Opinión
Ver día anteriorViernes 8 de mayo de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Ruta Sonora

Festival Ceremonia 2015

Joaquín Sabina

E

n tercera emisión, el Ceremonia se suma a los festivales de empresarios jóvenes independientes que ofrecen sobre todo una experiencia, antes que un producto hípercomercial, con un justo balance entre figuras de renombre y propuestas novedosas, subterráneas, menos conocidas, con la seguridad de que serán proyectos de avanzada sonora dirigidos sobre todo, en el caso de este festejo, al baile digital, no tan afín al rave, sino a la electrónica de corte un tanto más intrincado y con mayor búsqueda; acaso también misterioso y renegado, con uno que otro invitado de rock y hip-hop en el cartel.

Con equilibrado elenco nacional e internacional, en poco tiempo se ha vuelto uno de los festivales consentidos de los capitalinos (con todo y que se lleva a cabo en Toluca, estado de México), no sólo porque su producción y logística son impecables (incluye transporte seguro, ida y vuelta), sino porque es un evento con mucha personalidad y con un ambiente relajado, modesto, no tumultuoso, donde sus productores apuestan más por la calidad que por la cantidad de artistas y escenarios.

Así, a celebrarse en dos escenarios mayores y uno pequeño, los actos a ocurrir el sábado 9, son: de Estados Unidos, el gangsta-rap legendario de Snoop Dog y el más reciente de Pusha-T; el prog-house loquillo y divertido de Green Velvet. De Inglaterra: el rock espacial melancoli-sicodélico de The Horrors, consentidos locales; Jungle, combo electro-pop de ondita, y Daniel Avery, con su electrónica animosa para encender pistas a lo Erol Alkan. De Francia: el recomendabilí-simo dream-electro-psychedelic-pop de Melody’s Echo Chamber. De Australia, el electro-soul tranquilo y fresón de Chet Faker. De Canadá: el soft-house lechoso de Art Departament y el house-tech-hip-hop de Kaytranada. De Colombia, el hip-hop reggae de la rapera Kali-Uchis. De Puerto Rico: el hip-hop-reguetón marrano de Füete Billëte. De España, el garage-rock de Los Nastys. De Costa Rica: el downtempo de Raido. De México: el agraciado electro-pop de Disco Ruido, el disco-house de The Wookies, la electrónica densa e intrigante de Trillones, el house viajador de André VII + Jean Paniagua, el ambient texturoso de Kryone, la electro-tensión flotante de MAT™, el hip-hop + house suave de Ezekiel B2b Zut Zut, el tech incisivo de , el dancehall + rap de Royal Highness, entre otros.

Foro Pegaso (Carretera Toluca-Naucalpan Km 52.5, Toluca); 14 horas a 2:30 de la mañana; general $820, VIP $1400 (Ticketmaster). Transporte redondo: $150. Detalles, mapa.

Por qué sigue importando Sabina

El rocanrol es un virus que cuesta mucho quitarse. Además, se ha convertido en un clásico. Ya no es esa cosa de sábado por la noche, revolución sexual y drogas. Ha envejecido al igual que su público. Buenos ejemplos son Mick Jagger y Bob Dylan. Así que el rock sigue en mí, pero no es una militancia: tengo rocanrol en mí de la misma forma en que tengo rumbita flamenca y a José Alfredo (Jiménez): para siempre, dijo a quien escribe, en conferencia de prensa, el joven de espíritu Joaquín Sabina, uno de los cantantes españoles más queridos en este país, que con voz ajada, más de 30 años de carrera y 66 de vida, es de quienes tratan con más cariño a la lengua española, como pocos han sabido hacer hasta la fecha, amén de saber estremecer a quien ose escucharlo con cuidado.

¿Por qué Sabina sigue importando? Para muchos desentendidos es quizá sólo un cantante para tías. Pero Sabina tiene una historia fuerte, seminal y maldita, cuya personalidad poética (aunque él diga que sólo hace versos) es indispensable para el rock-pop en nuestra idioma. Sus pasos largos y noctámbulos hechos palabra provienen de horas de tristeza y ansiedad, de duda, de espera y desolación; de calles empedradas donde el barro ha moldeado a un corazón que, a pesar del desencanto, canta y encanta. Sus canciones son invitaciones al placer que le provoca colocar el hombro para que alguien con él solloce, para que alguien en la intimidad de un verso suyo bese otros labios. Y aunque podría apuntar a lo cursi, no lo es: lo que le distingue de sus congéneres es la malicia y agudeza de su lírica, a la vez vital, elegante, irónica, insolente.

A 15 años de su exitoso 19 días y 500 noches (emblemático porque viró del rock a géneros como la ya citada rumba, la ranchera, el rag-time de cabaret y hasta el rap, con muchas de sus más depuradas letras), viene a México con la gira 500 noches para una crisis, cuyas primeras fechas en México fueron la mar de emotivas, con una calidad escénica y musical cada vez más atronadora, gracias a los arreglos actualizados y magníficas ejecuciones de sus cómplices Pancho Varona, Antonio García de Diego, Pedro Barceló, Mara Barros, Jaime Asúa y Josémi Sagaste. Un acto harto recomendable, sin importar la edad que usted tenga.

Auditorio Nacional, 13 y 14 de mayo (8 en Monterrey, 11 en Tampico, 16 en Torreón, 19 en Querétaro, 21 en León, 23 en Puebla). Más recomendaciones.

Twitter: patipenaloza