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Abrirán la magna muestra Lo terrenal y lo divino..., en el Antiguo Colegio de San Ildefonso

Reivindican con arte la acepción cultural del vocablo islámico

El término se ha convertido en sinónimo de miedo, pues se asocia con la violencia y destrucción perpetradas por militantes del Estado Islámico, afirma la curadora Linda Komaroff

Reúnen 191 piezas de los siglos VII al XIX, pertenecientes al Museo de Arte del Condado de Los Ángeles

 
Periódico La Jornada
Viernes 12 de junio de 2015, p. 3

El vocablo islámico se ha convertido en sinónimo de miedo, debido a que hoy se escucha en relación con el grupo Estado Islámico (EI), pues se asocia con algo que trastorna nuestro modo de vida. Sus militantes son violentos e incluso matan a otros musulmanes.

Aunque los islamitas hayan escogido emplear ese título para referirse a sí mismos, no son dueños del término islam o islámico, sino que éste pertenece a un grupo mucho mayor de personas; 99.9 por ciento de los musulmanes, donde quiera que estén, son pacíficos.

Por tanto Linda Komaroff, curadora de Lo terrenal y lo divino: arte islámico de los siglos VII al XIX, exposición que reúne 191 piezas y llega al Antiguo Colegio de San Ildefonso, espera que se muestre una imagen positiva del término islámico, de que se pueda utilizar como una designación cultural para describir un tipo notable de arte y de una civilización que no sólo se orienta como en la actualidad cuando se oye hablar del islam fundamentalista.

En entrevista con La Jornada, con motivo de la exhibición de artes decorativas, la titular del departamento de arte de Medio Oriente del Museo de Arte del Condado de Los Ángeles (LACMA, por sus siglas en inglés), de donde procede, califica de horrible la actual destrucción de arte y sitios del patrimonio de la humanidad.

La pérdida de la vida humana es más horrible todavía, sin embargo, destruir algo producto de civilizaciones más tempranas que hoy nos pertenecen a todos nos disminuye cuando lo permitimos.

Komaroff trae a colación el mismo tipo de destrucción de esculturas perpetrada en Afganistán hace unos lustros por un pequeño grupo de personas que se sintieron ofendidas. Argumenta que la pirámide de la Esfinge, en Egipto –país musulmán desde hace mil 400 años– ha permanecido desde hace milenios y nada ha pasado.

Lo terrenal y lo divino..., cuya primera parada fue en el Centro Cultural La Moneda, en Santiago de Chile, es posible pues Komaroff quiso remodelar su espacio galerístico en el LACMA, así como tener la oportunidad de mostrar nuestras colecciones de arte de Medio Oriente e islámico contemporáneo. Decidimos que sería buena idea trasladar la colección histórica, que comprende atractivos de un acervo mucho mayor.

Obras maestras

Respecto del título, Linda Komaroff expresa que la mayoría cuando escucha el término arte islámico piensa en la religión, sin embargo, la colección del LACMA es secular en 80 por ciento. Quise mostrar que mientras gran parte es terrenal, mucho también es de inspiración divina, o tiene algo de divino, no importa su uso.

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Caligráfico diseño de un aguamanil (ibrik) con pico largo, 1815-1825, de Turquía, pieza incluida en la exposición que se abrirá al público el jueves 25 de junio en el recinto de Justo Sierra 16, Centro HistóricoFoto cortesía del Antiguo Colegio
de San Ildefonso
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Lápida mortuoria en forma de turbante, en mármol, también de ese país, de mediados del siglo XVI, pieza incluida en la exposición que se abrirá al público el jueves 25 de junio en el recinto de Justo Sierra 16, Centro HistóricoFoto cortesía del Antiguo Colegio
de San Ildefonso

Explica que el término arte islámico surgió hace más de un siglo en referencia a todas las tierras en que predominó el islam o donde la población mayor era musulmana. “Así que hablamos del corazón del mundo islámico, no Indonesia, por ejemplo, mayormente Medio Oriente, España en tiempos más tempranos, incluso Sicilia hasta el norte de India –no está representado en la muestra– en la parte oriental de Asia Central”.

Se trata de un estilo único cuyo aspecto preminente es el uso de la escritura en el alfabeto arábigo. También comprende diseños geométricos y florales, y algo que conocemos como el arabesco que es básicamente una vid que se puede repetir. Algo más que caracteriza al arte islámico son figuras decorativas muy diferentes al hacer y la adoración de ídolos prohibidos en el Corán.

La exposición reúne piezas maestras, sin embargo Komaroff hace énfasis en la alfombra persa Ardabil (1539-40), que mide 8.38 metros de largo y 5.18 de ancho. La mayoría de este tipo de alfombras vienen en pares y fueron tejidas de manera simultánea. Su gemela también ha sobrevivido y se encuentra en el Museo Victoria & Alberto de Londres. Se presume que dejaron Irán en la segunda mitad del siglo XIX y fueron vendidas en la capital británica.

La alfombra del LACMA fue adquirida, primero, por un coleccionista estadunidense y luego por el magnate J. Paul Getty, quien lo llevó al museo angelino.

Una de las piezas más tempranas es un pequeño hueso tallado que probablemente estaba incrustado en un mueble. Se incluyen monedas de oro para mostrar la relevancia de la escritura en el islam.

Aunque el islam se inicia en el año 622 del calendario gregoriano, señala Komaroff, el arte no cambia de inmediato. En un principio no hay lo que asociamos con un estilo islámico de arte. No sabemos casi nada acerca de la cultura visual en Arabia en tiempos del profeta (Mahoma). Había textiles, pero no conocemos mucho. Pensamos que los nuevos patronos, los gobernantes musulmanes, al irse a las tierras anteriores a otros imperios, contrataban a los mismos artistas que habían trabajado para los cristianos.

La exposición Lo terrenal y lo divino... se abrirá al público el 25 de junio en el Antiguo Colegio de San Ildefonso (Justo Sierra 16, Centro Histórico).