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Alfonso Morales y Rafael Barajas, en mesa redonda, a cinco años de la muerte del escritor

Alcances de la influencia en la obra de Carlos Monsiváis, eje de un amplio estudio
Foto
El director de Luna Córnea y el caricaturista, en la charla, el sábado pasadoFoto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Lunes 15 de junio de 2015, p. 8

Cómo y hasta dónde influyó la fotografía en la labor literaria de Carlos Monsiváis es un eje de la investigación encabezada por el investigador Alfonso Morales a partir de la vasta y ecléctica colección formada por el cronista y periodista a lo largo de su vida, integrada por 24 mil imágenes.

Sobre ese tema abundó el especialista en fotografía y director de la revista Luna Córnea, durante una charla pública efectuada el sábado como parte de las actividades con las que el Museo del Estanquillo conmemoró el quinto aniversario luctuoso de aquel polifacético intelectual mexicano.

Acompañado en la mesa por el caricaturista Rafael Barajas El Fisgón, Morales sostuvo que la idea general del proyecto, aún en ciernes, consiste en generar un programa de largo aliento para dar nuevas visiones de la obra literaria de Monsiváis a partir de sus diferentes colecciones.

“No hay página o párrafo de Carlos que no tenga una imagen, un soundtrack, un estatus cinematográfico, una cita –señaló–, y esas son relaciones que nos gustaría explorar a partir de esta revisión de la colección fotográfica, no sólo para ponderar sus tesoros, sino para entender por qué alguien con intereses tan eclécticos como él pudo valorar de manera tan temprana a la fotografía.”

De acuerdo con el investigador, en el caso de este autor no debe separarse al escritor del coleccionista, pues la suya es una escritura polifónica en la que el acto de adquirir y reinterpretar lo adquirido, de ponerle cierto orden, es también una forma de crear, de pasar de las palabras a las objetos y a las imágenes.

Es por ello que, a partir del estudio de sus colecciones, tenemos todavía un Carlos Monsiváis muy joven que seguirá creando. Sus colecciones son ensayos que dejó en borrador, obras que su mano ya no alcanzó a escribir, aseguró.

Como parte de dicha investigación, Morales trabaja en la curaduría de la muestra Pasado venidero: aproximaciones a la colección fotográfica de Carlos Monsiváis, que será montada en octubre próximo en el Museo del Estanquillo, con una selección del cuantioso acervo del escritor.

Acervo ecléctico

Según el especialista, la colección fotográfica del autor de Los rituales del caos es ecléctica y en ella se encuentran todas las técnicas fotográficas y todos los géneros establecidos y desarrollados desde finales del siglo XIX y durante el siglo XX: paisajes, crónicas citadinas, fotoperiodismo y retratos.

“Es muy buena colección de los fotoestudios que construyeron la memoria genealógica en la ciudad de México y otros lugares del país. Están los autores renombrados con los que tuvo amistad: Manuel y Lola Álvarez Bravo, Graciela Iturbide, Rogelio Cuéllar, Rafael Doniz… los nombres con los que podríamos establecer un mínimo trazo de la historia de la fotografía en México.”

Para Morales, el fondo más poderoso de las incitaciones intelectuales de Carlos Monsiváis fue su manera de ver, desde muy temprano, la importancia que tienen para la cultura contemporánea el cine, la fotografía, la radio, el cómic, la caricatura y otras industrias culturales.

En este último aspecto concidió Rafael Barajas El Fisgón, quien calificó al cronista y escritor como un intelectual irrepetible en muchos sentidos, porque sus intereses eran muy amplios y de todo se nutría, desde lo más sofistificado hasta lo popular.

Lo ubicó como heredero directo de los intelectuales del siglo XIX, en particular de Ignacio Ramírez, al tener una visión integral del país y del universo y ser ateo, así como de Vicente Riva Palacio, por su voracidad como coleccionista.

Del gusto de Monsiváis por la fotografía, el caricaturista destacó que valoró desde época muy temprana el trabajo de varios fotógrafos que eran entonces poco conocidos o desconocidos, como Rafael Domínguez, Rafael Doniz, Graciela Iturbide, Nacho López y Héctor García, a quien bautizó como El fotógrafo de la ciudad. Su ídolo era Manuel Álvarez Bravo, asentó.

De igual manera, indicó, tenía contacto con estudiosos de la fotografía y fotográfos de diferentes partes del mundo y estaba al día de todo lo que ocurría en esta disciplina en diversas latitudes del planeta.