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Ver día anteriorMartes 21 de abril de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciencia para crecer o pararse el cuello
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l pasado 13 de abril el gobierno de la República fijó su postura sobre el papel que desempeñan la ciencia, la tecnología y la innovación en el desarrollo de nuestro país. En la ceremonia en la que se entregaron los Premios de la Academia Mexicana de Ciencias, el presidente Enrique Peña Nieto reconoció que las naciones que han impulsado estas tareas son las que ofrecen mayor calidad de vida a su población, y enfatizó el aumento que ha tenido la inversión en estas áreas en México, la cual creció 36 por ciento en términos reales entre 2012 y 2015. Reiteró que la meta que se ha fijado su gobierno es alcanzar uno por ciento del producto interno bruto (PIB) al final de su administración. Por su parte, el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, señaló que la inversión creciente en estas áreas debe ser una política de Estado más allá de los retos coyunturales.

Pero lo que para algunos puede ser una señal positiva, que indica la elección de una estrategia en la que puede apoyarse la construcción del presente y el futuro de nuestro país, para otros es una señal ominosa, pues el crecimiento de la inversión señalada por el mandatario y explicada detalladamente en esa misma ocasión por el secretario de Hacienda sería un ejemplo de cómo los políticos se paran el cuello sin preocuparse de ofrecer resultados y caen en la tentación de aumentar el gasto para congraciarse con algún grupo u otro de la sociedad, como afirma Sergio Sarmiento en un artículo publicado el pasado miércoles en el diario Reforma.

Sarmiento dice que el presidente aprovechó la ceremonia citada para hacer la promesa a la comunidad científica de aumentar la inversión uno por ciento del PIB al final de su gobierno, sin que nadie se preocupe por saber qué presupuestos se van a recortar para alcanzar esa cifra. Debemos entender entonces que Peña Nieto lo hizo con la finalidad de pararse el cuello frente a un sector social –el cual, aparte de su autoridad moral e intelectual, no tiene la fuerza política de un sindicato de petroleros, maestros o la de las organizaciones empresariales.

Francamente no entiendo de dónde obtuvo Sarmiento la información sobre lo que ocurrió en la ceremonia a la que alude. Lo que ahí se dijo no constituye un sustento apropiado para el análisis que hace, pues en esa ocasión se dieron a conocer resultados y avances importantes de los que el articulista ni siquiera se enteró u omitió deliberadamente. Curiosamente, fueron el propio presidente y el secretario de Hacienda quienes los subrayaron. Por ejemplo, Peña Nieto informó que México ya está generando conocimiento en áreas como la mitigación del cambio climático, el desarrollo urbano inteligente, la manufactura de alta tecnología y el consumo sustentable de agua y energía.

En el mismo sentido, Luis Videgaray dio a conocer algunas cifras importantes, por ejemplo, en el área de formación de capital humano, actualmente en México egresan cada año 90 mil jóvenes de las carreras de ingeniería (industriales, mecánicas, eléctricas y tecnológicas), cifra superior a la de cualquier país de Europa y América Latina, incluido Brasil. También que 16.3 por ciento de nuestras exportaciones son de alto contenido tecnológico de acuerdo con el Banco Mundial, proporción significativamente superior a la de Chile, Brasil, Canadá e incluso Alemania. Esto quiere decir que hoy la ciencia, la tecnología y la innovación son para México una realidad, dijo el secretario de Hacienda. O sea que nadie se paró el cuello sin mostrar resultados.

Quiero aclarar que no es mi intención defender al gobierno, pero reconozco de inmediato cuando se hacen señalamientos que buscan limitar el crecimiento del gasto en ciencia, cuya magnitud actual es el resultado de un gran esfuerzo, y aún estamos por debajo de lo que requiere el tamaño de una economía como la nuestra.

Adicionalmente ya está más que claro que el objetivo de uno por ciento del PIB no dependerá exclusivamente del gasto del gobierno federal, como supone Sarmiento, sino además, de la inversión que realice el sector privado, así que no se tendrá que recortar en algunas partes el presupuesto federal para dárselo a la ciencia. Lo que se tendrá que hacer es mantener una tendencia creciente del gasto en ciencia y tecnología, como señaló Videgaray Caso, y estimular una mayor inversión por parte del sector privado para lograr esa meta.

Vale la pena preguntarse si algunos funcionarios del actual gobierno tienen una genuina convicción sobre la importancia que tiene la ciencia para el desarrollo de México, o solamente tratan de pararse el cuello. Creo que vale la pena que Sarmiento nos diga si sostiene sus afirmaciones luego de atender lo que dijo en esa ocasión el secretario de Hacienda: Un país que invierte en ciencia es un país que cree en el valor del pensamiento científico, del pensamiento crítico, del rigor analítico, de las convicciones que se forman a partir de evidencias, y esos son los valores que queremos fomentar y en los que creemos, para tener una mejor democracia, una mejor sociedad y un mejor país.