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Noticias de Sor Juana
C

artas de Lysi, la mecenas de sor Juana Inés de la Cruz, en correspondencia inédita, coeditada por Iberoamericana-Vervuert y Bonilla Artigas Editores, importante hallazgo de dos cartas manuscritas de María Luisa Manrique de Lara y Gonzaga, condesa de Paredes, marquesa de la Laguna, musa y protectora de nuestra monja jerónima, dadas a conocer por Hortensia Calvo y Beatriz Colombi, con su paleografía y versión modernizada, una biografía de la virreina y valiosos comentarios.

Forman parte de la colección denominada Viceregal and Ecclesiastical Mexican Collection (VEMC), del fondo de manuscritos de la Latin American Library (LAL) de la Universidad Tulane, en Nueva Orléans, documentos fechados entre 1534 y 1919.

“Dicho legajo –explican las editoras– pasó a formar parte del acervo en 1936, cuando se adquirió de manos del librero anticuario Charles Heartman, alemán de origen judío, quien por esos años estaba radicado en Nueva Orléans...”, parte de un lote comprado en Inglaterra, adquirido por Tulane a manera de trueque.

Es evidente: hay que –perogrullo– continuar haciendo búsquedas exhaustivas en los diversos archivos, tanto de universidades, como de conventos o de bibliotecas particulares de las familias nobles conectadas con la monja.

Las cartas van dirigidas, la primera y más importante para nosotros, fechada el 30 de diciembre de 1682, a María de Guadalupe de Lencastre y Cárdenas Manrique, duquesa de Aveiro, prima de María Luisa, y a quien Sor Juana dedica uno de sus más bellos romances, catalogado por Méndez Placarte como el 37, donde la califica de Venus del mar lusitano, gran Minerva de Lisboa, alto honor de Portugal, alto asunto de la Fama, etcétera. La segunda, fechada el 29 de julio de 1687, carta más breve con datos concernientes a los condes de Monclova, va dirigida a Vespasiano Gonzaga y Urbino, padre de la marquesa y descendiente de la célebre familia de los Gonzaga de cuyos fastos dieron cuenta los grandes pintores Mantegna y Tiziano, escrita durante el exilio novohispano de los ex virreyes, mientras esperaban ser trasladados a España después de haber sido despojados de su cargo desde 1686, tres meses después del fallecimiento del progenitor de la condesa.

Varias cosas llaman la atención, entre otras, leer en apéndice la lista de la comitiva que acompañó a los marqueses desde España, dos capellanes y 80 criados. Comparo con los séquitos de nuestros actuales gobernantes, por lo menos 200 acompañantes. Claro, México tiene ahora muchos más habitantes que la Nueva España y es sólo una república, no un virreinato.

También anoto un dato curioso: ¡al morir el padre de la virreina le deja en legado y como reliquia un diente de Santa Teresa de Jesús!

Sería útil contar con más espacio para describir con minucia los importantes asuntos tratados en estas cartas, tanto para la historia de la Nueva España como para lo que se refiere a nuestra jerónima. Me contento con citar el párrafo que le concierne y exhortar tanto a sorjuanistas como a interesados en estos temas, a leer este estudio:

Pues otra cosa de gusto que la visita de una monja que hay en San Jerónimo que es rara mujer no la hay. Yo me holgara mucho que tú la conocieras pues creo habías de gustar mucho de hablar con ella porque en todas ciencias es muy particular ésta. Habiéndose criado en un pueblo de cuatro malas casas de indios trujéronla aquí y pasmaba a todos los que la oían porque el ingenio es grande. Y ella, queriendo huir los riesgos del mundo, se entró en las carmelitas donde no pudo, por su falta de salud, profesar con que pasó a San Jerónimo. Hase aplicado mucho a las ciencias pero sin haberlas estudiado con su razón. Recién venida, que sería de catorce años, dejaba aturdidos a todos, el señor don fray Payo de Rivera decía que en su entender era ciencia sobrenatural. Yo suelo ir allá algunas veces que es muy buen rato y gastamos muchas en hablar de ti porque te tiene grandísimo inclinación por las noticias con que hasta ese gusto yo ese día.

Twitter: @margo_glantz