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Protagonistas de la literatura mexicana

Bárbara Jacobs escribe para estar en la vida

La autora charló con su par y amiga Elena Poniatowska en el Palacio de Bellas Artes

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Bárbara Jacobs y Elena Poniatowska, colaboradoras de La Jornada, durante la charla que tuvieron en la sala Manuel M. PonceFoto Roberto García Ortiz
 
Periódico La Jornada
Jueves 13 de agosto de 2015, p. 5

La escritora Bárbara Jacobs (DF, 1947) hizo a un lado su timidez y contestó con lujo de detalles las preguntas formuladas por su amiga, la periodista y escritora Elena Poniatowska, la noche del martes en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, como parte de la actividad especial Protagonistas de la literatura mexicana.

De entrada Poniatowska anunció que la plática se realizaría muy en familia, no para ponernos ninguna trampa la una a la otra. Conste, intervino Jacobs. Quién mejor que doña Elena para ofrecer una semblanza de Barbarita, a quien conoce desde los años 70 del siglo pasado. Sin duda su matrimonio con Tito Monterroso (1921-2003) la ayudó a creer en sí misma y a confiar en que formaría parte de la gran familia literaria, externó la premio Cervantes 2013.

Al principio, Bárbara Jacobs respondió con discreción. ¿Cuál fue el primer libro que publicaste? Lo primero que publiqué fue en 1970, pero libro, libro, fue en 1982.

Poniatowska señaló que la novela que la hizo destacar fue Las hojas muertas, dedicada a su padre Emile, que ganó el Premio Xavier Villaurrutia 1987 y fue seleccionada para repartirse en dos ocasiones en las secundarias del país, con un total de 60 mil ejemplares.

Ya entrada en confianza, Jacobs habló de su personaje Clarisa Landázuri, y álter ego según Poniatowska:

“Se me ocurrió por la necesidad de ocuparme de la realidad, cosa que no puedo hacer porque no me siento capacitada para acercarme a lo que sucede en la vida real. Soy como un gato que, dicen, ven en la oscuridad; allí me siento a mis anchas, pero de este lado de la vida real me siento indefensa.

La misma Elena acaba de decir que el mundo literario es muy bonito, pero puede ser muy cruel. Siempre estoy a la espera para ver de dónde viene el golpe. Pero al hacerme de una persona capacitada como Clarisa para enfrentar lo de fuera, me siento más tranquila, que puedo meterme con la realidad como si tuviera el derecho a hacerlo.

Hace meses Jacobs publicó otro libro, La dueña del Hotel Po, cuya narradora principal quiere recuperar mediante el hotel lo que no puede dar en la realidad, que es ser hospitalaria. Así que, al igual que por medio de Clarisa se cumple mi activismo, mediante el Hotel Po se cumple mi deseo de ser una persona hospitalaria, acogedora, comunicativa, amable, buena ama de casa; todo eso que siento que no soy.

El padre, un misterio

Un personaje recurrente en los libros de Jacobs es su padre, un misterio para la propia familia, según Bárbara, acotó Poniatowska. Sobre ese amor, incluso obsesión, la entrevistada explicó: “Empecé a buscarlo como una figura atractiva, pero inaccesible para mí. Era una persona muy amable en el sentido de dejar amar, pero muy encerrada, siempre estaba leyendo.

Empezamos a descubrir quién era papá por alguno de mis hermanos que encontró unas fotos suyas vestido para la guerra. Descubrimos que perteneció a la Brigada Lincoln de las Brigadas Internacionales que lucharon en la Guerra Civil de España, del lado de la República.

“Eran personas idealistas –todavía hay algunos, pero ca-da vez menos–, al grado de que esa guerra se considera la última guerra idealista que ha habido en la historia. Fue heroica, aunque lo ideal es de que ya no haya guerras.

Todos salimos como él; a todos nos da por protestar. Por mi parte, mediante Clarisa Landázuri. Todos hemos encontrando en mi papá a un héroe que arriesgó su vida por una ideal de justicia.

Bárbara Jacobs trabaja en varios libros al mismo tiempo: “Aparte de que tardo mucho en decidir que un texto ya está bien para publicarse, a veces se me empiezan a ocurrir otras cosas.

Las hojas muertas es el primer libro que empecé, pero cronológicamente es el tercero que apareció. Tardé 10 años en escribirlo y tengo 10 versiones.”

En la literatura, ¿qué te da miedo?, inquirió Poniatowska. Que no me salga lo que quiero. Batallo mucho para sentir que me está saliendo lo que deseo. ¿Uno se salva a través de la literatura? Totalmente, pero si uno es escritor. La literatura te da para querer vivir, para empezar. La literatura es mi forma de comunicación, de estar en la vida.

Cortázar y Borges, traductores

El más reciente proyecto de Jacobs consiste en una historia de la literatura del siglo XX mediante los géneros literarios, para el que ha creado una estructura particular. Más allá de los tradicionales, como la poesía, la narrativa, el drama y el ensayo, la escritora ha encontrado un total de 33. Para fundamentarlos, decidió que cada género tuviera cuatro representantes, todos occidentales. En cada cuarteto tenía que haber, por lo menos, una mujer y un autor, o autora, de habla hispana.

También se impuso que los representantes de cada cuarteto fueran escritores creadores. Por ejemplo, en el género de la traducción destacó la presencia de Julio Cortázar y Jorge Luis Borges.

El público se mostró muy interesado en los comentarios de Jacobs aunque, dijo, más que dar consejos prefiere dejar sus ideas.