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Attics of My Life dio un cierre tranquilo y emotivo a la despedida; reunió a unos 71 mil fans

Grateful Dead deleitó con sus legendarias improvisaciones en su concierto del adiós
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El grupo rompió récord de ventas de entradas del estadio Soldier Field.Foto Reuters
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La imagen del estadio Soldier Field, durante el concierto, que duró varias horasFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Martes 7 de julio de 2015, p. a10

Chicago.

Por décadas, los fans de los Grateful Dead han grabado, debatido y guardado metódicamente las improvisaciones de la legendaria banda durante sus más de 2 mil 300 conciertos.

El domingo por la noche, cuando el grupo ofreció un espectáculo en Chicago que anunció sería su gran final, muchos deadheads –los apasionados que seguían a la banda de espectáculo en espectáculo– ya habían comenzado a apostar cuál sería la última canción.

Mientras los deadheads con las camisetas desteñidas bailaban en éxtasis, la banda, que definió a la generación jipi, cerró las compuertas tras varias horas de concierto con una improvisación acústica del tema Attics of My Life.

Los Grateful Dead, que tuvieron algunos éxitos comerciales en el sentido tradicional del término, apenas tocaron esta canción en los últimos años de su carrera, pero la letra esta vez parecía apropiada: He pasado mi vida buscando todo lo que queda por cantar.

La canción dio un cierre tranquilo y emocionalmente resonante a la serie de cinco conciertos –tres en Chicago y dos en San Francisco– que, según algunos fans, eran una despedida demasiado grandilocuente para una banda que se enorgullecía de su ecuanimidad.

Celebran con fuegos artificiales

No obstante, los Dead celebraron con fuegos artificiales y, durante el espectáculo del sábado, el edificio Empire Estate de Nueva York emitió un espectáculo de luces coordinado con el Soldier Field de Chicago que fue transmitido al auditorio en el estadio durante el tema US Blues.

Pero, al parecer, los miembros de la banda impusieron un límite cuando se negaron a llevar al escenario en forma de holograma a Jerry García, el miembro más identificable de los Grateful Dead, quien falleció tras un concierto en ese lugar en 1995. Las entradas para los conciertos estuvieron entre las más codiciadas de los años recientes y los precios de reventa alcanzaron los miles de dólares.

Un total de 71 mil personas compraron entradas para el espectáculo del domingo y rompieron el récord de ventas del Soldier Field, casa de los Osos de Chicago y el estadio de futbol americano profesional más antiguo.

Producto del fermento cultural de San Francisco en los años 60, los Grateful Dead crearon una cultura de comunidad entre sus seguidores, revolucionaron el concepto de gira musical cuando alentaron a sus seguidores a grabar los conciertos en radiocasetes y abrieron el camino a otras bandas con innovaciones, como crear su propia oficina de venta de boletos.

Nací en 1978, pero tengo algunos recuerdos de los años 70. Recuerdo cosas que no debería, dijo Wolfgang Rehmert, un deadhead originario de Alemania que conoció a su esposa en Nueva York gracias al gusto compartido por el grupo.

Julie Kelleher, de Florida, dijo que pertenecía a la segunda generación de deadheads. Nació en 1989, cinco años después de que su madre comenzó a viajar a los conciertos.

He visto a muchas bandas, pero los Grateful Dead son completamente únicos. Todo el mundo es muy abierto y están todos juntos, afirmó.

La presencia de tantos jóvenes sorprendió a Chris Aymond, un deadhead de 55 años que viajó desde Minnesota y atesora en su historial haber asistido a uno de los últimos espectáculos con García en el Soldier Field.

Es estupendo que haya tantos jóvenes. Jerry habría estado orgulloso, señaló el hombre.

Los músicos complacieron a las nuevas generaciones tocando sus conciertos más recientes con el guitarrista Trey Anastasio, de Phish, banda a menudo considerada heredera de los Grateful Dead.

Inicialmente se mantuvo un poco en la sombra en deferencia a los miembros originales de la banda, pero tocó poderosos solos de guitarra en canciones como Scarlet Begonias.

Siempre diferente al anterior

La música de los Grateful suele describirse como rock sicodélico, pero también tiene elementos de blues, country, bluegrass y jazz. Adoptaron, además, la improvisación del jazz, lo cual convenció a sus fans de que cada espectáculo sería siempre diferente al anterior.

El presidente Barack Obama, uno de los tantos políticos estadunidenses que admiran a los Grateful Dead, escribió una dedicatoria impresa en el programa del concierto: Los Dead tienen la creatividad, la pasión y la habilidad de unir a la gente que hace que la música de Estados Unidos sea tan grandiosa.