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Incluirá guiones de Destino, película animada que se completó cuando ambos habían muerto

El lazo entre Disney y Dalí, tema de exposición en San Francisco

Se conocerá una faceta del creador del ratón Mickey: lidiaba con sueños e imágenes fantásticas; estaba dispuesto a experimentar de cualquier modo posible, afirma curador Ted Nicolaou

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Lillian Disney, Salvador Dalí, Mary Sprackling, Walt Disney y Gala Dalí, en la casa del pintor español en Portlligat, en una imagen captada en 1957Foto Ap
 
Periódico La Jornada
Jueves 11 de junio de 2015, p. 8

San Francisco.

Resulta que al creador del ratón Mickey le gustaban los gatos extravagantes.

Además de su amor por el entretenimiento sano, Walt Disney tenía un aprecio por lo excéntrico que lo llevó a una sociedad efímera y una amistad de décadas con el artista surrealista Salvador Dalí.

Aunque sus estilos y personalidades eran radicalmente diferentes, Disney y Dalí compartían una fascinación por lo fantástico. Poco después de la Segunda Guerra Mundial unieron sus vívidas imaginaciones para trabajar en una cinta animada llamada Destino, que se completó cuando ambos habían muerto.

Aun después de que abandonaron el proyecto, ambos artistas se mantuvieron en contacto e incluso viajaron el uno a la casa del otro, compartieron historias sobre su afición a la pesca y discutieron periódicamente planes para hacer una película basada en Don Quijote. Ese sueño nunca se materializó. Disney murió en 1966. Dalí, tres años menor, falleció en 1989.

El improbable lazo entre el cerebro creador de Disneylandia y el pintor de imágenes distorsionadas es el tema de una exhibición que estará abierta del 10 de julio al 3 de enero en el Museo de la Familia de Walt Disney en San Francisco. Luego pasará al Museo de Dalí en Saint Petersburg, Florida.

La muestra incluirá guiones gráficos de Destino, cartas, grabaciones de voz y arte rara vez visto, incluyendo un dibujo de Don Quijote que Dalí hizo para Disney en 1957 en un ejemplar de Macbeth, de William Shakespeare.

Esto mostrará una faceta de Walt Disney en la que la gente normalmente no piensa: para él no todo eran las cosas dirigidas a la familia, dijo el cineasta Ted Nicolaou, curador de la exhibición. No era sombrío, pero lidiaba con sueños e imágenes fantásticas. Era un hombre dispuesto a experimentar de cualquier modo posible.

Alma gemela

Dalí, un pionero del movimiento surrealista europeo, pensó que Disney sería un alma gemela cuando vio algunas de sus primeras animaciones en la serie Silly Symphony, que se transmitió de 1929 a 1939. Nicolaou dijo que un sketch de programa con un baile de esqueletos atrajo particularmente al pintor, cuyas obras de relojes que se derriten, apariciones, monstruos y otras criaturas a menudo colidan con lo alucinante.

La primera vez que estuvo en California en 1937, Dalí buscó a otro artista al que consideraba un maestro del surrealismo: el comediante Harpo Marx. También vio trasfondos surrealistas en el trabajo de Disney y del cineasta Cecil B. DeMille.

Disney ya había sentido fascinación por Dalí. Tras leer la autobiografía del artista, le envió su ejemplar en 1944 para que se lo autografiara. También sugirió que el artista trabajara en una cinta de animación al estilo del musical de Disney de 1940, Fantasía.

La sociedad se logró a finales de 1945, poco después de que Disney y Dalí se vieron por primera vez en una fiesta en Hollywood ofrecida por el magnate del cine Jack Warner. Para ese entonces, Dalí ya había realizado parte de la secuencia de un sueño para una película de Alfred Hitchcock, Spellbound (Cuéntame tu vida).

Dada la amplia variedad de opciones en la vasta biblioteca musical de Disney, Dalí decidió hacer su animación con la balada española Destino, porque el título resonaba con su interés en el destino. El estadunidense asignó a uno de sus animadores de mayor confianza, John Hench, para que lo ayudara.

Diferencias no acabaron con la amistad

Mientras trabajaba con Hench para producir más de 200 storyboards y bocetos para Destino, Dalí tuvo dificultades para crear una trama que tuviera sentido para Disney. Las diferencias entre ambos se hicieron evidentes en una entrevista de 1946 en la que se les preguntó sobre su visión para Destino. El español la describió como una exposición mágica de vida en el laberinto del tiempo; el creador del Pato Donald, como una simple historia de amor: un chico que conoce a una chica.

Sus diferencias se incrementaron cuando Dalí comenzó a introducir imágenes de jugadores de beisbol. Exasperado por haber gastado ya unos 70 mil dólares en un proyecto que no parecía ir para ninguna parte, Disney decidió cancelarlo.

Fue demasiado salvaje para Walt, así que silenciosamente lo suspendió, señaló Nicolaou. Creo que Dalí estaba avergonzado y dolido por eso.

Pero su separación profesional no pareció afectar su relación de amigos. Durante la década de 1950, Dalí visitó la casa de Disney, donde se montó en su trenecito The Lilly Belle, y luego Disney y su esposa viajaron a ver a Dalí y Gala, la esposa del artista, en su casa de Portlligat, España.

Destino se completó finalmente en 2003 luego de que el sobrino de Walt, Roy, contrató al director francés Dominique Monfery para que terminara lo que el pintor dejó atrás con la ayuda de computadoras. Hench, entonces nonagenario, ayudó a los animadores a descifrar hacia dónde quiso llevar Dalí inicialmente la historia.

La adaptación incluye imágenes daliescas de plantas con ojos, hormigas que se transforman en hombres con boinas en bicicleta y una bailarina de ballet que se saca la cabeza y se la lanza a un beisbolista que blande un bate.

Destino fue nominado a un premio Óscar en 2004 al mejor cortometraje animado. Aunque no ganó, Nicolaou dice que la pieza merece reconocimiento por ampliar un poco nuestra visión de quién fue Walt Disney.