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A la mitad del foro

Las calendas griegas

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En Creta, como en toda Grecia, se formaron largas filas de personas que sacaron dinero de los cajeros automáticos en previsión de un posible corralito, como aquel que sufrieron los argentinos entre 2001 y 2002Foto Reuters
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os griegos empezaron a votar anticipadamente. Y los acreedores piden al premier Alexis Tsipras que acepte la oferta excepcionalmente generosa que le han hecho. François Hollande y Angela Merkel son los mensajeros del Olimpo, de la austeridad y ajustes de impuestos a los ciudadanos contemporáneos de la antigua Hélade. Dadivoso caballo a las puertas de Troya, el próximo 5 de julio decidirán los griegos en referendo si aceptan la generosidad de los acreedores.

Desconfía de los ricos y sus bancos portadores de obsequios, diría alguna Casandra de nuestros infelices tiempos. El 30 de junio Grecia tiene que pagar al Fondo Monetario Internacional (FMI) aproximadamente mil 600 millones de euros y para hacerlo tendría que vaciar las arcas de su propio programa de rescate; dinero suyo bloqueado desde hace casi un año por los generosos guardianes de la Caja de Pandora; los que le dieron un plazo de 24 horas para responder y recibir más créditos a cambio de más austeras reformas. Estas propuestas, que claramente violan las reglas europeas y los derechos básicos al trabajo, la igualdad y dignidad, muestran que el propósito de algunos socios e instituciones no era un acuerdo viable para todas las partes, sino posiblemente la humillación de un pueblo entero, dijo Tsipras en el ágora electrónica.

Sus gobernados se adelantaron al referendo. En previsión a un corralito como el que aprisionó a los argentinos y les impidió retirar su dinero de los bancos, entidades de la globalidad neoliberal que ya habían enviado las reservas y depósitos en dólares a sus respectivas y extranjeras casas matrices, los griegos acudieron en masa a las ATM, las mudas maquinitas de las que se puede retirar el dinero de los depósitos propios. Y las vaciaron. No aceptaron mansamente el chantaje. No los convenció la extrema generosidad de los ricos preocupados por el incierto futuro del mundo del euro, de la Unión Europea misma, a la cual resolverán muy pronto los británicos si continúan integrados o se separan: una caída con efectos contrarios a la del muro que abrió el camino a la unidad alemana y la alianza con Francia que haría posible el portentoso castillo de naipes de la Unión Europea.

Los dueños del dinero y de los activos, del capital, son ricos porque su generosidad tiene el límite de lo rentable que pudiera ser. Se aferran al dogma neoconservador porque saben que no existe el mercado libre y que el flujo de capitales fija el rumbo de las economías de los que tienen menos y el de la política a los de arriba y los de abajo. En la Unión Europea los acreedores entendieron la respuesta del pueblo griego que dejó vacíos los bancos y, desde luego, se negaron a extender el tiempo al de rescate; vence el 30 de junio; el FMI y el Banco Mundial, el oro del euro, dijeron no. Por ahí circulan palabras del Ángel de la dependencia mexicana que desde el púlpito de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos parafrasean el gesto vano de José López Portillo ante la derrota: Ya nos saquearon. ¡No nos volverán a saquear!

Y sí, porque era tardío el gesto en defensa del Estado rector de nuestra economía. El corralito, nuestro corralito, ya estaba vacío cuando el presidente López Portillo decidió cerrar las trancas. Hoy los capitales golondrinos dejan el nido mexicano y vuelan rumbo al extranjero, no de vuelta a casa, sino a poblar aquellos aleros con el dinero, con el capital acumulado aquí en los años felices de la desigualdad, la austeridad impuesta a los que menos tienen y los créditos fiscales garantizados a los que más tienen. Si algún despistado cree auténtico el disgusto de los ricos con el gobierno de Enrique Peña Nieto y las nebulosas políticas diseñadas y aplicadas por Luis Videgaray, sería seguramente por el neolenguaje del optimismo a la inversa en lo que llaman los intelectuales inorgánicos: narrativa. Del nuevo orden, del cambio sin rumbo, sin horizonte.

