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Con el tema El cuarto de Tula el cubano avivó en el recinto de la colonia Guerrero

Al conjuro del arte de Eliades Ochoa miles le dieron vuelo al baile en el salón Los Ángeles
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El guitarrista cubano Eliades Ochoa cantó Joyas encontradas, que contiene grabaciones del Buena Vista Social Club que no se incluyeron antes en un discoFoto Roberto García Ortiz
 
Periódico La Jornada
Lunes 15 de junio de 2015, p. a13

Al conjuro del arte de Eliades Ochoa y su grupo, igualmente talentosos, el disco Joyas encontradas, con el remanente de las grabaciones que se hicieron en dos trabajos anteriores del legendario Buena Vista Social Club, miles le dieron vuelo al baile la noche del sábado pasado.

El enduelado de Los Ángeles fue insuficiente para contener a los parroquianos que se dieron cita para la ocasión. Y es que los nostálgicos del inolvidable trabajo que hicieron Juan de Marcos y Ry Cooder no podían perderse la oportunidad, pero tampoco los curiosos.

La amenaza de Eliades de tocar un tiempo fijo no se cumplió. Ante el cúmulo de peticiones alargó su estancia mucho más allá de los 90 minutos señalados.

De El carretero, la que abrió la sesión, al infaltable Son de la loma, bailado y cantado por todas y todos. El repertorio incluyó las tradicionales del guajiro Ochoa y las prestadas del rico catálogo cubano: “Caballo vamos pa’l monte, caballo vamos pa’l monte”.

Vestido de negro, pantalón, guayabera y sombrero, su sello personal –sus acompañantes, que hoy integran el septeto Patria, ataviados de pantalón de dril negro y alba camisa– Ochoa complació, imposible decir a todos, pero sí a los que o gritaron fuerte o los que se acercaron a la tarima, como Carlitos Vázquez y Pedro Heredia, músicos de buena factura que tocaron con otro grande, Melón, que le acercaron un presente.

Hasta mi último suspiro voy a acabar agradecido con el público, afirmó Eliades Ochoa, quien se mostró contento de estar de nuevo en el recinto de la colonia Guerrero, luego de 26 años de haber pisado por primera vez el histórico local. Vamos a pasar un rato entre familia, no es un concierto.

Absolutamente fantásticos: Mario Lavista

En una de las mesas, Mario Lavista, músico de calidad del género clásico, sin perder detalle, señaló que fue de gran suerte escuchar a estos genios de la música. Son absolutamente fantásticos, siempre me han acompañado.

El filarmónico apuntó que la riqueza rítmica de los visitantes es de un virtuosismo inusitado, y que le parece que sus canciones siguen frescas, como si hubieran sido compuestas recientemente. Es como escuchar al gran Alfred Brendel tocar a Haydn, remató.

Ya la clientela sudaba y bebía, pero no paraba de mover el esqueleto al ritmo de “en el barrio ‘e la Cachimba se ha formado la corredera; en el barrio ‘e la Cachimba se ha formado la corredera”, pero con el tema El cuarto de Tula el fuego se propagó en Los Ángeles. Una sensual damita atrajo las miradas y los enfoques de las cámaras de Canal 11, que transmitirá el acto en fecha próxima, según dijeron.

Ochoa presentó a su percusionista, El rápido de Ferreiro, que se soltó golpeando los cueros para darle paso al chanchaneo de Alto Cedro voy para Marcarí.

Prepara los pies María que se va a formar el rumbón, cantó Eliades luego de, musicalmente, haberse ido a la Luna y de declarar, también en tonadilla, que no quiere ser sonero, sino científico.

De otra cumbre, aunque tu me has dejado en el abandono, de las Lágrimas negras, se pasó a la patriótica Guantanamera, previa advertencia de que la sesión estaba por concluir, que arrancó los nooooo. Ochoa se plantó de nuevo en el escnario, rasgó su guitarra y cantó y volver, volver volver, a tus brazos otra vez. La clientela apuró satisfecha rumbo a la puerta.