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Ver día anteriorMartes 24 de marzo de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Estos empresarios…
N

i modo, los ríos de tinta deben continuar a efecto de que las élites políticas y económicas de este desdichado país oigan mil y mil veces las opiniones de quienes disentimos de ellas.

La mejor definición sobre el carácter del gobierno mexicano, con el PAN en el poder, antes del PAN y nuevamente con el PRI, la hizo el bucéfalo presidente Fox. Nadie olvida: en una entrevista concedida al diario panameño La Prensa, a principios de su gestión, dijo con una convicción de kamikaze que, al igual que lo había hecho en Japón, tenía perfectamente claro que su gobierno era de empresarios, por los empresarios y para los empresarios. Era obvio. Había sido mil veces señalado, pero nunca se había puesto en palabras con tal claridad como lo hizo el ex presidente que anhela ahora ser agricultor de mariguana.

Con un tono difícilmente superable, con mofa y soberbia, Felipe Chao Ebergenyi, vicepresidente de relaciones institucionales de Multivisión (MVS), expresó, desde el poder empresarial: No te equivoques, Carmen: lo grave, muy grave que nos (sic) está pasando es que, una vez más, no puedes aceptar que te equivocaste. La mala gramática, desde luego, no oscurece lo que el empresario quería decir.

Chao fue mucho más claro al poner esta perla sobre la mesa: MVS Radio es responsable de no aceptar ni desafíos ni condiciones. MVS se hace responsable de su libertad de empresa y de contratación, libertades, Carmen, tan valiosas y apreciadas como tu libertad de expresión. Según el empresario, ambas libertades son igualmente valiosas y apreciadas, por tanto, la libertad de empresa debe imponerse sobre la libertad de ex­presión. Lógica empresarial en estado puro: la libertad empresarial es, claramente, más igual, que la libertad de expresión.

Según nos ha explicado Arturo Alcalde Justiniani, el contrato con Carmen Aritegui no es un común y corriente contrato de asalariado. Contiene los términos de una relación en el que se asientan las condiciones mutuamente acordadas. Los lineamientos que MVS Radio está aplicando desde el lunes 16 de marzo a sus empleados modifican unilateralmente las condiciones del contrato y acuerdo firmado el primero de enero de 1999 con la periodista Carmen Aristegui y no son producto de una acción consensuada, según ha dicho Gabriel Sosa Plata, ombudsman de la audiencia de MVS. Según tesis de Sosa Plata, se estarían imponiendo condiciones no contempladas en el acuerdo en lo particular con la periodista y, en lo general, con los conductores, se estaría imponiendo de forma unilateral un conjunto de obligaciones que, a juicio de la defensoría, parece una grave omisión, contraria a la Constitución y diversas leyes.

Es claro que Sosa Plata tuvo en cuenta el asunto de Mexicoleaks al emitir su postura, y que no encuentra en ello motivo para que los periodistas-investigadores del equipo de Aristegui hayan sido despedidos. Tan es así que MVS dejó a un lado este asunto, y en voz de Chao dijo que el motivo de la definitiva violación al contrato con la periodista, fue el ultimato de Aristegui, que así llamó MVS al reclamo enérgico que hizo Carmen por el atropello a sus derechos y los de su equipo de trabajo.

Muchos de quienes vivimos fuera de las élites, estaremos pendientes y apoyaremos a Carmen en el juicio que la conductora pudiera abrir contra MVS. Pero nadie se sorprenderá si las muy poco confiables instituciones de justicia llegan a un fallo adverso a Aristegui, por instrucciones del dios del Olimpo (porque este dios instruye, como nos los repiten todos los días sus secretarios).

Como ha dicho Raúl Trejo Delarbre: El periodismo complaciente no le sirve a nadie, excepto a los que hacen dinero y trafican influencias con él. La función del periodismo en una sociedad abierta es investigar, poner los acontecimientos en su circunstancia, crear contexto y abrir espacios para la deliberación. Eso es lo que ha hecho Carmen, y ahora una combinación de cachos de las élites han privado a una amplísima audiencia de enterarse con verdad de lo que hacen las propias élites. Es una desvergüenza monumental lo que ha estado pasando con el sistema de transparencia: pareciera que todos quieren estar a salvo de las fechorías que se proponen cometer.

El espectro radioeléctrico es una porción del espectro electromagnético y es precisamente en esa porción (3KHz-3000GHz) donde operan las emisoras de radio (AM y FM), las de televisión abierta (por aire) y microondas, de telefonía celular, los sistemas satelitales, los radioaficionados, las comunicaciones vía Internet, los radiomensajes, las comunicaciones de aeronaves, buques, entre otros servicios de telecomunicaciones.

El espectro electromagnético es de la nación; sirve no en primer lugar para que los empresarios de las comunicaciones produzcan ganancias; su uso está al servicio de la sociedad y es obvio que a quienes es preciso mirar con lupa, es a las élites. Eso hacía Carmen. Empresarios y comunicadores deben observar normas que cumplan con ese objetivo.

De otra parte, el derecho a la información es inalienable. Y dada la rapiña oculta con que se conducen las élites, es preciso contar con periodistas-investigadores para conocer la verdad real de lo que acontece. Esto significa que no se trata simplemente de un asunto entre particulares: un tercero de enormes dimensiones –la sociedad– es el centro del asunto.

Carmen hacía investigación y mostraba sus hallazgos. Ahí estaba el mismo espacio para quienes disentían de los mismos.