No es posible que en medio del llano en llamas se oigan los entusiastas discursos y conferencias de los jóvenes turcos de la segunda alternancia: hemos reducido en tantos más cuantos los mexicanos cautivos de la pobreza y el hambre, dicen. Y los informes oficiales, los documentos de instituciones del gobierno, autónomas o no, señalan claramente lo contrario: que en los últimos dos años más de 2 millones de mexicanos se sumaron a las decenas de millones cuyo ingreso, no puedo decir salario, no les alcanza para adquirir la canasta alimentaria. Esto es, se acuestan y se levantan con hambre. No se trata de negar logros en la inversión extranjera que vuelve al país. Ni de aferrarse al pesimismo. Pero es indispensable diseñar y aplicar una política de comunicación social, ajena al Mundo Feliz de Huxley; y sobre todo, una política social de Estado ajena al infantilismo de la democracia sin adjetivos.

En las calles y en las redes sociales de la tiránica instantaneidad reina la confusión. No toda puede achacarse a los mensajeros o al medio. Son los actores, son los que dispersó la danza, son los del bono generacional en busca de autor, o del narrador en torno a la hoguera capaz de convencer, de entretener, de convocar a la emulación de hazañas y héroes verdaderos. Nadie puede explicarse el caos anarquizante de los rebeldes de la Coordinadora en movilización perpetua, pésima parábola de la revolución permanente de León Trotsky. Cada marcha, cada concentración ante las puertas del poder, concluye en combates imaginarios con policías cuya respuesta consiste en imitar a los que ejercen el derecho de manifestarse: levantar las piedras que les arrojan y lanzarlas contra los docentes de la perpetua protesta.

Nada hay ya en la mesa del diálogo, dijo no hace mucho Miguel Ángel Osorio Chong. Y hubo tregua, como siempre, como si en verdad volvieran los de la 22 a Oaxaca para consultar a las bases. Pero han vuelto a las barricadas. Y a las sólidas mesas de abstractos debates. Al caos. Cierto, hubo evaluación y más de 80 por ciento de los maestros convocados asistió y fue evaluado. Luego las voces de las brujas de Macbeth; el monólogo del secretario Emilio Chuayffet, interrumpido por el poblano Javier Lozano, viva imagen del enano del tapanco. Y más vueltas a la noria. ¿Quién es el patrón? Cómo responder si en la farsa que se representa en todo el país nadie sabe si es borracho o cantinero.

Queda siempre el consuelo del espectáculo cortesano. Los viajes del presidente Peña Nieto al extranjero en visitas de Estado. Aunque nadie pueda atribuir a los jóvenes oligarcas de hoy comportamientos zafios o de pueblerinos despistados en la Corte de Saint James, como se hizo en el sexenio del arriba y adelante. Pero en lugar de citar al filósofo de Güemes, las apps electrónicas son lienzo para el jardín de las delicias, al amparo del anonimato; a salvo del ingenio proverbial con el que Hernán Cortés respondía a los agravios escritos en las paredes de su casa en Coyoacán: Muro blanco, papel de necios.

Un boletín de prensa, una intervención del vocero, así como el parte del médico militar: Peña Nieto había sido internado en el hospital y operado para removerle la vesícula biliar. Nada grave. Salvo la suspensión de la visita de Estado a Guatemala, a un encuentro con varios presidentes. Yo no estoy inválido ni tengo alguna incapacidad... fue oportuno y conveniente (para) estar listo para el próximo lunes.

Recibir mañana al rey de España y a la reina Letizia. No todo ha de ser lapsus o invocaciones metafísicas a la doma del hombre. A la mitad del camino empieza el retorno a Ítaca. O a Atlacomulco.