; no sabe cómo hizo, pero consiguió que Koudelka visitara su estudio. “Aquí vio mi trabajo y me regañó.

La lección más importante que me ha dado la fotografía es que el negativo se hace positivo, frase también de Koudelka aplicable a la vida de Arturo Fuentes, quien dejó una posible vida de investigador (estudió sociología), un trabajo en la Universidad Autónoma Metropolitana y la relativa seguridad que podría haberle dado ser fotógrafo de un periódico.

Autodidacta riguroso, aprendió echando a perder rollos de sus compañeros y forzado por la exigencia de ellos. Sus fotos de migrantes en la frontera México-Estados Unidos, de cholos y chavos banda, del levantamiento del Ejército Zapatista de Libreación Nacional, de manifestaciones de trabajadores y globalifóbicos llegaron a las páginas de diarios nacionales. Además ha colaborado con Reuters, Ap y The New York Times, entre otros medios.

Sin embargo, hay un momento en que te das cuenta de que la fotografía no es nada más 35 mm, revelar e imprimir: hay un camino grande por conocer. La vida te da muchos trancazos en la fotografía, pero los asumes y sigues adelante, si te gusta.

Arturo Fuentes es un maestro que mantiene la humildad y la disposición del buen alumno; además de Byron Brauchli, ha aprendido de otros grandes, como John Goodman y Sandy King. Él mismo es profesor, paradójicamente, de fotografía digital en el Faro de Oriente, adonde acuden personas con ese gusano por hacer fotos con intención, entonces ahí interviene El Chato, para encaminarlos y para que se ahorren los tropiezos que uno ha tenido, dice.

Los resultados son buenos y quien quiera constatarlo tiene la oportunidad de ver el trabajo de 25 de sus alumnos en la exposición Miradas fotográficas, en el Centro Cultural de España (epública de Guatemala 18, Centro), que finalizará el 11 de octubre.