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Fuerte fractura, la imposición de Francisco Labastida que realizó Ernesto Zedillo

Relevos en la dirigencia del PRI, marcados por tropiezos, dedazos y uso de recursos públicos

Difícil para el partido, los escándalos que protagonizaron Elba Esther Gordillo y Roberto Madrazo

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En el PRI alistan la salida de César Camacho, quien condujo al partido desde diciembre de 2012Foto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Miércoles 5 de agosto de 2015, p. 11

El Partido Revolucionario Institucional (PRI) ha vivido, en los 16 años recientes, procesos internos de elección de sus dirigentes nacionales que fracasaron en competencias marcadas por la ruptura y la intervención de los ex presidentes Ernesto Zedillo y Vicente Fox, así como de gobernadores priístas, y el uso de recursos públicos.

En 1999, y a pesar de la sana distancia que marcó la relación desde Los Pinos, el dedazo de Zedillo impuso al entonces director del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste), José Antonio González Fernández, y dejó sin apoyo al sobrino de Luis Echeverría, Rodolfo Echeverría.

González Fernández estuvo sólo ocho meses al frente del tricolor, en una etapa en que el partidazo sufrió una de sus principales fracturas, con el experimento de elección de candidato presidencial abierta a las bases. También entonces la línea era que sí había línea, y desde Los Pinos se impuso a Francisco Labastida Ochoa.

Para el proceso interno de 2000, el PRI designó a Dulce María Sauri Riancho, y la inestabilidad que marcó su dirigencia se reflejó en el número de secretarios generales que la acompañaron: con Labastida como candidato, Zedillo impuso a su secretario de Desarrollo Social, Esteban Moctezuma Barragán.

Ante la derrota, y luego de que Zedillo quiso destituir a Sauri y poner en su lugar a Labastida, se desató la insurrección, que se resumió en una frase del ex gobernador de Puebla Manuel Bartlett Díaz: El Presidente ha dejado de ser el líder moral del PRI. ¡No debe mandar ni un minuto más!

Los rebeldes priístas mantuvieron a Sauri, nombraron a Echeverría Ruiz secretario general y buscaron reorganizarse en su 18 asamblea, en la que Roberto Madrazo Pintado comenzó a confeccionar el camino para dirigir el partido y luego hacerse de la candidatura presidencial en 2006.

Ya en 2001, una vez que el PRI declaró desaparecido su eje articulador, que provenía desde el poder presidencial, Sauri permaneció como presidenta hasta 2002 y sólo se cambió nuevamente de secretario general: Murillo Karam y después Sergio García Ramírez.

La primavera de 2002, con un nuevo proceso interno de renovación, mostró al verdadero PRI: la dupla Madrazo Pintado-Elba Esther Gordillo arrasó a la fórmula Beatriz Paredes-Javier Guerrero García, en un ejercicio definido entonces por María de los Ángeles Moreno como de la delincuencia organizada.

A Elba Esther –contado por ella misma en estas páginas en septiembre de 2005–, Madrazo la sedujo políticamente.

La maestra reveló que Madrazo la tocó en su vanidad. Un día comí con él en el Churchill y ahí me plantearon la alianza. Él como presidente y yo como secretaria general.

En principio, Gordillo lo rechazó, pero el ex gobernador de Tabasco le prometió la coordinación del grupo parlamentario, y después los dos fueron a Los Pinos a ver a Vicente Fox, que a cambio les pidió respaldar sus reformas, una fiscal y otra energética.

Madrazo se sacudió a la maestra y su grupo le achacó a ella toda la carga de la negociación con el PAN. Lo que olvida Roberto es que fuimos juntos y hablamos con él de nuestra fórmula… No defiendo a Fox, pero Roberto iba y le ofrecía una cosa y luego hacía lo contrario, contó.

El acuerdo se pudrió rápidamente. Desde el PRI se distribuyó el libelo Elba de Troya o Lady Macbeth Gordillo, que incluía transcripciones de llamadas telefónicas de la lideresa magisterial con personajes como el ex secretario de Relaciones Exteriores Jorge Castañeda.

Según Gordillo, Madrazo la amenazó de muerte a través de un amigo que hizo de mensajero. En los corrillos priístas se dice que el emisario fue Jorge Hank, que llevó hasta el departamento de la calle Galileo, en Polanco, una caja de chocolates, con un papelito dentro con el aviso.

Beatriz Paredes, en tanto, anunció que acataba el dictamen de la comisión para el desarrollo del proceso interno, a la sazón presidida por Héctor Hugo Olivares Ventura, pero la actual embajadora en Brasil y sus compañeros anunciaron un frente por la dignificación de la democracia y la legalidad.

De ahí surgió Unidad Democrática –la única corriente interna desde la ruptura en 1998–, que después se transformó en el grupo conocido como Todos Unidos contra Madrazo (Tucom).

Madrazo se fue en agosto de 2005, después de haber sacado de la competencia por la candidatura presidencial a Arturo Montiel Rojas, la carta fuerte del Tucom, que se desmoronó cuando se divulgó la especie de que las autoridades fiscales habían iniciado una investigación de su fortuna y los bienes de su familia.

Montiel desistió sin avisar a sus compañeros del Tucom. Se presentó a la sede nacional del PRI a una reunión con Madrazo. Cabizbajo, musitó: He tomado la decisión más difícil de mi vida.