Opinión
Ver día anteriorLunes 12 de enero de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Toros
El Conde nos congeló
E

l toro de La Punta que había regalado Alfredo Ríos El Conde fue un Barrabás que puso la carne en el asador en el helado ruedo de la Plaza México.

Volaba corneando al viento. En la mirada llevaba un presagio de muerte con acentos broncos mugía y llamaba a las vacas de la ganadería. Doblegaba en las embestidas los burladeros y sacudía los tablones que se salían de los goznes. Rasgaba capotes y su matador lo pasó sin picar. A la furia nadie acertaba a plantarle cara. Nadie se oponía a su asesino empuje. Los cabales no lo creíamos, un toro pegajoso, difícil, que buscaba la pelea.

Su presencia aparentemente inofensiva se volvió de muerte al citarlo con la muleta, El Conde, su matador, se encontró con un huracán que lo sacó de madre, de padre y por poco de la plaza. Al segundo pase se le revolvió en un palmo de terreno y lo prendió en la parte posterior del muslo izquierdo y le lanzó un vendaval de cornadas. Al levantarlo las asistencias tenía palidez y la mirada extraviada y la pierna se tiñó de sangre. Ni qué decir del espléndido traje de luces que había estrenado.

El toro de La Punta de encastada embestida disparaba cornadas y en su meceo acometía cualquier movimiento. Un concierto torista ejecutado en la gélida noche. Orgulloso de sus pitones a las nubes quería alcanzar igual que a las cuadrillas paralizadas.

En silencio se quedó la plaza. Mientras, duerme y canta la solea torera al bravísimo toro, ciclón de embestidas aprendidas entre los pinos y los pedregales. Un toro con lo que hay que tener; la muerte enlazada a la torería por la amenazante casta en mirada, piel, barbas y latidos arteriales que hablaban de su emoción torera. Emoción que transmitió a El Conde, quien mató al toro sin alardes ni dramatismos. Los toreros se hacen toreando. Fue mucho toro para un torero con pocas corridas. ¡Ole por los toreros valientes! Su sevillana esposa desde una barrera lo acompañó en el trance.