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El MAM exhibe 67 fotografías originales de los artistas como pareja en México

Dimensionan la reciprocidad amorosa, iconográfica y estética de Modotti-Weston

Vivieron una intensa pasión que duró tres años, señaló Sylvia Navarrete, directora del museo

Foto
Hombre con madero, 1928, trabajo de Tina Modotti incluido en la exposición que reúne también fotografías de Edward Weston, alojada en el Museo de Arte ModernoFoto cortesía del MAM
 
Periódico La Jornada
Viernes 3 de abril de 2015, p. 4

Integrada por 67 fotografías originales, la exposición Fascinación: Modotti-Weston, que se puede visitar en el Museo de Arte Moderno (MAM), permite apreciar el trabajo de los reconocidos fotógrafos durante su estancia en México como pareja, así como el influjo mutuo, en términos no sólo amorosos, sino iconográficos y estéticos.

Tú fuiste la única guía e influencia vital que me inició en este trabajo, que no es nada más un medio de vida, sino un trabajo al que he llegado a querer con verdadera pasión (...) Bendito sea el día en que sentimos que teníamos algo que darnos, expresa Tina Modotti (1896-1942) en una de sus cartas a Edward Weston (1886-1958), a lo que él responde: Lo que me has dado en belleza y finura es parte permanente de mí y me acompañará a donde la vida me lleve; mi amor es tuyo por siempre.

De acuerdo con Sylvia Navarrete, directora del MAM y curadora de la muestra, la relación afectiva entre Weston y Modotti se inició en Los Ángeles, en 1921. Entonces, él estaba casado y ya poseía fama de retratista.

Modotti, 10 años menor que Weston, incursionó con éxito como modista, actriz de teatro y de cine mudo, gracias a su extraordinaria belleza.

Los dos urdieron venir a México en 1923 para escapar de Estados Unidos y vivir bajo el mismo techo, pues en aquella época eran muy mal vistas las relaciones extramaritales. Los acompañó en su viaje el hijo adolescente de Weston, y Tina llegó como asistente de Edward.

Musa de un eterno indeciso

Modotti comenzó su carrera fotográfica aquí. Transitó de una fotografía poética a captar imágenes con una visión más comprometida socialmente, que retratan la realidad de un México posrevolucionario; mientras, Weston cambió aquí completamente su estética fotográfica.

Tina fue modelo, musa, pupila y asistente de Weston, mientras Modotti facilitó, con su magnética presencia, la incorporación de éste al efervescente mundo cultural del llamado renacimiento posrevolucionario.

Weston, apuntó Navarrete, es el eterno indeciso, el perpetuo insatisfecho, dividido entre la nostalgia de sus hijos y el arrastre de Tina. Crispado por el amor-odio a México, pondera acerca del futuro y se obsesiona por la precariedad económica. Mientras, curtida por el destierro, Modotti se adapta al entorno. Modotti y Weston vivieron una intensa pasión que duró tres años y que floreció en un afuera: México.

Retratos y desnudos

La muestra reúne 67 fotografías originales, 35 de Weston y 29 de Modotti, tomadas entre 1923 y 1926, entre retratos, desnudos y objetos cotidianos y artesanales, así como una serie titulada Naturaleza muerta.

Algunas de ellas fueron por encargo de la antropóloga mexicana Anita Brenner (1905-1974), para integrarlas a su libro Ídolos tras los altares, explica la investigadora Sofía Neri a La Jornada.

Además de las fotografías hoy icónicas del rostro de Tina Modotti y Nahui Ollin, se encuentran tres singulares imágenes tomadas por un fotógrafo anónimo, señala Neri.

Se trata de tres fotografías que Modotti y Weston se tomaron en un estudio, una especie de parodia o broma, como si fueran un matrimonio tradicional, formal y establecido, aunque ellos jamás se casaron.

La exposición Fascinación: Modotti-Weston, en el Museo de Arte Moderno (Paseo de la Reforma y Gandhi, Bosque de Chapultepec), terminará el 3 de mayo.