Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Suplemento Cultural de La Jornada
Domingo 21 de junio de 2015 Num: 1059

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Pedro Páramo
y sus astros

Adriana Cortés Koloffon
entrevista con Víctor Jiménez

La venganza del idioma
Ricardo Bada

Ramas de luz Ocho
poetas argentinos

Las etéreas fronteras
de la identidad

Fabrizio Andreella

Jorge Herralde
cumple ochenta años

José María Espinasa

Una palabra
Aristóteles Nikolaídis

Leer

Columnas:
Bitácora bifronte
Jair Cortés
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Al Vuelo
Rogelio Guedea
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Cabezalcubo
Jorge Moch
La Casa Sosegada
Javier Sicilia
Cinexcusas
Luis Tovar


Directorio
Núm. anteriores
[email protected]
@JornadaSemanal
La Jornada Semanal

 

El libro Pedro Páramo en 1954 (UNAM/RM/Fundación Juan Rulfo) es fundamental para comprender el proceso de escritura de la novela de Rulfo y echar por tierra la supuesta coautoría, con diversos protagonistas. Durante ese año las revistas Las Letras Patrias, Universidad de México y Dintel publicaron adelantos de lo que todavía era un trabajo en curso. En el libro se reproducen facsímiles de tales fragmentos: “Una estrella junto a la luna”, “Los murmullos” y “Comala”, así como de las cuartillas del mecanuscrito correspondientes a esas versiones muy cercanas al que Rulfo terminó en agosto de 1954. Alberto Vital (director del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM), Jorge Zepeda y Víctor Jiménez (presidente la Fundación Juan Rulfo), autores de los tres ensayos incluidos en el libro y especialistas en la obra del escritor jalisciense, se aproximan desde distintos ángulos al impacto que tuvo en los estudios de su obra el conocimiento tanto de esas revistas –olvidadas durante décadas– como del original mismo de Pedro Páramo. En “Una estrella junto a la luna”, según Jiménez, Rulfo ya tenía definido “el arribo de Preciado a un pueblo muerto”. Arquitecto de profesión, Jiménez coordinó con los coautores de Pedro Páramo en 1954, Tríptico para Juan Rulfo: poesía, fotografía, crítica, y con Zepeda, autor asimismo de La recepción inicial de Pedro Páramo (1955-1963), y Julio Moguel, Juan Rulfo: otras miradas.

Las obras de Juan Rulfo,
vendidas en librerías de noventa países

entrevista con Víctor Jiménez

Adriana Cortés Koloffon

–¿A qué atribuye la leyenda de la supuesta coautoría?

–Algunos escritores quieren cobrarse lo que consideran una injusticia, dicen: “la suerte lo favoreció a él y no a mí”. Javier Marías, a quien cito en mi ensayo, describe con bastante precisión lo que sucede en el caso de escritores como Rulfo: “La envidia –afirma– es una forma de admiración oblicua.”

–¿Qué podría haber tenido en mente Rulfo cuando piensa titular su novela aún en preparación Una estrella junto a la luna?

–No lo sabemos. Quizá sería posible establecer una comparación con esa parte de la novela donde Juan Preciado llega a un lugar desconocido y empieza a sacar inferencias de que allí todos están muertos. En Comala ve: “Un cielo negro, lleno de estrellas. Y junto a la luna, la estrella más grande de todas.” La estrella junto a la luna podría tratarse de una alusión a Venus, pero alguna vez en la Enciclopedia gráfica del México antiguo, de Salvador Mateos Higuera leí sobre Xólotl y dije: ¡claro, la estrella junto a la luna no es Venus! Venus es importante en el mundo de la mitología griega. En la tradición azteca la vespertina nocturna es Xólotl y la matutina es Tlahuizcalpantecutli, el mismo astro, aunque con nombres diferentes. Baja al inframundo en la noche, ilumina a los muertos, vence a la muerte y amanece como astro de la mañana. Según la teogonía del México antiguo es la única que pueden ver los muertos, entonces pueden salir y caminar porque su luz los ilumina. Una interpretación de Pedro Páramo desde la perspectiva de los mitos y símbolos podría enriquecer su lectura. No es casualidad que Dorotea sea coja, “cuarraca”, y que la tiren al mismo hoyo donde estaba el cadáver de Juan Preciado, porque también en el México antiguo al morir alguien se mataba a su perro para arrojarlo a la misma tumba porque, al ser una manifestación de Xólotl, ya conocía el terreno del inframundo.

–¿Qué leyó sobre Xólotl en la enciclopedia citada?

–Xólotl adopta la forma de un perro que lleva en la cabeza “el ojo-estrella cercado por la oscuridad nocturna y un gran jade, símbolo de lo precioso, porque preciosa era la luz que el perro Xólotl, hecho visible como Estrella Vespertina, despedía en determinadas tardes en seguimiento del sol que descendía por el Occidente, para cumplir su misión de alumbrar tenuemente a los difuntos, que estaban bajo tierra en el Mictlán, Lugar de los Muertos”. Gracias a la luz de esta estrella los muertos pueden ver de nuevo el mundo y deambular por él. Quizá este sea el primer núcleo de la historia que Rulfo concibió y mencionaba en sus cartas a su novia Clara Aparicio en 1947.

–¿Y el sol como símbolo?

–En una entrevista que Rulfo dio a dos periodistas españoles hacia 1980 se refiere a la importancia de los astros en su obra. Por ejemplo, cuando Abundio quiere matar a Pedro Páramo con un puñal, él levanta la vista y ve que atrás de Juan Preciado está el sol amaneciendo. En esa entrevista Rulfo habla también del papel del sol en la novela de Camus, El extranjero, donde Mersault pierde la razón estando en la playa bajo el peso de la luz solar –el sol del norte de África lo hace ofuscarse– y mata sin ningún sentido a un árabe.

–¿En Tríptico para Juan Rulfo hay una versión que él hizo de las Elegías de Duino?

–La hizo a partir del original alemán y de dos traducciones al español de Torrente Ballester y de Juan José Domenchina. El tema de la décima elegía es la ciudad de los muertos. José Gordon alguna vez dijo: “¡Cuánto le faltaba a la crítica para poder entender a Rulfo!” Hay otro texto de Rilke cuya traducción también estaba en la biblioteca de Rulfo, donde un muerto sale de su tumba para visitar la de su amada que está en el mismo cementerio. Es una imagen muy poderosa de muertos que tienen una relación entre ellos, además amorosa.

–Respecto a la universalidad de Rulfo, ¿hay opiniones encontradas?

–Su obra se vende en las librerías de noventa países en más de cincuenta idiomas. Cuando estuve en Japón en 2004, el traductor de Rulfo al japonés, Akira Sugiyama y Fumiaki Noya, profesor de literatura latinoamericana, me dijeron que Pedro Páramo puede llevarse muy bien al teatro Noh. Fukumi Nihira, quien estudió literatura en México, hizo un análisis de la relación entre ambas obras y me dijo: “El teatro Noh actúa bajo una convención: alguien que ha muerto se levanta y le platica al público que lo llevaron a su muerte.” Para los japoneses, Pedro Páramo es teatro Noh. Susan Sontag, Borges, el Premio Nobel Gao Xingian, opinan que Pedro Páramo es un clásico. Rulfo es universal.