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Filosofía, reflexión y moral se mezclan y confrontan en el montaje del teatro Helénico

El libertino somete al filósofo Diderot a las leyes del teatro, afirma Otto Minera

El actor Fernando Luján y el escritor Juan Villoro develan placa por fin de temporada

 
Periódico La Jornada
Domingo 2 de agosto de 2015, p. 8

La filosofía, a escena, para reflexionar sobre lo que es la moral; si el hombre es bueno o malo por naturaleza, si vivir en sociedad crea almas monstruosas y corrompe los sentimientos. Son algunos de los temas de la obra de teatro El libertino, que la noche del pasado viernes tuvo una función adelantada de fin de temporada, en el Centro Cultural Helénico.

Tras 36 funciones exitosas en las que la mayéutica o forma de disquisición filosófica desemboca en juicios o silogismos que provocan risas, el personaje central, Diderot, contrastará sus ideas de hombre libre con la realidad convencional de todo esposo y padre. ¿Qué hacer cuando una hija sigue las ideas del padre filósofo?

Escrita por Eric-Emmanuel Schmitt, El libertino, una historia sin pudor, es dirigida por Otto Minera, con la actuación de Rafael Sánchez Navarro (Diderot), Marina de Tavira (Dorothea Therbouche), Karina Gidi (Madame Diderot), Marcela Guirado (Angelique), Andrea Guerrero (Mademosille D`Holbach) y Alberto Dányuru (Baronet).

Develaron la placa por fin de temporada el actor Fernando Luján y el escritor Juan Villoro.

En entrevista, Otto Minera expresó: El autor logra dar un trato interesante al personaje, al filósofo Diderot, a quien lo somete a las leyes del teatro, a las leyes dramáticas, a las leyes de la escritura del teatro. Esta no es una clase de filosofía, no es una lección, desde luego, sino una obra de teatro. Es sobre un filósofo, pero lo vemos hablando de sus cosas y vemos cómo se mete en aprietos, como todos.

Tragedia y comedia

El libertino fue traducida tal cual y Minera la recortó porque el original es muy largo, más de dos horas. Quedó en una hora con 40 minutos. Para mí el teatro es absolutamente completo. En el teatro las abstracciones, las ideas, no basta con darles la vuelta. En el teatro debe haber carne, huesos, sangre, besos, pasiones, ambiciones, pero concretos, encarnados. Es una experiencia vital.

¿El hombre es bueno o malo por naturaleza? Minera: Hacemos esta obra porque nos divierte, nos encanta, pero porque también creemos en que la comedia  no es un género menor. Fácilmente la gente piensa que la tragedia es lo importante, pero la comedia también lo es. Esta obra habla de cosas que siempre son importantes. Tenemos que apurarnos a hacer un teatro que no sea para venir a perder el tiempo, sino para ganarlo; no debe ser un teatro de fáciles, de me reí hora y media y me olvidé de mi vida. No. No hay que olvidarnos de nuestras vidas nunca. Nuestras  obras no es que deban darnos lecciones, porque no es clase ni nada de eso. Uno vive con los personajes una experiencia y se la plantea como propia, y se echa a andar la cabeza. Quisiéramos que la gente se quedara al final de cada función platicando dos horas de esta obra y de sus propias vidas, y de tantas otras cosas que tienen que mejorar en este país. México tiene muy buen teatro, pero no en la cantidad que necesita. ¡Las estadísticas son brutales! ¡Noventa y cinco por ciento de la población jamás ha visto teatro! Y cuando lo ha visto ha sido el que está para tirarlo a la basura. Un teatro tonto, fácil, que no ofrece una experiencia artística inteligente, rica, literaria. Hay un buen camino para andar.

Las funciones son los viernes, a las 20:30 horas; sábados, 18 y 20:30, y domingos, 17 y 19:15. Teatro Helénico, en avenida Revolución 1500, Guadalupe Inn. Taquilla: 4155 0919.