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El pacto divide a demócratas; la ex secretaria de Estado, entre activistas y Obama

Hillary Clinton pasa del elogio a la reserva sobre el Acuerdo Transpacífico
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El libro de Hillary Clinton No puede haber verdadera democracia a menos que las voces de las mujeres sean escuchadas, a la venta en la tienda del Museo Clinton en Little Rock, ArkansasFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Miércoles 29 de abril de 2015, p. 26

Washington, 28 de abril.

En un viaje a Australia en 2012, Hillary Rodham Clinton se deshizo en elogios para el Acuerdo Transpacífico y llegó incluso a describirlo como un modelo a seguir en los esfuerzos por impulsar un comercio libre y justo.

Pero ahora que busca la candidatura demócrata a la presidencia ha asumido una actitud más cautelosa, sin comprometerse a nada, y expresando cierto escepticismo en relación con el ambicioso pacto comercial que impulsó como secretaria de Estado del presidente Barack Obama. Un acuerdo comercial debe generar trabajos, subir los salarios, aumentar la prosperidad y darnos mayor seguridad, declaró Clinton la semana pasada en un centro educativo de Nueva Hampshire.

El pacto comercial entre 12 naciones que está negociando Obama ha dividido al Partido Demócrata, dejando a Clinton en medio del fuego cruzado entre activistas liberales que se oponen al acuerdo y el presidente que sirvió alguna vez. Es una batalla que Clinton ya libró en el pasado.

La ex funcionaria apoyó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte en la década de 1990, pero luego lo criticó durante su primera campaña en procura de la presidencia, en 2008, y sus posturas en torno al comercio han fluctuado a lo largo de los años.

Ahora los republicanos quieren analizar más de cerca lo que ha dicho y hecho en el ámbito comercial, y el Comité Nacional Republicano ha pedido ver su correspondencia con los representantes comerciales de Estados Unidos durante su gestión como secretaria de Estado.

Al mismo tiempo, potenciales rivales en la puja por la candidatura demócrata la presionan para que asuma una posición más firme en contra del pacto, que eliminaría tarifas y otras barreras al comercio entre Estados Unidos, Canadá, México, Perú, Chile y varias naciones asiáticas. Sus detractores aprovechan el tema para cuestionar su compromiso con el bienestar de los trabajadores estadunidenses.

El senador Bernie Sanders, un independiente que podría buscar también la candidatura demócrata, trató de demorar la consideración del acuerdo por estimar que es un pacto negociado en secreto que acaba con muchos empleos. Siempre se ha opuesto a la liberalización del comercio.

El ex gobernador de Maryland Martin O’Malley, quien se espera lance su candidatura en las próximas semanas, también está en contra de que se adopte la modalidad fast track, que da al gobierno la facultad de presentar ante el Congreso un acuerdo que puede ser aprobado o rechazado, pero no enmendado.

O’Malley expuso que el fast track generaría un acuerdo que podría hacer bajar los sueldos y eliminar puestos de trabajo en Estados Unidos. Y si hay algo que no necesitamos es eso, señaló.

El apoyo de Clinton a los acuerdos comerciales ha fluctuado al compás del calendario político.

Como esposa de Bill Clinton respaldó el TLCAN negociado por el entonces presidente diciendo a trabajadores sindicalizados de la industria del vestido en 1996 que el acuerdo estaba demostrando su valor. En sus memorias, de 2003, afirmó que el pacto no es popular entre los sindicatos, pero es un objetivo importante del gobierno.

Su respaldo al acuerdo comenzó a mermar durante su etapa de senadora de Nueva York, cuando votó a favor de pactos comerciales con Chile, Singapur, Omán y Marruecos, pero se opuso al Tratado de Libre Comercio Centroamericano.

En un debate presidencial de noviembre de 2007, Clinton describió el TLCAN como un error y planteó que había que hacer una pausa y revaluar ese tipo de acuerdos.

Fue así que se opuso a los pactos que estaban siendo negociados con Corea del Sur, Colombia y Panamá. En julio de 2011, no obstante, como secretaria de Estado, describió esas negociaciones como vitales para nuestra recuperación económica.

El comercio es un tema muy divisivo, sostuvo por entonces, pero si se hacen las cosas bien, genera empleos.

Por esa época expresó en numerosas ocasiones su apoyo al pacto Transpacífico, diciendo que le gustaría acelerar las negociaciones hasta donde sea posible y afirmando que el acuerdo contiene fuertes protecciones para los trabajadores y el medio ambiente.

Ahora, como candidata, no se muestra tan entusiasta.