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Ver día anteriorMartes 14 de julio de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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¡Ναι!
S

e ha escrito hasta el cansancio. Hay semanas en que pasan años. La semana pasada pasaron años, y así apuntan algunas semanas más. Los griegos en su mayoría dijeron ¡oxi! (no) en el referendo del 5 de julio, al proyecto de acuerdo que fue presentado por la Comisión Europea al primer ministro Alexis Tsipras; el pasado fin de semana Tsipras mismo dijo ¡ nαι ! (sí) a un proyecto muchísimo más duro. El domingo el Eurogrupo dio a Grecia 72 horas para que aprobara seis leyes sobre reformas para reconstruir la confianza dejándole abierta la puerta a una salida temporal del euro si no accede a todas sus peticiones.

El documento fue aprobado por los jefes de Estado y de gobierno de la eurozona, prácticamente en los términos acordados por el Eurogrupo (los ministros de Finanzas de los miembros de la zona euro), que formuló el documento aludido. La propuesta fue formulada por Wolfgang Schäuble –ministro alemán de Finanzas–, y puso a Grecia contra las cuerdas y menciona por primera vez por escrito que en caso de que no se alcance un acuerdo, se ofrecerá a Grecia entrar en negociaciones para una salida temporal del euro, ya que no tendría acceso a un tercer rescate. Todo ello, según el seguimiento al minuto del diario catalán El Periódico, y El Financiero de España. Alemania, en dominio de la troika, le exige al gobierno griego que rinda sus armas y entregue su soberanía fiscal a cambio del rescate o que deje el euro.

Alemania ha puesto una marca histórica: poner por escrito por primera vez la ruptura de la eurozona. Para evitar la Grexit, Atenas debe aprobar hoy martes la racionalización del IVA (aumento a 23 por ciento, con algunas excepciones), los cambios en el sistema de pensiones, la adopción de un nuevo Código Civil para acelerar los procesos judiciales, la reforma para garantizar la independencia de la Autoridad de Estadísticas de Grecia (Elstat), la implementación del Consejo Fiscal para cumplir con el objetivo del superávit primario, y la trasposición de la ley europea para la resolución de entidades financieras en crisis.

Cumplidas estas condiciones, los gobiernos de la eurozona estarían dispuestos a considerar negociar un tercer rescate, lo que, en su caso, sería el inicio de nuevas negociaciones para pactar un memorando de entendimiento en el que también habrá imposiciones adicionales, lo cual incluye el desarrollo de un detallado programa de privatizaciones cuyo seguimiento quedaría a cargo por un ente independiente que decidiría los precios de venta de los activos con la participación de las instituciones de la UE. Una más de las propuestas alemanas es la creación de un fondo con sede en Luxemburgo en el que se traspasaría la titularidad de activos de las empresas estatales griegas por valor de 50 mil millones de euros. La troika gestionaría estos activos y los iría vendiendo sin que pasaran por manos griegas para ir reduciendo la deuda helena (tal medida fue rechazada por Tsipras). Europa del euro ha estrangulado a Grecia. La oposición a Tsipras en el Parlamento griego seguramente aprobará tal estrangulamiento. La protesta callejera de las mayorías de Grecia no será mayor a un inaudible gorjeo de gorriones.

La democracia murió en Europa. El voto popular no cuenta en lo absoluto en le espacio de la UE. Gobiernan el BCE, el FMI y la Comisión Europea, por nadie elegidos, vale decir, gobierna la señora Merkel. La UE ha muerto. La gobierna un Estado que tiene su propio proyecto nacional.

Se ha conformado un férreo modelo de centro-periferia, donde el centro dominante es la alta burguesía alemana y una subordinada burguesía de la periferia, en Grecia, Italia España y Portugal, y del resto de las burguesías del norte europeo. Las relaciones de dominación política son más que evidentes mientras la polarización económica avanza.

Los ciudadanos europeos –sobre todo los del sur– se han percatado de que las decisiones de la UE se toman, no en el espacio nacional en que viven, sino en otro lado, unas decisiones que los asfixian sin cesar crecientemente. Ha salido a la luz pública la exigencia-amenaza de Jean-Claude Trichet, a la sazón director del BCE, dirigida en 2011a Rodríguez Zapatero, para reformar el artículo 135 constitucional, estableciendo en el texto el concepto de estabilidad presupuestaria –la aplastante austeridad– y la prioridad absoluta del pago de la deuda pública; un ejemplo entre muchos.

Tsipras jugó una carta que los electores griegos sentía suya: no a las imposiciones de la troika, sí a la permanencia en la eurozona. Se ha demostrado que las dos cosas son incompatibles. Los votos ciudadanos no cuentan. La troika manda, y su patriarca es la señora Merkel. Acaso Tsipras se confió en la insistencia de Estados Unidos sobre Alemania, en el sentido de que Grecia debía permanecer en la eurozona. Estados Unidos tiene razones geopolíticas, y las tiene la OTAN en su conjunto. Pero Merkel tiene el suficiente poder para asfixiar a Grecia, dejándola dentro de la eurozona, o sacándola de la misma, temporalmente.

Merkel no puede permitir el triunfo de Tsipras. Por el contrario, tiene que darle el más duro de los escarmientos. De otro modo, detrás de Siryza podrían seguir Italia, España y Portugal. Alemania no ejerce más una hegemonía sobre Europa del sur, sino una dominación colonial en toda la extensión de la palabra. Una Europa germánica ha nacido.