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Desde el otro lado

Precandidatos republicanos, algunas lecciones del debate

E

n noviembre de 2016 se realizarán elecciones para elegir al sucesor de Barack Obama en la presidencia de Estados Unidos. A más de un año para que eso suceda, se celebró el primer debate entre los precandidatos republicanos que pugnan por esa institución política para representarla en esas elecciones .

No fue posible tener una idea clara de sus propuestas, toda vez que buena parte del debate la ocuparon para atacarse mutuamente. No obstante, cabe buscar algo de sustancia que pudiera indicar hacia donde se orientaría su mandato, en caso de obtenerlo. Entre los temas que se discutieron, la migración es el que más importa a los 11 millones de indocumentados que viven en el país. Al respecto, con excepción del senador por Texas, Ted Cruz –quien nació en Canadá y es hijo de emigrantes cubanos–, la mayoría de los candidatos se manifestaron por una reforma migratoria que considere una vía para conceder la ciudadanía a los indocumentados. Muchos de los precandidatos se han percatado de la creciente importancia de este sector en las urnas, por ello han flexibilizado su posición con respecto a una reforma migratoria menos punitiva para los indocumentados.

En el tema de los derechos de las mujeres a la reproducción, la mayoría de ellos afirmaron su convicción conservadora en torno a la prohibición del aborto. Jeb Bush, uno de los favoritos para ganar la nominación, fue enfático al decir que cuando gobernó Florida vetó los recursos a las organizaciones que apoyan a las mujeres en ese tema. Es fácil concluir que lo haría nuevamente, esta vez en toda la nación, si llegara a la presidencia.

Sobre la reforma al sistema de salud, tal vez la iniciativa más importante del presidente Obama, algunos de los precandidatos la calificaron como un robo a los causantes y aseguraron que la revocarían de llegar a la presidencia.

La mayoría responsabilizó al presidente Obama del nacimiento del Estado Islámico, y la necesidad de enviar tropas para erradicarlo. Lo que no dijeron fue que fue Bush, su antecesor, quien sentó las bases para el nacimiento de ese Estado, cuando invadió Irak con una excusa baladí.

El gran ausente en el debate fue el tema de la pobreza y la desigualdad. En momentos en los que las cifras, y más palpablemente las evidencias, muestran un incremento sustancial en la brecha entre 10 por ciento de la población que recibe mayores ingresos, y 90 por ciento que ha quedado rezagada en la repartición de los beneficios que toda la sociedad produce, ignoraron la necesidad de buscar soluciones a esta crítica situación. Pareciera que las carencias de los sectores más desvalidos de la sociedad no existen. De esa manera, el futuro de millones de personas se torna aún más sombrío cuando quienes pretenden llegar a la primera magistratura no muestran la menor preocupación por referirse a un problema tan evidente, como injusto e inmoral.