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Celebró en el Lunario 20 años con su disco El origen, grabado en vivo con voz y piano

En entrañable encuentro, Ely Guerra cantó con potencia y suavidad

La cantautora, acompañada de Nicolás Santella, llevó al público por sus experiencias personales, pero también por una Vereda tropical y a pisar El mar

Ellas y ellos agradecieron con coros y muchos te amo

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Fue una velada íntima, fugaz y profunda, plena de canciones compuestas por ella y por clásicos como Agustín LaraFoto cortesía Auditorio Nacional/ Carlos Alvar
 
Periódico La Jornada
Lunes 13 de julio de 2015, p. a12

Ely Guerra se desnudó en el escenario por medio de su canto, grito, susurro y comentario.

Lo hizo ante unas mil personas en un concierto de dos voces: la suya y la de un piano. Fue una velada íntima, fugaz y profunda, plena de canciones bonitas compuestas por ella y por clásicos como Agustín Lara.

La artista regresó la noche del sábado al proscenio del Lunario para celebrar 20 años de crear e interpretar piezas que alteran la epidermis al escucharlas.

Enseñó sus alas renovadas a sus seguidores que, con sus coros, impregnaron la atmósfera de nostalgia, intensidad, dulzura y pasión, que ella regresó en racimos de sonoras flores.

Creó un encuentro como para amigos que se dejan de ver en años, pero a los que se puede confiar las llaves de la casa; un recital en el que artista y auditorio se volvieron uno, en un acto pleno de goce estético y de conciencia.

A sus 43 años de edad, Ely se mostró intensa, sensual, sexual, sublime y hasta contestataria. Se entregó en el viaje de rolas que son ella. Deseaba que escucharan las canciones de El origen, disco grabado con piano y voz en vivo, y que ella misma distribuye en autogestión casi orgánica, palabra sinónima para describirse a sí misma y la relación con su gente, que le agradeció con coros, gritos y sus: Te amo, Ely, expresión que provenía de ellas y ellos.

Nicolás Santella, su hermano menor –como lo calificó la cantautora– nunca retiró las manos del teclado. Creaba los nexos entre una pieza y otra; entre las palabras sinceras que expresaba Ely mientras anunciaba la que venía, la historia de ésta.

En breve contó algunas experiencias como si se estuviera tomándose un café o una copa con sus queridos en el bar preferido. Franca, habló del amor, de la intensidad, del sexo, de lo voraz de la industria de la música, de lo que le gusta y no.

Pero, más que hablar, Ely cantó. Lo hizo con su gama de mezzosoprano, pero también con todos los músculos de su corazón. Con potencia y suavidad, con clamor y levedad.

Con dominio de la garganta, el estómago y el corazón fluyó entre el auditorio. Se alejaba el micrófono hasta medio metro o lo acercaba tanto a la boca, que parecía que lo llevaba a su corazón.

Solamente una vez, del flaco feo, pero hermoso Agustín Lara, abrió la noche. Le siguió Peligro. Ninguno de nosotros somos un peligro. Lo es un gobierno con un hombre relamido y su esposa de telenovela. Nosotros somos intensos, comentó, y comenzó a inventar besos imaginarios, porque sabe que sus tragedias son parte del pasado. Se guardó la visión maravillosa en la piel...

En tonos altos y bajos, con gritos y susurros, conmovió y floreció. Llevó a su público por sus experiencias personales, pero también por una Vereda tropical (excelente arreglo a la pieza de Gonzalo Curiel). También pisó El mar y mostró Mi playa, que, según comentó, compuso en la isla Holbox, en el Caribe mexicano.

Las cuerdas del piano de Nicolás cubrían el manto espacial; adornaban la voz, y los fragmentos del interior de Ely salían incesantes. Las Lágrimas de agua salada fluían en el deseo de exigir amor, para a una lengua acicalada robar la inspiración.

No faltó Júrame, de María Grever, pues aunque pase mucho tiempo nunca olvidará con su público el momento en que yo te conocí... Mírame, pues no hay nada más profundo ni más grande en este mundo que el cariño que te di...

Así, como cuentos de su interior, Ely Guerra fragmentó sus piezas con perenne color.

“Mi esposo, Javier, acaba de morir; por favor, toca Brillará él sol otra vez... Para él...para mí...”, le escribió una fan el sábado, antes del concierto, en su sitio de Facebook.