Opinión
Ver día anteriorSábado 18 de julio de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Orquesta Filarmónica de Jalisco: turbulencia
E

n general, el conocimiento que tenemos los chilangos del trabajo de las orquestas del interior es muy escaso, debido no sólo a problemas logísticos y territoriales, sino a que vivimos en una dinámica que hace que nuestros oídos ignoren casi siempre lo que se escucha más allá de los límites del Distrito Federal.

Entonces, si Mahoma no va a la montaña… El domingo pasado, el Teatro de Bellas Artes recibió, en buena hora, a la Orquesta Filarmónica de Jalisco y a su director artístico, el canadiense Marco Parisotto.

La presentación de la orquesta venía precedida de algunos datos duros y muchos rumores blandos sobre un agudo conflicto entre sus filas, pero la expectativa fue, debió ser, puramente musical.

Instantes antes de la anacrusa para el inicio de la primera obra, resonaron desde las alturas de Bellas Artes algunos gritos contestatarios, entre los que destacó la repetición de ¡Fuera Parisotto!

De inmediato, los gritos fueron acallados por un cálido y nutrido aplauso en favor de la Filarmónica de Jalisco, de su director y, sobre todo, en favor de la música.

En la primera parte del programa, el pianista ruso Alexei Volodin interpretó los conciertos números 1 y 3 de Prokofiev, dejando escuchar un buen conocimiento no sólo de las respectivas partituras (mejor en el caso del Tercer concierto) sino también del estilo de ejecución que mejor le queda a Prokofiev: un estilo potente, percusivo, casi rudo en ocasiones, y fogoso aun en los episodios más tranquilos del discurso pianístico.

A destacar, también, la amplia y bien manejada gama de matices dinámicos de Volodin, elemento indispensable en la interpretación de Prokofiev, so pena de engendrar una interpretación homogéneamente dura. Acaso, se percibieron en estos dos conciertos algunos momentos de inestabilidad en el pulso y el tempo de Volodin mismos que, debo decir, me fueron señalados por mi vecino de asiento, pianista experto.

La segunda parte del programa dirigido por Marco Parisotto consistió en una muy buena versión de la partitura completa del Petrushka, de Stravinski.

Lo más destacado fue la unidad y coherencia logradas por el director en el ensamble de las partes sucesivas del ballet, cosa que no es fácil debido a los contrastes stravinskianos, a veces extremos.

Bajo las manos claras y expresivas de Parisotto, la Filarmónica de Jalisco demostró ser una orquesta precisa, de sonido compacto y homogéneo (ya lo había dejado escuchar en Prokofiev) y con buenos colores en sus distintas secciones.

Y en el ámbito generalizado de nuestras orquestas a veces difusas, siempre se agradecen los unísonos que de verdad lo son, así como la seguridad en los ataques y los cortes.

De entre los muchos detalles positivos que podría señalar a partir de la audición atenta de este muy bien logrado Petrushka, destaco la brillante y enérgica resolución de los numerosos solos (y ensambles) de trompeta de la partitura de Stravinski, así como la expresividad de un lírico y sinuoso trío para flauta, fagot y trompeta, dos extremos sonoros que dan cuenta cabal de la flexibilidad de la Orquesta Filarmónica de Jalisco.

Marco Parisotto y sus músicos concluyeron su presentación en Bellas Artes con una brillante ejecución de Guadalajara, en el expansivo arreglo que realizó Manuel Enríquez, jalisciense de pura cepa.

Así pues, sin conocer a fondo los detalles del diferendo entre algunos músicos de la Filarmónica de Jalisco y su director, no puedo sino especular que se trata, como ha ocurrido en otros tiempos, otras orquestas y otros lugares, de una instancia más de la pugna entre la exigencia artística y las inercias recalcitrantes, señaladas en este caso particular por una fea y ominosa corriente de xenofobia chovinista.

De lo único que puedo dar testimonio, tan objetivo como pueda ser dadas las circunstancias, es del progreso evidente en la calidad sonora e interpretativa de la orquesta desde la última oportunidad que tuve de escucharla allá en el Teatro Degollado de Guadalajara.

Y como los músicos de la Filarmónica de Jalisco estaban en el escenario tocando Prokofiev y Stravinski, queda en el aire la pregunta: ¿quiénes eran los gritones de gayola?