El cronista Fray Bernardino de Sahagún (Sahagún, España, 1499-México, 1590) refería que en el México prehispánico se decía: Quien comía un tamal que se pegó a la olla, si era hombre nunca bien tiraría en la guerra las flechas, y su mujer nunca pariría bien. Y si era mujer, que nunca bien pariría, que se la pegaría el niño dentro.

En el presente se conservan las consejas populares:

El que nació para tamal del cielo le caen las hojas.

Que no te hagan de chivo los tamales.

Al bebé: Hay que envolverlo como tamalito.

Nada siente más una tamalera que se le siente otra enfrente.

Marco Buenrostro y Cristina Barros refieren el secreto de Beatriz Ramírez para lograr buenos tamales: hacerlos con cariño, de buen humor, sin prisa y vigilando que no haya niños que lloren alrededor, pues su llanto impide que se cuezan los tamales. (La Jornada, 29/1/02).